España

Sánchez cumple con la tradición del PSOE: el candidato del aparato pierde ante el de la militancia

Los candidatos del conocido como ‘aparato’ del PSOE nunca ganan. Unos lo llaman ‘vieja política’, mientras que otros «primarias». La división entre el ‘aparato’ y sus bases se acrecienta con el voto oculto y la moda de dar ‘un golpe al sistema’.

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, forma parte, desde este domingo, de una lista de nombres que obtuvieron en su día un gran respaldo por los principales dirigentes del partido pero no de la militancia como Joaquín Almunia o José Bono.

Susana Díaz apareció el día de su presentación como candidata a las primarias socialistas respaldada por los principales ‘barones’ y la ‘vieja guardia’ del partido. Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero, Alfonso Guerra, José Bono o Alfredo Pérez Rubalcaba formaron parte de ese gran elenco. El reelegido Pedro Sánchez aprovechó esa imagen para hacerla pedazos en sus mítines y contra todo pronóstico su relato resultó ganador este domingo con más del 10% de los votos.

Desde la candidatura de Díaz evitan hacer análisis en caliente pero sostienen que el relato fabricado por su máximo rival caló entre las bases como las consultas dirigidas de Podemos haciendo mella en el partido e, incluso, su ‘pasokización’ si aguantan y Mariano Rajoy no adelanta las elecciones.

Borrell frente a Almunia

La historia socialista cuenta con varias caídas del candidato del ‘aparato’ como la de Joaquín Almunia en 1998. La sorpresa en Ferraz fue mayúscula cuando vieron salir indemne de la batalla a Josep Borrell. Aunque la alegría le duró 13 meses, el candidato se impuso contra todo pronóstico (21.394 votos más que Almunia). Según el escrutinio final, Borrell logró 114.254 votos (el 54,99%), y Almunia cosechó 92.860 (el 44,67%) con 507 votos en blanco y 207 nulos.

La sucesión de Felipe González dejó en herencia el Gobierno a José María Aznar y un partido maltrecho y abotargado a Joaquín Almunia, elegido como sucesor al frente de la secretaría general. Gestor eficaz, Almunia carecía del carisma necesario para recuperar al PSOE del desgaste de más dos décadas en La Moncloa y cosechó como cabeza de cartel los peores -con el permiso de Pedro Sánchez- resultados electorales de la Historia del partido socialista. Eso fue en el año 2000.

El ‘aparato’ no perdonó la jugada y en menos de un año se filtró una investigación por fraude fiscal a dos ex colaboradores del ex ministro de Hacienda. Harto de conspiraciones, Borrell tiró la toalla, Almunia se puso al frente de un Gobierno de Salvación del PSOE y, poco después, Aznar se hacía con la mayoría absoluta.

Zapatero frente a Bono

El desastre de Almunia se intentó paliar con un congreso en el verano de 2000 en el que José Bono, presidente indiscutible de Castilla-La Mancha, partía con el aval del sector oficial, era el favorito pese a que se le situaba en el ala más ala derecha del partido y la contestación interna era más que un clamor. Enfrente sólo tenía a una débil Matilde Fernandez y a un polémica Rosa Díez.

El joven diputado de 39 años José Luis Rodriguez Zapatero surgió de la desesperación, una vez más, de las bases del partido y de la aún entonces influencia del guerrismo. El diputado leones era un perfecto desconocido, pero Bono era otra garantía de derrota electoral.

El ex presidente del Congreso perdió frente al ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero con el 41,69% de los votos. Todo un duelo de ‘titanes’ que se dirimió en el 35 Congreso del PSOE por tan sólo 9 votos en otras primarias a cara de perro. Bono era el candidato del ‘aparato’ y salió derrotado por la mínima. El candidato de la militancia, más a la izquierda, se imponía llamando a nuevos tiempos para el PSOE. Por entonces, su lema era «el cambio tranquilo».

La excepción a esta norma la rompió el ex vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba frente a la ex ministra Carme Chacón. El candidato partió en esas primarias como favorito de Ferraz y se impusó a la catalana por 22 votos. La catalana, sin embargo, dio un paso atrás y se reservó para la siguiente oportunidad, en la que prácticamente tuvo la misma suerte. La ‘ahijada’ de Zapatero no pudo con el aparato.Rubalcaba se hizo con el control del partido en el momento en que el PSOE estaba más alejado del poder en su historia, sin contar con los dos últimos resultados electorales de Sánchez.

El futuro de Sánchez

El resultado no tan ajustado de Sánchez vuelve a dar la razón a la militancia frente al candidato que más apoyos de Ferraz recibe. Una victoria que de nuevo y contra todo pronóstico los socialistas deberán de gestionar para no quedarse en la irrelevancia de la izquierda, frente a Podemos. Es a partir de ahora cuando los socialistas tienen que decidir su papel.

En el entorno de Sánchez llevan días asegurando que con él los barones no tienen nada que temer, que no piensa poner en peligro sus gobiernos autonómicos y él mismo ha prometido que no promoverá «movimientos desestabilizadores» en sus federaciones.

Sin embargo, está por ver la traslación que se produce del resultado de hoy a los congresos regionales que habrán de celebrase entre julio y septiembre y parece difícil imaginar que referentes del ‘sanchismo’, como Adriana Lastra en Asturias o José Luis Ábalos en Valencia, no presenten batalla contra Javier Fernández y Ximo Puig.

En el grupo parlamentario, lo que es seguro es que no seguirá Antonio Hernando de portavoz, después de haber anunciado él mismo esta noche su dimisión inmediata. Aunque no estaba previsto que los cambios en el grupo se produjeran hasta después del 39 Congreso Federal del 17 y 18 de junio, ya que es la nueva ejecutiva la que designa a la dirección del grupo, la decisión de Hernando podría precipitarlo todo.

El próximo paso para Sánchez es ganar ese cónclave, con la mayor holgura posible, para poder defender su posición política y consolidar su nuevo liderazgo. De lo contrario, supondría tener a un secretario general atado de pies y manos con el proyecto y equipo impuestos por sus adversarios.

Aunque la cabeza de Sánchez podría estar en manos de Mariano Rajoy si éste decide convocar de manera anticipada las elecciones. Con un PSOE débil y en proceso de regeneración, los populares partirían con ventaja para revalidar el Gobierno. Pedro no aguantaría un tercer hundimiento en las urnas.