Los Mossos movilizan a 165 agentes para detener a Puigdemont a su regreso y evitar otra «humillación»
Los Mossos quieren evitar que Puigdemont llegue a Barcelona
Los Mossos d’Esquadra se han impuestos dos máximas de cara al próximo regreso de Carles Puigdemont a España, que será «inminente»: que no llegue al Parlament y que el arresto se produzca con la «mayor discreción posible». Más de 165 agentes de la policía autonómica, de distintas comisarías de Cataluña y de la comisaría general de información, estarán prevenidos este miércoles y jueves tras el anuncio del retorno del líder de Junts. Todos saben cómo deben actuar en caso de detectar su presencia en alguno de los «puntos calientes» que la dirección del cuerpo ha señalado. La dirección del cuerpo quiere evitar otra «humillación» como la que sufrieron con Clara Ponsatí, que cruzó la frontera, dio una rueda de prensa en Barcelona y se la detuvo horas más tarde caminando por la Vía Layetana.
El paso fronterizo de La Jonquera, el más usado por los conductores para pasar de España a Francia, y el de La Farga de Moles, muy cerca de Andorra, son los dos lugares por los que los Mossos creen más posible que Carles Puigdemont efectúe su entrada a España tras siete años eludiendo la acción de la justicia. En ambos municipios, en las provincias de Gerona y Lérida, se ha reforzado la presencia policial en estas últimas horas. Pero no son los únicos puntos calientes que han señalado los altos mandos del cuerpo. Prats de Molló, la Alta Garrotxa, Portbou, Puigcerdà o incluso el Pirineo Aragonés, son algunos de los puntos que también se han analizado.
El dispositivo que ha puesto en marcha el comisario Eduard Sallent tiene movilizadas a once comisarías de las regiones policiales de Gerona y Lérida, además de las de Barcelona -destino final de Puigdemont, para acudir al pleno que investirá como president a Salvador Illa-. En concreto las de la Seo de Urgel, Sort, Puigcerdà, Portbou, Olot, Ripoll, Sort, Viella, el Pont de Suert y La Junquera. Todas ellas se encuentran en puestos fronterizos con Francia o muy cerca de estos lugares. Nada más tener conocimiento de la presencia de Carles Puigdemont en alguno de estos territorios, según la orden que se ha dado a los agentes, los Mossos tendrán que ponerlo en conocimiento de la Prefactura que les dará «instrucciones concretas» sobre cómo deberán actuar.
La previsión es que la detención la efectúen agentes de una de esas Áreas Básicas Policiales y no algún mando policial de mayor rango. De hecho, aunque estarán en guardia prácticamente las próximas 48 horas toda la cúpula de los Mossos, ni Sallent ni el jefe de la comisaría de información, Carlos Hernández, que en las últimas horas ha contactado sin éxito con el entorno de Carles Puigdemont para conocer sus planes, «quieren ensuciarse las manos». La dirección de los Mossos, tras haber hablado con la consellería de Interior, que dirige Joan Ignasi Elena (ERC), son conscientes que su actuación estará en el punto de mira por parte de otros cuerpos policiales, de la judicatura y de los propios separatistas. Según lo que hagan y como lo hagan, reconocen, «las consecuencias pueden ser terribles» a nivel de la calle.
Los Mossos sí tienen claro que deben ser ellos, no la Policía ni la Guardia Civil, los que detengan a Carles Puigdemont. Sin un seguimiento exhaustivo por parte del CNI, como tenía hace unos años, los tres cuerpos policiales juegan en las mismas condiciones. Fuentes de la dirección admiten que «nos jugamos mucho a nivel reputacional» con la operación de la detención del que fuera president de la Generalitat, Carles Puigdemont. Nunca antes, en Cataluña, la policía autonómica ha efectuado un arresto de estas características. No obstante, al tratarse del cumplimiento de un mandato judicial, el magistrado instructor, Pablo Llarena, puede mandatar a cualquiera de los tres cuerpos la detención inmediata y su posterior traslado a Madrid. Si lo hace una vez Puigdemont ya esté dentro del Parlament, habiendo burlado los diferentes agentes, Llarena podría pedir que Guardia Civil o Policía le detuvieran en su interior. Algo que Mossos ya han dejado claro que no harán.
Si se produjera eso se viviría uno de los momentos de mayor tensión, con la entrada de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado al interior de la Cámara catalana. El presidente del Parlament, Josep Rull, ya dejó claro que «si ocurre eso, antes me tendrán que detener a mi».
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