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Tezanos justifica su ridículo en el CIS el 4M: «La caída del PSOE fue en los cuatro últimos días»

Evita dimitir, dice que no es un "adivino" y pide que cesen las "descalificaciones" hacia él

Sánchez subvencionó con 17.544 € la revista de Tezanos donde llamó tabernarios a los votantes de Ayuso

El presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), José Félix Tezanos, no sólo evita hacer autocrítica del sectarismo ideológico con que maneja el organismo estatal de sondeos, lo que llevó al más absoluto ridículo en las dos encuestas publicadas sobre las elecciones a la Comunidad de Madrid, sino que se enroca en el puesto con peregrinos argumentos e incluso se hace la víctima pese a ocupar una responsabilidad pública (con rango de director general).

A través de un artículo publicado este sábado en el diario El País, con el título El CIS y los límites de las predicciones electorales, el sociólogo de cabecera de Pedro Sánchez justifica su fracaso en la predicción afirmando que «la caída del PSOE» se produjo en «los tres o cuatro últimos días» y no puede ser detectada por sus estudios.

Cabe recordar que el último sondeo del CIS antes del 4M, el conocido como flash y publicado en plena campaña electoral el 22 de abril, daba ventaja al bloque de la izquierda frente al de la derecha y otorgaba al PSOE entre 34 y 36 escaños, nada menos que entre diez y doce diputados más de los obtenidos en las urnas (24). Esos diez escaños de error fueron precisamente los que Tezanos, afiliado al PSOE durante décadas, quitó al PP de Isabel Díaz Ayuso en dicho sondeo flash (le dio 54-56 escaños cuando los populares alcanzaron 65 en los comicios). El ex miembro de la Ejecutiva de Pedro Sánchez quiso de esta manera contribuir a la campaña de movilización de la izquierda que perpetró Moncloa.

Además, en la comparación con las encuestas privadas publicadas en la antesala de estas elecciones, Tezanos también sale mal parado con sus sondeos, en tanto fueron los que más se alejaron de la realidad. Sin  embargo, pese a ello, el director del CIS evita dimitir, sostiene que no es un «adivino» e incluso pasa al ataque contra la opinión pública, pidiendo que cesen las «descalificaciones» hacia él.

«Ad hominen»

«Ante fallos predictivos como los que han tenido lugar en las recientes elecciones de Madrid, lo que conviene es abordar un debate riguroso, objetivo y desprejuiciado, sin descalificaciones ad hominem», señala en el artículo publicado en el diario de Prisa once días después de las elecciones autonómicas del 4 de mayo.

Buscando únicamente su consuelo, Tezanos llega a decir que en el primer sondeo preelectoral (5 de abril) acertó el número de diputados de Unidas Podemos y de Ciudadanos y que en el segundo predijo correctamente los escaños de Más Madrid y de Vox. Como si eso justificara el sueldo público que recibe y su continuidad al frente del CIS, donde fue puesto por Sánchez en contra de la neutralidad política que exige el cargo. Antes de la jornada electoral, también publicó un artículo en la revista Temas calificando de «tabernarios» a los votantes de Ayuso.

«En contraste con estos aciertos, es evidente que nuestras encuestas no detectaron la caída del PSOE, posiblemente porque se produjo básicamente en los tres o cuatro últimos días», sostiene sobre los resultados de los socialistas, que se quedaron con un 16,85% de los votos y 24 escaños después de que el CIS les atribuyera un 25,3% y 38 diputados y luego un 23,4% y entre 34 y 36 diputados.

«Fetichizadas»

Asimismo, el presidente del CIS, afiliado desde los años 70 al PSOE y en cuya Ejecutiva Federal fue secretario de Estudios y Programas entre 2017 y 2018, subraya en el artículo que no es un «adivino» ni pretende que el CIS sea una «institución adivinadora».

«Quienes estamos al frente del CIS somos científicos sociales, comprometidos con los métodos, y con el ethos propio de la Ciencia», asegura Tezanos, en realidad comprometido con el PSOE como militante de carné. Además, esgrime que las encuestas sociológicas, «incluso las más rigurosas y mejor ejecutadas», operan con «amplios márgenes de error», por lo que «no deben ser fetichizadas ni petrificadas».