Venezuela, refugio tradicional de los líderes de ETA desde hace décadas
Venezuela es, desde hace años, el refugio de líderes de ETA. Allí buscó protección el sanguinario José Ignacio de Juana Chaos, que entre junio de 1985 y julio de 1986 participó en seis atentados mortales que sesgaron la vida de 25 personas. Por estos crímenes, el histórico miembro del comando Madrid cumplió apenas dos décadas de cárcel de los más de 3.000 años de prisión a los que había sido condenado. Menos de un año por víctima mortal.
A De Juana Chaos se le ubicó por primera en Venezuela en 2014, en una casa en la avenida General Nicolás Rolando, en Nueva Barcelona, ciudad al noreste del país caribeño en la que nació su hijo, fruto de su relación con Irati Aranzabal. A los tres se les fotografió disfrutando de una vida al margen de la Justicia española, paseando por un centro comercial, mirando escaparates. Por aquel entonces, el líder terrorista regentaba un negocio de hostelería: el restaurante Matalaz, que tomaba su nombre del comando de ETA detenido en 1991 cuando se disponía asesinar a un policía en Baracaldo.
Un año después, en 2015, De Juana Chaos cambió de ubicación. Se instaló en Chichiriviche, donde abrió una licorería. Ese mismo año España pidió su extradición. Sin embargo, el sanguinario líder del comando Madrid es todavía a día de hoy uno de los etarras cuyo paradero se desconoce, figurando en la lista de los fugitivos más buscados por la Guardia Civil y la Policía Nacional. Nunca ha pagado los ocho millones de euros que adeuda como indemnización a los familiares de las 25 personas a las que asesinó.
Paraíso de etarras
De Juana Chaos salió del centro penitenciario de Aranjuez en agosto de 2008 tras protagonizar una huelga de hambre con la que chantajeó en 2006 al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para conseguir la libertad, así como para protestar contra la decisión de la Audiencia Nacional de procesarle por la publicación de dos artículos en el diario Gara en los que amenazaba a políticos, jueces y funcionarios de prisiones. Por ello, el etarra fue condenado a doce años de cárcel, pena que el Tribunal Supremo rebajó a tres años.
Tres meses después de su puesta en libertad, en noviembre de aquel mismo año, la Audiencia Nacional ordenó detenerle de nuevo como autor de un delito de enaltecimiento del terrorismo. Pero De Juana ya había huido de España.
Se instaló en Irlanda, para después buscar refugio en Venezuela, donde se le ubicó tanto en 2014 como en 2015 al abrigo de un régimen cuya colaboración con las autoridades españolas dista de ser la idónea, tal y como deja patente que, entre los años 2000 y 2010, el país caribeño denegara más de una veintena de peticiones de entrega procedentes de España, siete de ellas de personas vinculadas a ETA.
De Juana Chaos no es el único terrorista fugado a Venezuela. El régimen chavista ha otorgado protección a etarras como José Luis Eciolaza Galán, alias Dienteputo, un antiguo dirigente que huyó en los años 90 con seis asesinatos a sus espaldas. También a Arturo Cubillas, acusado de organizar entrenamientos conjuntos de las FARC y ETA, y que en la actualidad colabora con el Gobierno de Nicolás Maduro, que se ha convertido en el régimen más seguro para los etarras prófugos.