España
FELIE VI APELA AL ORGULLO NACIONAL

El Rey avisa a los secesionistas que deben gobernar «respetando los derechos de los demás»

  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Tres días después de las elecciones del 21-D, el Rey ha aprovechado su tradicional discurso navideño para advertir a los dirigentes catalanes de que su actuación debe estar guiada por el respeto a la vida en común de todos los españoles. [Vea el discurso íntegro]

«España es hoy una democracia madura, donde cualquier ciudadano
puede pensar, defender y contrastar, libre y democráticamente,
sus opiniones y sus ideas; pero no imponer las ideas propias frente
a los derechos de los demás», ha dicho don Felipe en su mensaje, grabado en su despacho en el Palacio de La Zarzuela.

En este contexto, el jefe del Estado ha destacado que el respeto a los principios y valores del Estado de Derecho es «imprescindible para garantizar una convivencia que asegure ‘la libertad, la igualdad, la justicia y
el pluralismo político’, tal y como señala nuestra Constitución».  «Porque cuando estos principios básicos se quiebran, la convivencia primero se deteriora y luego se hace inviable».

La idea de la convivencia ha vertebrado así la parte central del mensaje, en el que don Felipe se ha referido a 2017 como «un año difícil para nuestra vida en común», en referencia soslayada al referéndum ilegal del 1 de octubre.

«Que las ideas no separen a las familias»

Al contrario de lo que ocurrió el año pasado, cuando no hizo mención expresa a Cataluña, esta vez el monarca sí se ha ocupado directamente de la situación que se abre en la comunidad tras los comicios del pasado jueves y ha fijado las tareas urgentes de los nuevos representantes políticos. Así, y con la vista puesta en la enorme polaridad de una sociedad partida en dos, Felipe VI ha considerado que la prioridad debe ser «afrontar los problemas que afectan a todos los catalanes, respetando la pluralidad y pensando con responsabilidad en el bien común de todos».

«El camino no puede llevar de nuevo al enfrentamiento o a la exclusión, que –como sabemos ya– solo generan discordia, incertidumbre, desánimo y empobrecimiento moral, cívico y –por supuesto– económico de toda una sociedad», ha insistido.

El monarca ha apelado a los gobernantes catalanes a coser la evidente fractura provocada por la deriva secesionista y les ha instado a recorrer el camino que «debe conducir a que la convivencia en el seno de la sociedad catalana –tan diversa y plural como es– recupere la serenidad, la estabilidad y el respeto mutuo; de manera que las ideas no distancien ni separen a las familias y a los amigos».

Más allá de la quiebra social, el Rey ha llamado también a reconsiderar las graves consecuencias de la sinrazón separatista y, con la vista puesta ya en el futuro, a recuperar el peso de Cataluña en la escena nacional e internacional.

En este sentido, ha fijado como objetivo que «renazca la confianza, el prestigio y la mejor imagen de Cataluña» y ha destacado los «valores» que han caracterizado a la sociedad catalana «en su propia personalidad» y, ha dicho, «le han dado los mejores momentos de su historia». Estos son, ha enumerado el monarca, «su capacidad de liderazgo y de esfuerzo, su espíritu creativo y vocación de apertura, su voluntad de compromiso, y su sentido de la responsabilidad».

«Una España que respeta las diferencias»

El último mensaje del Rey a la Nación fue el pasado 3 de octubre, cuando, en una discurso excepcional tras la celebración del referéndum ilegal, instó a los «legítimos poderes del Estado» a «asegurar el orden constitucional» frente al desafío golpista.

En esta ocasión, el tono ha sido rebajado, pero en el mensaje subyace igualmente la preocupación del monarca. El jefe del Estado ha colocado la cuestión catalana tras hacer un alegato a la historia en común, que ha considerado «un gran triunfo de todos los españoles» y después de lanzar un mensaje ilusionante para seguir perseverando en la unidad de «una España a la que no debemos renunciar, que debe ilusionar y motivarnos, y que debemos seguir construyendo, mejorándola, actualizándola, sobre la base sólida de los principios democráticos y los valores cívicos de respeto y de diálogo que fundamentan nuestra convivencia».

Felipe VI ha reivindicado que España se haya ganado su lugar como «parte esencial» de la UE «con la que compartimos objetivos y una misma visión del mundo» y ha destacado también que en estas décadas se haya producido «la transformación más profunda de nuestra historia» en ámbitos como la educación, la sanidad, los servicios sociales, la defensa o la seguridad ciudadana, entre otros.

El Rey ha querido ligar el progreso y la relevancia internacional de España a su carácter «abierto y solidario» y, en un mensaje velado a Cataluña, ha recordado que toda esta transformación «ha sido posible gracias a una España abierta y solidaria, no encerrada en sí misma; una España que reconoce y respeta nuestras diferencias, nuestra pluralidad y nuestra diversidad, con un espíritu integrador; una España inspirada en
una irrenunciable voluntad de concordia».

Entre los retos de futuro, y más allá de la cuestión catalana, don Felipe no se ha olvidado de los efectos de la crisis económica y ha instado al Gobierno a la creación de «puestos de trabajo estables», así como a resolver la desigualdad social y las perspectivas de futuro de los jóvenes.

También ha destacado la lucha contra el terrorismo yihadista «una amenaza mundial», en alusión expresa a los atentados de Barcelona y Cambrils, y ha apelado a la «firmeza del Estado de Derecho» y «la eficacia de la cooperación internacional».

La «completa erradicación» de la corrupción-«una de las principales preocupaciones de la sociedad», ha destacado el Rey-«recuperar el protagonismo» de España en el proyecto europeo y la defensa del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático son, según el monarca, los retos más urgentes que debe afrontar ahora España.

El Rey se ha despedido con una mención especial a las víctimas de la violencia de género. «Una lacra inadmisible que nos hiere en nuestros sentimientos más profundos y nos avergüenza e indigna», ha dicho, llamando a la unidad política para hacerle frente y, como es habitual, ha cerrado su discurso felicitando las fiestas en las cuatro lenguas oficiales del Estado.

Más allá de las palabras, los detalles de la puesta en escena han tomado especial relevancia, y han otorgado un lugar protagonista a las figuras símbolo de la Fundación Princesa de Girona, con reproducciones de las piezas que se entregan a los galardonados, obra de Juan Muñoz.

También se ha destacado un busto de Carlos III, una fotografía de la Familia Real, realizada este verano en el palacio de Marivent, dos volúmenes que recogen Historia, Cultura, Patrimonio y Geografía de España- el libro ‘Camino de Santiago inolvidable’ y el catálogo de la exposición ‘Tesoros de los Palacios Reales de España. Una historia compartida’-y los cuadros, habituales en el Salón de Audiencias, ‘Vista de la Concha de San Sebastián’, de Luis Paret y Alcázar (1786) y ‘Baile campestre’, de Michel-Ange Houasse.