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Tribunal Supremo

Una mujer presidirá por primera vez una Sala del Tribunal Supremo: Arastey y Segoviano se disputan la plaza

Ambas magistradas se han presentado como únicas candidatas para ocupar la vacante que deja libre el juez Jesús Gullón, presidente de la Sala Cuarta de lo Social en el Alto Tribunal

Por primera vez en la historia de España una mujer presidirá una de las Salas del Tribunal Supremo. Las magistradas Lourdes Arastey y María Luisa Segoviano se han presentado como únicas candidatas para ocupar la vacante que deja libre el juez Jesús Gullón, presidente de la Sala Cuarta de lo Social en el Alto Tribunal. Fuentes judiciales consultadas por OKDIARIO explican que la Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) elegirá a la nueva presidenta en el Pleno de julio o en el de  septiembre, que se celebra el último jueves de cada mes, exceptuando el de agosto, que es inhábil.

La magistrada Lourdes Arastey nació en Tarragona en 1959. Está casada y es madre de tres hijos. Se licenció en Derecho por la Universidad de Barcelona en 1982 y sólo dos años después, a base de sacrificio, según relatan fuentes cercanas a la juez, ingresó en la carrera judicial por oposición libre. En 1989 ascendió a magistrada y fue nombrada titular del Juzgado de lo Social nº 7 de Barcelona. Un año después pasó por la Sala Social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.

Arastey es magistrada de la Sala Cuarta del Tribunal Supremo desde 2009. Compagina su profesión con la docencia, ya que es profesora asociada de la Universidad de Barcelona, y participa con asiduidad en conferencias y foros jurídicos. También es vicepresidenta del Grupo Europeo de Magistrados por la Mediación (GEMME) y es miembro de la Asociación Judicial Francisco de Vitoria (AJFV).

Fuentes cercanas a la magistrada la describen como una mujer inteligente, con firmes convicciones y volcada en su trabajo. «Sabe compaginar la vida laboral con la profesional», recalcan. Por eso, cada vez que puede, se escapa a su ciudad natal.

Defensora de la Igualdad

Arastey se ha especializado en temas de igualdad, conciliación y violencia de género. Sonó junto a Ana Ferrer como una de las candidatas a presidir el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) en sustitución de Carlos Lesmes. El Ejecutivo de Pedro Sánchez optaba por designar a una mujer en este cargo. Pero, por el momento, el órgano de jueces todavía no se ha renovado debido a la falta de consenso entre los partidos políticos.

En una entrevista realizada para la Francisco de Vitoria, la magistrada, que se presentaba como una orgullosa vitorina, reconocía que el techo de cristal sí existe en la carrera judicial. «Es cristal de securizado y con doble aislamiento», afirmó. Escenificó su pensamiento con un ejemplo con algunos sucesos que le ocurren a diario: «Yo llevo más de ocho años en el Tribunal Supremo –la entrevista se realizó en el 2017– y en los ascensores el personal de la casa que no me conoce tiende a tutearme, porque dan por hecho que soy una secretaria personal de algún magistrado, mientras que a cualquier hombre con traje y corbata se le trata de usted; más de ocho años tachando en las providencias de las que soy ponente el «Excmo. Sr. D.», para ponerlo en femenino…»

Jurista de reconocida competencia 

La otra candidata que se presenta a presidir la Sala Cuarta del Tribunal Supremo es la magistrada María Luisa Segoviano, natural de Valladolid. Es licenciada en Derecho y recibió el premio extraordinario de licenciatura de la Fundación Lasalle-Boluda. También posee el símbolo distintivo de la Cruz de Honor de la Orden de San Raimundo de Peñafort.

Segoviano ingresó como magistrada en la carrera judicial en 1987 por el turno reservado a juristas de reconocida competencia. Fue presidenta de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León con sede en Burgos entre 1997 y 2002 y presidenta de la Sala de lo Social del mismo Tribunal Superior con sede en Valladolid entre ese año y 2006, cuando fue nombrada magistrada del Tribunal Supremo. Ahora tiene un nuevo objetivo: ocupar la presidencia de una de las Salas del alto tribunal, un cargo que hasta el momento nunca ha ocupado una mujer.

Esta magistrada fue la ponente de la sentencia, dictada hace unos meses, que estableció que el tiempo invertido por las mujeres españolas en los Servicios Sociales obligatorios de la Sección Femenina, durante la época franquista, debe contar para la jubilación anticipada como sucede con el servicio militar en el caso de los hombres. En declaraciones realizadas en medios de comunicación, la juez afirmó que «resulta llamativo que persistan normas que son directamente discriminatorias».