España
Espionaje con Pegasus

Pegasus se activó en el móvil de Sánchez el día que anunció el refuerzo militar en Ceuta tras el asalto

El informe forense que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ha realizado sobre los teléfonos móviles del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y de la ministra de Defensa, Margarita Robles, no ofrece ninguna prueba de su autoría. Pero sí refleja las fechas en las que se produjeron los ataques con Pegasus: el primer robo de datos que se produce en el dispositivo del presidente ocurre en las horas posteriores al asalto marroquí a la valla de Ceuta y justo el día en que anuncia ante el Congreso un refuerzo policial y militar para «defender la integridad de Ceuta y Melilla».

Los dos informes forenses que el Centro Criptológico Nacional (CCN) entregó a Moncloa, y que han sido incorporados a la causa abierta en la Audiencia Nacional, no apuntan en ninguna dirección en cuanto a la autoría del espionaje. De hecho, los técnicos del CNI consideran casi imposible conocer con exactitud quién ordenó los ataques. La herramienta espía de origen israelí está específicamente diseñada para no revelar quién está detrás de la intrusión, incluso aunque esta sea detectada.

Pero sí aportan, al menos en el caso del teléfono iPhone del presidente, dos fechas clave muy reveladoras, que permiten realizar una cronología de lo que ocurrió en esos días y apuntala las sospechas y conjeturas internas sobre la autoría que ya realizan tanto en el Gobierno como en los servicios de inteligencia españoles.

Según ese informe pericial incorporado a la causa de la Audiencia Nacional, la primera vez que se activa Pegasus en el móvil de Sánchez es el día 19 de mayo. España vivía en ese momento una de sus mayores crisis diplomáticas con Marruecos, que había comenzado dos días antes.

48 horas antes de Pegasus

El 17 de mayo de 2021, a primera hora de la mañana, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que protegen la frontera marítima y terrestre de Ceuta con Marruecos en el punto caliente de la playa de El Tarajal detectan una inusitada actividad. Lo que comienza como un goteo intermitente de jóvenes magrebíes llegando a nado hasta el arenal ceutí, poco a poco va convirtiéndose en un asalto masivo. Las personas que cruzan ilegalmente la frontera son miles a las pocas horas, desbordando toda la capacidad operativa que tenía desplegada tanto la Guardia Civil como la Policía.

Por la tarde de ese 17 de mayo, cuando las entradas ilegales ya superaban las 5.000 personas, el Gobierno convoca un gabinete de crisis urgente. Ya se habla abiertamente de una crisis migratoria de primer nivel. Ante la imposibilidad de asegurar la inviolabilidad de la frontera, el Gobierno y el Ministerio de Defensa deciden activar los primeros refuerzos del Ejército. La Legión sale a las calles de Ceuta.

El 18 de mayo, 24 horas después del inicio del asalto a Ceuta, la cabeza de playa de El Tarajal amanece protegida con varios blindados BMR del Grupo de Regulares de Ceuta nº 54 y de la Legión. Su ayuda es efectiva, pero no suficiente para contener la invasión. Se captan escenas de gendarmes marroquíes abriendo la valla de forma disimulada para que se cuelen otros cientos más por la retaguardia. Ese día, miles de inmigrantes continúan accediendo al asalto a la ciudad autónoma, cuyas calles se han convertido en un hervidero.

Pegasus se activa

La respuesta del Gobierno, una vez se consigue frenar el asalto masivo, es enviar a Pedro Sánchez de viaje institucional a Ceuta y Melilla. Es el miércoles 19 de mayo, y el presidente acude al Congreso a someterse a una tensa sesión de control prácticamente monográfica. Sánchez hace un anuncio ante las Cortes: «Vamos a defender nuestra integridad territorial, nuestras fronteras, el sosiego, la tranquilidad y la seguridad de la ciudadanía que vive en Ceuta y Melilla».

Sánchez desvela ante el Congreso que ha ordenado un despliegue del Ejército en la frontera y un refuerzo de los efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para hacer frente al desafío marroquí. Lo hace antes de viajar en helicóptero hasta Ceuta y Melilla.

Es durante esa jornada cuando el teléfono del presidente, infectado por Pegasus en ese momento o con anterioridad, registra la salida de un paquete de datos de 2,7 gigabytes. El contenido extraído por el sistema espía del dispositivo es desconocido para el CNI. O al menos, eso asegura el Ejecutivo. Tampoco se conoce quién ordenó saber, ese 19 de mayo, qué se cocía en las comunicaciones del jefe del Gobierno español.

Ese 19 de mayo se cumplía, además, un mes de la llegada a España de forma secreta del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, para ser tratado de una infección grave por coronavirus en un hospital de Logroño. Ingresó con un nombre falso, protegido por la seguridad del Estado y apoyado por el gobierno argelino. Sin embargo, su presencia es revelada por medio extranjeros, provocando la mayor crisis diplomática entre España y Marruecos.

Sáhara y segundo ataque

Los días pasan y la crisis con Marruecos se va agravando. Desde Rabat ya no se esconde que el origen de los saltos masivos y de la pasividad de las fuerzas del orden marroquíes es una decisión meditada del Gobierno de Mohamed VI. Una respuesta a la presencia en España de Ghali y, como entendía la diplomacia marroquí, un gesto de afinidad con la causa saharaui. Un casus belli para Rabat en toda regla, como le había advertido a Sánchez la inteligencia militar española.

La confirmación oficial del malestar de Marruecos llega el 31 de mayo. Han pasado quince días desde el inicio del asalto a Ceuta. Trece desde que el ‘gusano’ de Pegasus en el teléfono robase el primer paquete de datos.

Ese día, el Ministerio de Exteriores marroquí emite un comunicado en el que explica, con meridiana claridad, que sus actuaciones de las últimas semanas son una respuesta por alojar a Ghali y por respaldar la tesis argelina sobre el Sáhara. La respuesta de Sánchez, advirtiendo que eran «inaceptable» un ataque sobre Ceuta como el ocurrido por una mera disputa diplomática enfada aún más a Marruecos.

En un contracomunicado, Rabat da por zanjada la relación bilateral con España, asumiendo que Sánchez no va a modificar su posición sobre el Sáhara. Y es precisamente ese 31 de mayo cuando se produce el segundo robo de datos del terminal del presidente con la interceptación de un paquete de datos de 130 megabytes de peso.

En junio, la víctima de Pegasus fue la ministra Robles. Sin embargo, la denuncia presentada por la Abogacía del Estado no revela el día concreto en el que se produjo esa infiltración, a pesar de que sí conocen el reducido tamaño de los datos extraídos: apenas 9 megabytes.