Marlaska «sobredimensiona» los delitos de odio según un informe de delincuencia y seguridad
El 30,51 % de los delitos de odio que el Gobierno jalea contra Vox no está demostrado
Almeida pide una comisión de delitos de odio por los incidentes violentos en Barcelona
Así fue la campaña de los medios afectos a Sánchez contra Vox por la agresión inventada de Malasaña
El Ministerio del Interior, que dirige Fernando Grande-Marlaska, «sobredimensiona» los datos relativos a delitos de odio, según las conclusiones de un estudio elaborado por la Fundación para la Investigación Aplicada en Delincuencia y Seguridad (Fiadys) y financiado por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
El documento, al que ha tenido acceso OKDIARIO, describe los principales resultados del proyecto Trazabilidad de los incidentes de odio a lo largo de la vía judicial: un estudio en la Comunidad de Madrid y el País Vasco, un análisis pionero en España que se ha realizado en el marco del Acuerdo para cooperar institucionalmente en la lucha contra el racismo, la xenofobia, la LGBTIfobia y otras formas de intolerancia y cuya principal finalidad pasa por efectuar un seguimiento de las denuncias por delitos de odio durante las diversas fases del procedimiento para conocer cuántos de los casos terminan siendo juzgados y con una sentencia condenatoria.
Sin embargo, además y entre otras conclusiones, de este informe se extrae que el Ministerio del Interior, a la hora de recopilar los datos sobre este tipo de delitos, «sobredimensiona el fenómeno». El documento señala que el método utilizado por Interior para clasificar los delitos de odio «lleva a cierta confusión» y ello «impide reconocer con precisión qué incidentes pertenecen a cada categoría así como valorar su gravedad».
En concreto, en el estudio se hace referencia al Informe sobre la evolución de los delitos de odio en España de 2018, el primero publicado con Fernando Grande-Marlaska al frente del Ministerio. En él «se incluye un apartado relacionado con el discurso de odio donde se expresa que en los incidentes publicados también incluyen casos que… ‘sin tener una relevancia penal o administrativa, han merecido ser recogidos como incidentes de odio’. Esto lleva a cierta confusión porque no se menciona qué criterios se utilizan para incorporar estos casos de discurso de odio que no son delitos, ni infracciones administrativas».
Por ello, el informe, que ha contado con la participación de la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad del País Vasco, concluye que «a pesar de que se entiendan por delitos de odio tres categorías de preceptos, -los delitos de odio, las infracciones administrativas y los incidentes referidos a discurso de odio- la publicación de los incidentes por parte del Ministerio se realiza de forma global, sin desagregar los datos en las tres categorías mencionadas en el punto anterior. Este hecho, sobredimensiona el fenómeno, e impide reconocer con precisión qué incidentes pertenecen a cada categoría así como valorar su gravedad. Es recomendable la publicación desagregada de los datos», sugiere el estudio firmado por la doctora Andrea Giménez-Salinas Framis y el catedrático Jon-Mirena Landa Gorostiza.
La agresión ‘fake’ de Malasaña
No es novedosa la afición de Marlaska por «sobredimensionar» delitos de odio, convertidos en los últimos meses en tema candente y en arma arrojadiza para las formaciones políticas. Especialmente tras salir a la luz que la brutal agresión homófoba en el madrileño barrio de Malasaña había sido, en realidad, un fake.
Sucedió el pasado mes de septiembre y, antes de que el joven confesara ante la Policía que los 8 encapuchados que supuestamente le habían asaltado nunca existieron, así como que las lesiones que presentaba habían sido consentidas y que la agresión había sido producto de su imaginación para encubrir una infidelidad, el Gobierno socialista salió en tromba a denunciar lo ocurrido, proclamó que utilizaría «todas las herramientas del Estado de Derecho» para «combatir los discursos y actitudes» que promoviesen el odio y montó una campaña contra otros partidos -especialmente Vox- acusándoles de promover, con sus mensajes, ese tipo de agresiones.
Pedro Sánchez se apresuró en anunciar la convocatoria de la Comisión de seguimiento del plan de lucha contra los delitos de odio -la misma que ahora niega al niño de Canet de Mar- y Marlaska contribuyó durante tres días a difundir la falacia. «La Policía va a determinar quiénes son», llegó a decir el ministro del Interior una noche antes de que se descubriera la mentira, incluso a pesar de que la investigación policial ya había hallado contradicciones y no arrojaba resultados sobre la supuesta agresión.
La izquierda se convirtió en abanderada de la lucha contra una irreal escalada de los delitos homófobos en España. Según los propios datos del Ministerio del Interior, los delitos de tintes homófobos han descendido un 61,28 % desde que se tienen datos, incluso a pesar de que Marlaska, según el estudio de la Fundación para la Investigación Aplicada en Delincuencia y Seguridad, «sobredimensiona» las cifras.
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