Crisis del coronavirus

Los policías que entraron en un piso con un ariete en pandemia: «Nos van a juzgar por cumplir la Ley»

OKDIARIO ha contactado con los agentes investigados y ha tenido acceso a las grabaciones de sus cámaras corporales

La grabación de media hora muestra cómo los asistentes a una fiesta en un piso de Madrid desobedecieron reiteradamente a los avisos policiales.

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Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

En el mes de marzo de 2021 las restricciones por la pandemia del coronavirus no sólo seguían vigentes, sino que desde las autoridades, día sí y día también, se mandaba un mensaje a la población para ser responsable, no mantener reuniones multitudinarias en espacios cerrados y tratar de frenar la ola de contagios. En ese clima, cerca de la una de la madrugada del 21 de marzo, los vecinos de un edificio de la calle Lagasca de Madrid llamaron a la Policía. Ya lo habían hecho varias veces en noches anteriores porque en el 2º C las fiestas eran recurrentes y no sólo vulneraban la normativa Covid, sino que además impedía el descanso de los vecinos, alguno de ellos muy enfermo. Con ese panorama se plantaron seis policías ante la puerta del piso en cuestión. De este episodio se divulgó un vídeo, el que grabaron los que estaban cometiendo la infracción desde dentro de la casa. Ahora, gracias al vídeo de los agentes, sabemos que lo intentaron todo por las buenas, pero hartos de ser ignorados y en su deber de perseguir un presunto delito como la desobediencia, tiraron la puerta abajo. Ahora un juez los manda a que un jurado popular los juzgue por allanamiento.

«Estamos tranquilos porque sabemos que lo que hicimos lo hicimos para cumplir la Ley y sabemos que podremos demostrarlo, pero es inevitable que la familia y los amigos se preocupen». Uno de los agentes que aquella noche trató de hacer lo imposible para poner fin a una fiesta que contravenía la normativa Covid y que impedía el descanso de los vecinos habla para OKDIARIO. «Dos de nosotros son agentes muy jóvenes que todavía no han tenido que ir a un juicio por nada y menos como investigados. No paran de decirnos a los más veteranos que no entienden nada. Juzgados por cumplir y por hacer cumplir la Ley es algo que no les entra en la cabeza», explica el policía entrevistado por este periódico.

El fallo del Juzgado de Instrucción 28 de Madrid considera que existen indicios de criminalidad para que los seis policías se sienten en el banquillo de los acusados por un delito de allanamiento de morada, ya que según la acusación entraron en la casa sin mediar mandato judicial ni permiso de sus moradores. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están exentos de esas autorizaciones sólo en un supuesto: que la entrada en el domicilio sirva para detener la comisión de un delito flagrante. Y aquí es donde está el verdadero debate. ¿Era la celebración de una fiesta prohibida por la normativa Covid un delito flagrante? Tajantemente no porque se trataría de un ilícito sancionable por la vía administrativa. ¿Era la reiterada desobediencia a los agentes que pedían a los asistentes que abrieran la puerta y que se identificaran un delito flagrante? A esta pregunta la mejor manera de responder es con un supuesto práctico.

Otro juez los absolvió por lo mismo

Si un agente de Policía le pide la documentación en la calle y usted no se la da, ¿qué puede ocurrir? Que usted acabe detenido. ¿Si una patrulla de la Guardia Civil le da el alto en la carretera y usted no se detiene, ¿qué puede ocurrir? Que usted acabe detenido. Y atención a los que dicen que este caso no es análogo por tratarse del derecho a la inviolabilidad de la vivienda.

Estos mismos policías, un día antes de la intervención de la calle Lagasca, acudieron a un hecho similar en la calle Velázquez. Aquella noche los ingredientes fueron los mismos: fiesta, quebrantamiento de las restricciones por el Covid y unos moradores que no abren a la Policía. Sin embargo, hubo dos matices. Los policías pudieron entrar sin el consentimiento de los que estaban en la casa usando el método del resbalón, pericia que aprovecha que la puerta no está cerrada con llave. Además, los asistentes a la fiesta ilegal ni grabaron ni divulgaron ningún vídeo. Otra juez, ésta del juzgado 26 de Madrid, archivó la acusación contra los policías al no detectar ningún delito.

«Provoca mucha impotencia e inseguridad que dos jueces valoren de manera tan distinta unos hechos tan parecidos y que al final se dediquen recursos a juzgar a los policías que sólo salimos a la calle a proteger a los ciudadanos», explica uno de los agentes, que además avisa a este periódico que el próximo día 8 de octubre, en la vista que prevé la Ley del Jurado, ellos también van a exponer sus argumentos en forma de testigos.

«Queremos que declaren los vecinos que nos llamaron durante varias noches anteriores y que asistieron a la actuación. Queremos que un jurado vea íntegra la intervención a través de nuestras cámaras y que no sólo tengan el vídeo que se viralizó en redes, el que grabaron desde dentro. Pero es que en esa fiesta había mucha gente y de ellos varias personas nos dijeron al entrar que muchos sí querían abrir la puerta y ni se lo permitieron ni les dejaron salir y también vamos a pedir que declaren», explica el agente.

Sin duda si algo aclarará la visión de un jurado formado por ciudadanos que han vivido como todos la pandemia y sus restricciones será el vídeo grabado por los propios agentes y que reproduce OKDIARIO. Lo intentaron todo y usaron todos los medios a su alcance: el método del resbalón, una llave de fontanería, un destornillador, palancas… cuando todo eso fracasó tiraron de ariete, pero eso sí, advirtiendo, una vez más de lo que se iba a usar, del efecto que iba a tener y que por su propia seguridad se alejaran de la puerta. Al otro lado sólo escucharon a una joven que más tarde dijo ser estudiante de Derecho que les decía «identifíquense con su número de placa, porfa». Literal. Y los que van a juicio son los policías.

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