La tierna carta de un joven víctima de abusos que ayudó a la policía a atrapar a su pederasta

“Hoy hemos hecho un buen trabajo y espero que no vuelva a suceder lo acontecido con O.” “Habéis salvado a todos los menores de edad que podrían haber sido violados por él” Daniel, como un miembro más del equipo policial que investigaba su caso agradecía con estas palabras el trabajo de los policías de la Jefatura Superior de Madrid. Su historia rebosa humanidad y ternura.

Sólo hacía unas semanas que un sujeto, fisioterapeuta de profesión, español de nacionalidad y de 56 años, le abordó en un parque aprovechándose de su discapacidad para convencerle de que le acompañara a su casa y a excursiones en las afueras de Madrid. “Hola, soy O. y conozco a tu padre, ¿te vienes?”, le espetó el repugnante individuo. Y los abusos y tocamientos sucedieron durante días mientras Daniel contaba a sus padres que durante esas horas estaba con sus amigos y no con ese desconocido. “Esto es un secreto entre ambos”, le decía, pero Daniel comenzó a tener conciencia de los hechos y de que ese hombre no tenía relación alguna con su familia.

Lo primero que hizo Daniel fue comentarle los hechos a su familia, comprendiendo y asumiendo lo que pasaba. Fue su primer acto de valentía, el siguiente fue ayudar a los policías nacionales de la Unidad de Familia y Mujer de Madrid a tenderle una trampa al presunto pederasta. Los investigadores no conseguían dar con él, y el tiempo apremiaba si querían evitar más víctimas. Finalmente, Daniel en connivencia con los agentes se citó de nuevo con el pederasta en las calles de Madrid y allí mismo le detuvieron. Durante días Daniel colaboró con el dispositivo y los policías le hicieron sentirse parte de su trabajo.

Una vez puesto fuera de circulación el presunto pederasta Daniel demostró de nuevo su valor y humanidad enviando una carta de agradecimiento a los agentes que supieron llevar a cabo la operación con un cariño y humanidad fuera de lo común. Una carta que partiendo de un hecho criminal y repugnante, acaba siendo una llamada a la esperanza porque todavía quedan personas como Daniel, su familia, los testigos que ayudaron en la investigación y los policías que resolvieron el caso. La pueden leer aquí, en OKDIARIO.