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UNIÓN EUROPEA

El PSOE vota con los cabecillas del ‘Qatargate’ una ley contra el campo español que beneficia a Marruecos

El PSOE ha dirigido y orquestado la aprobación de la nueva Ley Europea de Bioversidad que supone un duro mazazo para el campo español y del resto de países miembros, mientras que beneficia en buena medida a los productos agrícolas de terceros países, como Marruecos. El autor o ponente de la iniciativa, bautizada eufemísticamente como Ley de Restauración de la Naturaleza, es el político riojano César Luena y mano derecha de Pedro Sánchez entre 2014 y 2016 cuando fue secretario de organización de los socialistas.

La aprobación de esta ley ha contado con el rechazo frontal del PP y Vox, mientras que socialistas, comunistas, verdes y buena parte de los liberales la apoyaron, de manera que con con 336 votos a favor, 300 en contra y 13 abstenciones salió adelante este miércoles.

Durante la votación y los días previos, activistas como Greta Thunberg y miembros de lobbies ambientales, disfrazados de ONGs como Greenpeace, acudieron a la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo para presionar a los parlamentarios para que votaran en contra de los intereses de los agricultores europeos.

Lo llamativo de la votación es que dos de las personas investigadas por el Qatargate, el mayor caso de corrupción del Parlamento Europeo que investiga los sobornos de Qatar y Marruecos a eurodiputados, votaron en la misma línea que los socialistas españoles. Se trata de los socialistas, aunque apartados del grupo, Eva Kaili de Grecia y Marc Tarabella de Bélgica.

Precisamente cuando fueron conociéndose los detalles de la investigación del pago de sobornos se descubrió que tanto Kaili como Tarabella habían sido supuestamente dos de los beneficiados por Marruecos, país a quien la aprobación de esta iniciativa legal le supone una ventaja competitiva para su sector primario.

¿Qué es la Ley de Biodiversidad que afecta al campo?

En primer lugar, porque la Ley de Bioversidad contempla la protección del 20% de las áreas terrestres de los Estados miembros y el 20% de las marinas para 2030 y, para el 2050, de todos los ecosistemas que estén en muy malas condiciones. Si tenemos en cuenta que en España, el 33,57 % del territorio corresponde a tierras de cultivo, un número considerable de agricultores estarían obligados a abandonar sus actividades y sus fuentes de ingresos.

El texto propone también que el 10% de las tierras agrícolas de la UE esté cubierta por elementos paisajísticos de alta diversidad, es decir, se quiere obligar a los agricultores no sólo qué tipo de productos pueden utilizar sino también cómo ha de ser sus superficies de cultivo, algo parecido a si a cada ciudadano europeo le dijeran como tienen que ser sus viviendas por dentro o qué estancias tener. En el caso de las superficies de cultivo para los casos de elementos paisajísticos de alta diversidad se pretende imponer a los agricultores la inclusión de setos, hileras de árboles, acequias o estanques.

En segundo lugar, fuentes de Vox aseguran que el beneficio para Marruecos está claro. En el país vecino no hay límite a las superficies cultivables.  «Mientras la UE derriba presas, nos prohíbe cultivar y ataca a nuestro sector primario, riega de ayudas a Marruecos para levantar el suyo y deja entrar sus productos a precios con los que nuestros agricultores no pueden competir», denuncian fuentes de Vox.

El eurodiputado de Vox, Jorge Buxadé, respondió al resultado de la votación y los aplausos con las siguientes palabras: «La izquierda, verdes y socialistas europeos, junto a algunos descarriados, aplaudiendo enfervorizados la destrucción del sector agrario europeo. Caigan sobre ellos las consecuencias».

La votación también fue controvertida porque ha traído de nuevo a la actualidad la votación que el PSOE protagonizó en enero de este año cuando se manifestó en contra de una resolución europea que exigía libertad de prensa en Marruecos. El eurodiputado socialista, Fernando López Aguilar, añadió más gasolina a la controversia al asegurar que con Marruecos, los españoles tenemos que acostumbrarnos «sapos».