Rajoy ordena al PP «no caer en la trampa» de las «provocaciones radicales» de los independentistas
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha insistido a los suyos en que se mantengan al margen de las «provocaciones» de los independentistas, que, considera, en los últimos tiempos han ido en aumento.
En la habitual reunión del Comité de Dirección, los populares han constatado un incremento de la «escalada verbal» del independentismo catalán, «en ocasiones exagerado» y empleando incluso «expresiones radicales». El presidente ha ordenado a sus vicesecretarios «no caer en la trampa» de esas provocaciones y exhibir la máxima firmeza en la defensa del Estado de Derecho y la oposición frontal a la celebración de un referéndum ilegal. Para Génova, la agresión verbal del Gobierno catalán no es más que un síntoma de su propia debilidad, al constatar que la fuerza del independentismo se ha ido desinflando en estos meses.
La cuestión catalana ha centrado buena parte de la reunión de la Ejecutiva del PP, el mismo día en que el diputado Francesc Homs ha comparecido ante el Tribunal Supremo por el 9N. En su declaración, de dos horas y media, Homs ha asumido «todos los hechos» por ese referéndum, aunque ha negado «haber cometido delito».
Previamente, en un desayuno informativo con el presidente del PP de Andalucía, Juanma Moreno, Rajoy ya había inscrito esa declaración dentro de la «normalidad» porque «el señor Homs está sometido a la ley como estamos sometidos a la ley los 46 millones de españoles».
«Aquí lo importante es que los tribunales actúen y que todo se haga según sus resoluciones», añadió.
El problema catalán es la prioridad para Rajoy, como confirmó en su intervención tras ser reelegido presidente del PP, en el pasado Congreso Nacional del partido. Entonces, reiteró sus ejes para abordar esa crisis: no tolerará ni los «mercadeos» de la soberanía nacional, ni tampoco los chantajes. Su estrategia, al fin y al cabo, sigue siendo la misma, si acaso en los últimos tiempos con una mayor contundencia en su rechazo al referéndum. El proceso independentista, alertó entonces, dista de ser algo amable. Es «una amputación terrible y dolorosa que no hay cirujano que salve», en palabras del presidente.
Así, aunque los partidos independentistas eleven el tono, Rajoy quiere que partido y Gobierno mantengan su actitud impasible, sin fisura. Ninguna salida que ponga en duda el compromiso inquebrantable con la unidad nacional y la soberanía de todos los españoles. Entre tanto, opina, el independentismo ya ha ido dando muestra de su flaqueza: los socios del Govern ni se ponen de acuerdo en los tiempos y las formas del procès.
La estrategia se mantiene, pues, en la misma línea: diálogo sí, pero con sus límites. Entre tanto, el Gobierno sigue con su desembarco en Cataluña, incrementando su presencia, tanto en actos públicos como en privados. Al margen de los encuentros institucionales, para Moncloa es prioritario mantener una agenda sostenida de encuentros con agentes de la sociedad civil y del mundo empresarial. Una táctica que, consideran, va en el buen camino y que puede desestabilizar en el medio plazo al Gobierno catalán, donde esta iniciativa provoca ya muchos recelos.
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