JUICIO POR LOS ATENTADOS DE BARCELONA

El padre del niño asesinado en el atentado de Las Ramblas: «Todo se quedó roto en el suelo»

Las Ramblas
Los acusados Mohamed Houli Chemial (i) Driss Oukabir (c) y Said Ben Iazza (d) durante el juicio en su contra en la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares, Madrid este martes donde ha comenzado el juicio por los atentados del 17 de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils (Tarragona). (Foto: Efe)

La cuarta jornada del juicio por el atentado de las Ramblas, que costó la vida a 16 personas, y en el que otras 140 fueron heridas ha contado con la declaración más dura realizada hasta la fecha. Francisco Javier Martínez, el padre de Xavi, el niño de cuatro años asesinado aquel 17 de agosto ha narrado el peor momento de su vida. Ha tenido que ser él el que explicara qué ocurrió, ya que su ex mujer padece tal estrés post traumático desde entonces que no ha sido capaz de acudir al juicio.

Ese día, su ex mujer y sus dos hijos paseaban por las Ramblas con los tíos del pequeño. Francisco Javier ha explicado, muy afectado, que ese día estaba trabajando en Barcelona. «Me llamó la madre de mi hijo diciendo que habían atropellado a Xavi. Fui lo más rápido posible. Corrí Rambla arriba e iba viendo gente en el suelo. Oía sirenas. Había un silencio que no voy a olvidar en mi vida».

El hombre fue hasta un centro de salud cercano donde estaban atendiendo al pequeño Xavi. «Vi a mi hija pequeña Marina y a su madre. Gente con los brazos partidos llenos de sangre. Están con Xavi, están con Xavi, lo han atropellado», le decía su ex mujer.

En ese momento salió un médico y les dio la primera mala noticia: «Lo sentimos, lo hemos reanimado pero ha pasado mucho tiempo sin oxígeno». Francisco Javier se quedó solo su hija sin saber qué hacer mientras la madre del pequeño se iba en la ambulancia con él al hospital. Durante su narración, el hombre ha tenido un sentido recuerdo para el resto de afectados. «Mando un abrazo muy grande a todas las víctimas», ha dicho.

La historia de absoluto dolor ha continuado por su parte explicando, con la voz rota: «Al poco tiempo certificaron la muerte de mi hijo. Estuvimos con él dos o tres horas. Mi madre decía: ‘Sólo tiene frío si lo calentamos se despiertan’». Aquel día ya era el peor de su vida, pero aun podía empeorar: «Volví a mi casa y en un control a la derecha mía pasó la furgoneta que asesinó a mi hijo. Tardé unas cuatro horas al llegar a casa».

Dolor

El dolor por la pérdida era tal que Francisco Javier ha contado que le tuvo que pedir a unos Mossos que le acompañaran a la Ciudad de la Justicia. «Como padre llevamos un sentimiento de protección y nunca pensamos que le pueda pasar nada a nuestros hijos. Todo se quedó roto en el suelo de las Ramblas. Nadie sabía decirme cuándo podía llevarlo a enterrarlo. Al hacerle la autopsia no podía verlo la familia».

En ese momento ha dicho que él quería saber qué había pasado, pero que tuvo que esperar unos días hasta que su ex mujer y su hija pudieron ser capaces de narrar los sucedido en las Ramblas. «Silvia y mi hija se separaron, Rose quedó malherida, Paco murió en el acto y Xavi voló cerca de 50 metros. Mi hija decía que la gente le hacía fotos y él se hizo pipí encima. El Ministerio del Interior me llamó el día del tanatorio y nos dijo que nos atenderían, pero eso no ha sido así. Hemos tenido poca ayuda. ¿Hay suficiente dinero para sacar a mi hijo del nicho? Mi hijo vale 250.000 euros. Eso es lo que vale un hijo».

Ha sido en ese instante cuando el padre de Xavi ha tratado de explicar por qué está personado: «Al ver que el trato no era el correcto, se podía haber evitado el atentado. Todas las cosas negativas las he cogido y he hecho una causa. Qué hacer para proteger a mis hijas y que esto no vuelva a pasar. Quiero que cambie el protocolo a víctimas. Quiero que la muerte de mi hijo Xavi sirva de algo, porque toda la sociedad lo hemos perdido, nunca sabemos qué sería mi hijo».

Víctimas

Pero el padre de Xavi no ha sido la única víctima que ha comparecido este viernes. Salvador López, que trabaja en un restaurante en las Ramblas también ha contado qué ocurrió aquel día en Barcelona.

«Iba paseando por el centro de las Ramblas y pasó la furgoneta por detrás de mi atropellando gente. Entré en el restaurante y salimos para recoger gente. Salimos sobre las once y media o doce de la noche. Se me rompieron los metatarsianos del pie. Tengo ansiedad, estrés, el no saber si va a volver a pasar. No puedo ir a sitio con mucha gente, me cuesta ir a trabajar. No concilio bien el sueño», ha dicho.

La otra víctima que ha prestado declaración ha sido Nuria Suara, que regentaba un quiosco de flores en las Ramblas. Según ha contado: «El 17 de agosto estaba en mi trabajo, oí muchos gritos y miré, y de repente vi una furgoneta blanca bajado a toda velocidad y cómo iba atropellando gente que salía disparada. Chocó con mi parada. Empecé a ver gente por el suelo, heridos con sangre. La furgoneta tuvo que frenar un poco más adelante. Me quedé totalmente bloqueada y vi los heridos por el suelo».

Una vez el terrorista salió huyendo, «Vinieron dos personas con uniforme que aun ahora no sé si era guardia urbana o policía. Me dijeron que saliera de allí. No recuerdo cómo salí de allí. Estuvimos en una tienda más de dos horas. Tratamos de salir porque había una chica herida que perdía la consciencia, pero nos decían que había muchos heridos y que no daban abasto. Al final pude regresar a mi casa».

Como el resto de víctimas, Nuria no está bien. Pero a diferencia de otros, para el Estado ella no es víctima. «Desde entonces tengo estrés post traumático crónico, necesito pastillas durante el día para hacer una vida medio normal y no puedo dormir. No he podido volver al trabajo y me pasé meses encerrada en casa. Me he tenido que ir a vivir fuera de Barcelona. Mi vida ha cambiado totalmente. No me han reconocido como víctima del terrorismo».

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