INVESTIDURA

Puigdemont ya tiene la oferta de Sánchez: amnistía si garantiza por escrito que no habrá referéndum ilegal

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Joan Guirado

Pedro Sánchez está dispuesto a conceder la amnistía al separatismo. Pero no quiere que a ojos de la opinión pública, de los electores, parezca una derrota suya. Por eso el PSOE ha hecho llegar a Carles Puigdemont que sólo habrá amnistía si Junts per Catalunya renuncia por escrito y con firma al referéndum unilateral. A poder repetir de nuevo un 1-O, como vienen alentando en las últimas semanas. De esta forma Sánchez podría justificar la ley de amnistía a cambio de haber puesto fin definitivamente al intento de secesión.

Los socialistas, lejos de lo que intentaron transmitir en las horas inmediatas a la conferencia de Puigdemont en Bruselas, sobre que la amnistía era el único precio a pagar a cambio del apoyo de Junts, ya asumen que ése es sólo el primer pago. El de lograr que el ex presidente fugado se siente frente a ellos en la mesa. De ahí que ahora todo sean prisas. Pues reconocen en el PSOE «cierta incomodidad» respecto a como afrontar la amnistía internamente. La división que pueda suponer a nivel orgánico. Por eso Sánchez necesita levantar un trofeo.

Un documento público, algo así como el notario de CiU de Jordi Pujol y el PP de José María Aznar, es la solución que plantean desde Moncloa a Junts para sellar su compromiso. Para dar fe de lo acordado, dada la desconfianza que existe entre ambas formaciones políticas. Una renuncia para lograr la amnistía que Puigdemont debería firmar como muy tarde en la primera quincena de octubre si, como vienen exigiendo, quieren que la amnistía esté aprobada antes de la investidura de Sánchez -cuya fecha límite para su elección es el 26 de noviembre-.

El fundador de JxCat y Eurodiputado, que es el que pilota las negociaciones en nombre de su partido pese a no tener ningún cargo orgánico, «no está por la labor» de renunciar a la unilateralidad. Así lo expresan fuentes muy cercanas a él. Pues en la conferencia que pronunció días atrás en Bruselas ya dejó claro que «no renunciaremos a nada para lograr la independencia, tampoco a la vía unilateral».

Pero en su organización no todos comparten su opinión -si bien sí la secundan la mayoría-. Por eso la dirección ha convocado el Consejo Nacional este sábado escuchar opiniones que en ningún caso son vinculantes. La última palabra siempre la tendrá Puigdemont, con mucha más capacidad de convicción en caso sobre la militancia en caso de una consulta interna que los posibilistas como Artur Mas.

Negociar con Puigdemont la amnistía

El PSOE trabaja con dos documentos para negociar con Junts. Uno que recoge una fórmula similar a la amnistía, sin que ese término aparezca reflejado -según fuentes conocedoras de la negociación- y con la renuncia expresa a la unilateralidad, y otro sin dicha exigencia de los independentistas y centrado en cuestiones más factibles y fáciles de digerir para los socialistas. Como más autogobierno, cuestiones fiscales y económicas y un mayor compromiso con la lengua y la cultura catalana a nivel internacional.

Ferraz y Moncloa hace varias semanas que trabaja en ambas propuestas. Desde antes de la visita de Yolanda Díaz a Bélgica. Aunque la letra de los documentos se escribe desde Madrid, todo el contenido es analizado y discutido por el PSC de Salvador Illa. Los socialistas catalanes son los que mantienen un diálogo más directo con Junts y los que saben con mayor certeza qué tipo de expresiones o palabras pueden molestar a los independentistas.

Con Puigdemont, como con ERC

Lo que quiere Pedro Sánchez con Junts es lograr lo que ya hizo con ERC. Que renuncien expresamente la unilateralidad. En el caso de Esquerra, por eso, el PSOE no les obligó a firmar nada. Entre otras cosas porque la relación con ellos es distinta y, pese a algunos órdagos, siempre se han alineado como un socio fiable y confiable para los socialistas. A Sánchez le bastó con un primer pronunciamiento público de Oriol Junqueras, al que le siguieron el de otros dirigentes del partido, para otorgarse esa victoria.

La amnistía para la investidura

Sánchez tiene prisa para celebrar su debate de investidura. Bien sea para ganarlo y formar gobierno cuánto antes o para perderlo y dejar más margen hasta la repetición electoral del 14 de enero. Dejando así más tiempo entre estas negociaciones con los independentistas y los comicios para que la ciudadanía sea crea el mensaje de que se ha plantado ante sus exigencias «inasumibles». Por eso, explican en su entorno, su voluntad es ir a una investidura los días 17 y 18 de octubre tras el previsible fracaso de la de Alberto Núñez Feijóo. Tenga acuerdo o no con Junts -a los que quiere meter presión con señalar ya una fecha-. Aunque antes el Rey debería convocar la segunda ronda de consultas.

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