Sanidad admite que el rastreo de cepas está en fase de «implementación» tras 5 meses exigiéndolo la UE
La UE exigió hace cinco meses el seguimiento detallado del avance de las nuevas cepas del Covid en todos los Estados miembros. No sólo pidió la constatación en los hospitales de la evidencia de los contagiados, sino un estudio mucho más profundo: una «secuenciación» del avance de las cepas para poder cortarles el paso y no asumir la evidencia de su mayor peligrosidad. Cinco meses después, un informe de Sanidad recién elaborado concluye que el estudio español sigue en “proceso de implementación” y que sus datos carecen de un gran rotundidad porque son aún “preliminares”.
El texto del informe no deja mucho lugar a interpretaciones: “El número de casos secuenciados depende en gran medida de la capacidad de secuenciación de cada una de ellas por lo que no representan la prevalencia en las distintas regiones”. Es más, “la integración de la secuenciación en la vigilancia epidemiológica con muestreos poblacionales aleatorios está en proceso de implementación”. Traducido: sin finalizar. Por lo que “los resultados aún son preliminares” y, por ello, “no se muestran en este informe”.
El Ministerio del Gobierno de Pedro Sánchez ha intentado paliar esta secuenciación con otro sistema: “De forma paralela se ha establecido un sistema de cribado para poder estimar la prevalencia de las distintas variantes en España”. El sistema, de hecho, «está aportando una información muy valiosa», pero, pese a todo, de nuevo, el informe de Sanidad asume las limitaciones: “Aún no permite conocer con precisión la prevalencia general, cuya estimación se realizará en breve con los datos de los muestreos aleatorios secuenciados”.
Cinco meses. Casi medio año de espera. Y todo ello, pese a las exigencias de la UE, y de los propios partidos de la oposición. El PSOE y Podemos, de hecho, se negaron a hacer estudios de las nuevas cepas de Covid hace ya tiempo. Era cuando Fernando Simón devaluaba la gravedad de las variantes del virus -para una semana después tener que admitir que acabarían siendo “mayoritaria”-.
Exigencias de la UE
La UE tuvo que recalcar su exigencia en enero del presente año: pidió una atención y seguimiento constante de las nuevas cepas. La Comisión Europea ha exigido desde el inicio a los Estados miembros el “ensayo y secuenciación del genoma”. Para ello, “los estados miembros deberían actualizar sus estrategias de pruebas de detección para tener en cuenta las nuevas variantes y ampliar el uso de pruebas rápidas de antígenos”, reclamó la UE en diversas ocasiones.
Es más, Europa destacó que “los estados miembros deberían aumentar urgentemente la secuenciación del genoma al menos al 5% -y, preferiblemente, al 10%- de los resultados positivos de las pruebas. En la actualidad, muchos estados miembros están efectuando pruebas en menos del 1% de las muestras, lo cual no es suficiente para identificar la progresión de las variantes o detectar otras nuevas”.
Y todo ello, por la enorme preocupación existente en la UE por las variantes del coronavirus: justo el mensaje contrario al lanzado nada más comenzar el año por el director del Centro de Alertas del Gobierno de España, Fernando Simón, quien devaluó la gravedad de las variantes del virus detectadas en las cepas británica, brasileña y sudafricana. Simón afirmó entonces que el avance de esas cepas era «marginal». Una semana después, de hecho, el portavoz científico de Pedro Sánchez tuvo que corregir diametralmente su versión y reconocer que alguna de estas cepas llegará a ser “mayoritaria”, justo el criterio contrario.
La UE, además, reclamó “acelerar el despliegue de la vacunación en toda la UE. En marzo de 2021, al menos el 80% de las personas mayores de 80 años y el 80% de los profesionales sanitarios y de asistencia social de cada Estado miembro deberían estar vacunados. En verano de 2021, los Estados miembros deberían haber vacunado al 70% de la población adulta”.
Hay que recordar igualmente que el PSOE y Podemos consideraron ya en noviembre una pérdida de tiempo el desarrollo de un estudio sobre las nuevas cepas del virus cuando se lo exigieron Vox y PP. La propuesta llegó al Congreso de los Diputados el 11 de noviembre. Aún no habían saltado a las portadas de los periódicos ni la variante británica, ni la sudafricana, ni la brasileña.
Pero los científicos sí estaban ya preocupados por las distintas cepas del Covid. La proposición no de ley fue impulsada por Vox. En concreto, por sus diputados Macarena Olona y Juan Luis Steegmann. El PP se sumó a la iniciativa. El contenido no era otro que pedir el respaldo al Parlamento para exigir al Gobierno la realización de todo un estudio de seguimiento de las distintas cepas del virus ante la evidencia de que uno de los graves problemas que podían surgir con el Covid es su mutación. Y la petición logró el rechazo de los dos mismos partidos en el Gobierno que no han tenido celeridad en clausurar o incrementar los controles a tiempo de los vuelos procedentes de los países origen de las nuevas cepas.
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