CAOS SANITARIO

Sanidad admite denuncias ‘fake’ de daños colaterales producidos por las vacunas del Covid

variantes coronavirus
La ministra de Sanidad, Carolina Darias. Foto: EP
Carlos Cuesta

El sistema de recopilación de “reacciones adversas” de las vacunas en España es un coladero. OKDIARIO ha comprobado cómo el sistema informático comandado por el Ministerio de Sanidad permite registrarse e incluso obtener un certificado de la notificación de supuestos daños producidos por las vacunas contra el COVID sin el más mínimo control y pese a haber usado un nombre falso, dirección falsa, mail falso y hasta edades, estaturas y pesos difícilmente verosímiles. Pese a todo ello, este diario ha registrado una denuncia por haberse generado una situación de “peligro para la vida” por los supuestos efectos adversos de las vacunas contra el coronavirus y el sistema ha asignado, efectivamente, un número oficial a la denuncia.

OKDIARIO recibió la advertencia de científicos de que parte de las notificaciones de daños colaterales por las vacunas no tenía la más mínima comprobación. Este diario ha certificado esa acusación y comprobado que, efectivamente, el sistema de denuncias, permite registrar como efecto adverso de las vacunas del COVID datos sin ninguna comprobación, no ya del fondo de los efectos generados -cosa que tendría lógica por la imposibilidad de confirmar todo al instante- sino de la propia identidad de los denunciantes.

La inmensa mayoría de sistemas informáticos y aplicaciones discriminan a los consumidores o usuarios reales de los falsos por medio de sistemas de coherencia en los datos. De este modo, si la identidad es imposible, o los datos de la dirección y el código postal del usuario no cuadran, o el mail es inexistente, por poner algunos ejemplos, la propia web bloquea la operación.

Pues bien, en el caso de una cuestión tan relevante y polémica como han sido los supuestos efectos adversos de las vacunas, lo cierto es que el sistema español se puede llenar de denuncias falsas y el Ministerio las recoge y les asigna un número oficial de “notificación de ciudadano de reacciones adversas a medicamentos” sin hacer nada por verificar la identidad real del denunciante.

El sistema español se puede llenar de denuncias falsas con un número oficial asignado por el Ministerio de Sanidad

OKDIARIO ha completado el proceso de denuncia. Lo ha hecho registrando una notificación fake de daño por las vacunas del COVID. El nombre al que ha registrado ese hecho de notable gravedad es el de Spiderman Batman Ironman. Un nombre un tanto increíble como para darle credibilidad. El daño fake generado por la vacuna tampoco debería haber contribuido a la parsimonia y la relajación de los controles: “Ha puesto en peligro su vida”, reza la notificación inscrita en el sistema oficial.

El firmante, además, resulta un tanto complejo de creer más allá del nombre: tiene una edad de 110 años, una estatura de 110 cm y un peso de 150 kg. Es más, según la denuncia de reacción adversa por la vacuna del COVID, el paciente no se ha recuperado, por lo que, en teoría, el peligro para la vida notificado, continúa. Para colmo, el afectado vive teóricamente en la Calle Súper y su mail (falso) es [email protected].

Y, pese a todo ello, la notificación ha logrado un número de referencia oficial: la NR56166, quedando registrada en el sistema y pudiendo, por lo tanto, ser usada para influir en la decisión de los ciudadanos de vacunarse o no.

«No cumple con su función»

Es más, al contar con una notificación oficial, figurando, al menos temporalmente y hasta posterior confirmación o rechazo, como un fallo potencial en las vacunas contra el Covid, algo que puede desorientar a los investigadores que luchan por seguir mejorando los sistema de combate al Covid.

La comunidad científica no da crédito a un sistema de estas características. “Está claro que es prioritario tener un sistema que pueda recoger todos los efectos adversos sin discriminar por la credibilidad, hasta poder confirmar que el daño es real. Pero, lo cierto, es que este sistema no cumple con esa función, sino con la de abrir la puerta a una lluvia de notificaciones falsas y sin control, al carecer del más mínimo esquema de confirmación de la veracidad de la identidad del denunciante”, señala un científico que ha preferido permanecer en el anonimato.

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