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Pedro Corral recuerda en su nuevo libro a los héroes que ayudaron a «humanizar la guerra» en España

En su libro '¡Detengan Paracuellos!' recoge historias de trabajadores humanitarios durante la Guerra Civil

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Pedro Corral, autor del libro '¡Detengan Paracuellos!'.
Rafael Molina

«A las primeras luces del amanecer, fueron extrayendo por tandas los presos de cada autobús, quienes seguidamente eran colocados al borde de una gran zanja abierta a la izquierda del camino. Frente a ella se situaron cuarenta o cincuenta milicianos que, a las voces de mando de Federico Manzano, disparaban sobre ellos. Unos caían muertos dentro de la zanja y otros fuera de ella». Esta es la declaración de un testigo de los fusilamientos que el bando republicano perpetró en Paracuellos del Jarama (Madrid), en noviembre de 1936, y que se recoge en el nuevo libro ¡Detengan Paracuellos!, de Pedro Corral, historiador, periodista y diputado del PP en la Asamblea de Madrid.

Sin embargo, el libro de Corral no se queda sólo en el relato de hechos célebres, sino que se adentra, con rigor académico, en la perspectiva de personas hasta ahora poco conocidas durante este periodo fratricida. El libro coloca al lector en los zapatos del delegado de Cruz Roja Internacional Georges Henny, un doctor suizo que se ofreció para ir a España y hacer cumplir el derecho internacional a ambos bandos, con el objetivo de «humanizar la guerra».

La actuación de héroes humanitarios que se jugaron la vida por otras personas son el eje sobre el que se recorren esos cruentos meses de la historia de España. Corral pone en valor la figura de Henny, como explica a OKDIARIO, por su «defensa de los presos, de acuerdo con las convenciones internacionales firmadas por España». Más concretamente, rememora cómo el doctor «llega a reclamar al Gobierno, al presidente Francisco Largo Caballero, que deben ser protegidas las vidas de los prisioneros, en tanto que prisioneros de guerra, por las convenciones internacionales».

La narración de Corral es más una crónica periodística a pie de trinchera que un libro histórico. «Yo me meto en las cárceles, yo me meto en las sedes diplomáticas, me meto en los despachos oficiales», reconoce el autor. «Me he sentido casi cronista», confiesa el historiador. Y señala como ejemplo el relato que realiza del desalojo de la cárcel modelo ante la llegada de los franquistas: «Prácticamente, lo estoy reflejando casi a la hora».

El escrito orbita alrededor de la matanza de Paracuellos, que, según Corral, «forma parte de un capítulo que la izquierda no quiere recordar y que también es incómodo en un sentido más crudo: es un episodio terrible de españoles masacrando a otros españoles».

Corral admite que es importante el «reconocimiento, absolutamente legítimo, a las víctimas de la represión franquista», pero puntualiza que «a través de algunas iniciativas legislativas, eso ya se ha establecido como norma, en el sentido en el que hay unas víctimas de primera y unas víctimas de segunda». Y sentencia que «es lo mismo que hizo el franquismo, pero al revés».

«Impone una memoria colectiva»

La pasada semana, Pedro Corral intervino en un coloquio organizado por las Nuevas Generaciones del PP sobre la II República. Durante el mismo, un espontáneo que estaba entre los asistentes y era defensor de esa forma de gobierno comenzó a increpar a los ponentes. «Yo le dije personalmente que nos encantaba que estuviera aquí aportando esa visión», aclara Corral a OKDIARIO. Sin embargo, le parece también un síntoma del «pensamiento único» que «cercena la libertad para hablar de la II República».

En el mismo sentido, se expresa sobre la Ley de Memoria Democrática. Su exposición de motivos, como recuerda Corral, menciona «los intentos de imponer una memoria colectiva sobre el pasado». Algo que al autor de ¡Detengan Paracuellos! le resulta «paradójico y contradictorio», ya que cree que se está «basando en algo que hizo el franquismo para imponer una sola visión del pasado».

El diputado del PP en la Asamblea de Madrid ha criticado que «hay unas víctimas que son exaltadas y otras que, si las recuerdas, eres un fascista». «Yo creo que la democracia debe recordar a todas las víctimas de la guerra civil», reflexiona Corral, y añade que «todas las familias tienen derecho a recuperar los restos de sus seres queridos allá donde se encuentren».

En ese sentido, ve con buenos ojos las Leyes de Concordia que PP y Vox han puesto en marcha en Castilla y León, Comunidad Valenciana y Aragón, porque con la Ley de Memoria Democrática «no ha habido disposición al acuerdo a renunciar a los máximos de cada parte para llegar a un punto de encuentro».

El autor describe España como «diversa, plural, en la que tenemos familias que pasaron la guerra en una zona y también la pasaron en otra», y niega que nuestro país sea el «del año 36, ni el del año 39; ni siquiera sería la España del año 75». «Que venga alguien a decirme que la opinión de este señor puede ser menos legítima que la del otro, a mí me parece que eso no es un juego democrático, eso es un juego absolutamente totalitario», ha incidido Corral.

La «tenebrosa» visita de Sánchez

Por último, el historiador ha descrito como «tenebrosa» la visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al Valle de los Caídos, recientemente renombrado como Cuelgamuros. Y es que cree que se estaban «utilizando los restos de españoles caídos en la guerra para volver a dividirnos».

Además, critica que se haya «resignificado» ese espacio, es decir, que se haya producido «una recuperación y una intensificación de su sentido original». Y es que, en opinión del político popular, Sánchez ha imitado a Franco al hacer un uso partidista del Valle de los Caídos, ya que se ha devuelto el «reconocimiento a una sola parte de las víctimas».

En lugar de fotografiarse con los huesos que se están exhumando, Corral opina que habría sido mejor idea que Sánchez «hubiera aprovechado esa visita para volver a proclamar el mensaje de Paz, Piedad y Perdón de Manuel Azaña», el que fue presidente de la II República. «Ojalá que hubiéramos tenido un presidente con esa altura moral, desgraciadamente no la tuvo», concluye el autor de ¡Detengan Paracuellos!.

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