España
Juicio al 'procés'

Marchena a los testigos que le desafían: «Hacernos perder el tiempo tiene consecuencias legales»

El presidente del Tribunal, el magistrado Manuel Marchena, impide a los testigos el espectáculo y los datos intrascendentes durante sus declaraciones.

El tiempo apremia y el tribunal encargado de enjuiciar a los líderes independentistas catalanes, acusados de sendos delitos de rebelión y sedición, no está dispuesto a perderlo. Marchena reconduce los interrogatorios de las defensas a los testigos citados en la jornada de hoy.

Tres de los declarantes acceden a la Sala en actitud desafiante con el presidente quien ha tenido que recordarles, en varias ocasiones, que su comparecencia está limitada a contestar, con exactitud, aquellas preguntas que les formulen los abogados que les han propuesto; así como a la narración de los hechos objeto de análisis, sin apreciaciones personales.

El primer testigo del día, Ramón Font -quien se presenta antes el tribunal como el portavoz de la intersindical mayoritaria de maestros de Cataluña- parece buscar, con insistencia, la reacción del presidente del tribunal. El detonante de la misma es su evasiva a responder a una de las preguntas que le formula la representante de la Abogacía del Estado, Rosa María Seoane.

Marchena recuerda con firmeza a los testigos que están para responder a las preguntas de los abogados, no para hacer apreciaciones personales ni valoraciones sobre los hechos

Seoane pregunta a Font como miembro de la iniciativa ‘Escolas Obertas’, que el 1-O llamó a la ocupación de los colegios utilizados como centro de votación, si antes de acceder a los centros -y teniendo en cuenta que su uso ya había sido prohibido por orden judicial- solicitaron autorización a los «titulares» de los mismos. Font reprocha a la abogada del Estado que haya empleado la palabra «ocupación» para referirse a las actividades que se desarrollaron en los centro, horas antes de su apertura para acoger las votaciones del referéndum ilegal. Font la rechaza: «Nunca desde ‘Escolas Obertas’ se usó esa palabra».

«El titular de los centros es, en el caso de los institutos, la Generalitat; en los espacios de las escuelas de primaria, los Ayuntamientos; y, luego están los privados concertados que, en mi opinión, son muchos», dice el testigo. La Abogacía del Estado se reitera en su pregunta. Continúa el testigo con evasivas.

«Más allá de las apreciaciones que usted le quiera hacer a los términos utilizados por la abogada tiene que contestar a su pregunta. Y la pregunta es: ¿Ustedes se dirigieron a los titulares de los centros para desarrollar esas actividades?. Se puede contestar con un monosílabo», interrumpe Marchena. «Si es tan amable yo le he reiterado la pregunta, esto es muy sencillo, la pregunta se ha declarado pertinente y tiene usted que responder ahora a la abogada del Estado», remarca.

«¿Pero tiene que ser con un monosílabo?», fuerza el testigo.

«Vamos a ver. Esto tiene consecuencias legales si usted nos hace perder el tiempo», dice Marchena. No tiene «ningún sentido» que hable sobre la relación de la comunidad educativa con los alumnos «en eso estamos todos de acuerdo Don Ramón», prosigue. «Eso no es lo que le ha preguntado la abogada a la que todavía no ha contestado y puede usted hacerlo con un monosílabo», dice.

«¿Entonces, quiere usted un monosílabo?», reincide el testigo. «Mire usted quiero que responda a las preguntas de la Abogacía del Estado. De ahí que ahora va usted a responder. Por favor, responda», pide Marchena.

Tras el rifirrafe el testigo responde, finalmente: «No».

El estado febril de la segunda testigo

«No me replique por favor. No nos hable de su fiebre, no tiene ninguna trascendencia jurídica. Responde usted a preguntas del abogado y nos habla usted de cómo fue a votar», declama Marchena frente a la intervención de la segunda testigo del día. La testigo guarda silencio. «Ahora se va el tiempo», la apremia Marchena.

Es el turno de Marina Garcés, filósofa y ensayista. Se sienta para iniciar su declaración asegurando que tiene «un café pendiente» con Jordi Cuixart, desde hace más de un año. Marchena le interrumpe para puntualizar que sólo le ha preguntado por la relación que mantiene con los acusados, no por los «cafés pendientes». Su testimonio ha sido instado, precisamente, por la defensa de Cuixart, la abogada Marina Roig.

«Todos los añadidos que quiera hacer sobre esa decisión, sobran», le recuerda Marchena, de nuevo, a la testigo cuando intenta abundar sobre los componentes emocionales que la llevaron a participar en las votaciones del 1-O, pese a que reconoce haber sido consciente de la orden jurídica de prohibición del referéndum y de cómo había un auto judicial dirigido a «reprimirlo».

«No nos cuente su estado febril ni sus alucinaciones. Ninguna de ambas cosas interesan al tribunal», afea el magistrado Marchena a la segunda testigo

«Yo aluciné, el 1 de octubre de 2017», espeta Garcés. «Usted no viene aquí para expresar ante el tribunal su grado de alucinación ni su estado febril. Y si es usted jurista debería saberlo. Sus valoraciones personales y las matizaciones que quiera hacer no interesan al tribunal y debe usted evitarlas», afea de nuevo a la testigo. «Las preguntas sobre las percepciones sensoriales de la testigo no van a ser declaradas pertinentes por este tribunal», advierte Marchena a la abogada que le interroga, en defensa de los intereses del lider de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart.

«Doña Marina [se refiere Marchena de nuevo a la testigo antes de que prosiga con su intervención] para consultar un guión, lo primero que debe hacer es pedir permiso al tribunal, cosa que no ha hecho. Por favor, deje el guión, no puede leer las respuestas. La ley no permite que lo haga». el presidente del tribunal insta a la testigo para que deje de lado una serie de folios que tiene sobre la mesa y a partir de los que se está desarrollando, entiende, una declaración dirigida con un orden previamente establecido.

El tercer testigo, jurista

El siguiente testigo es Lluis Matamala Ribó. El tribunal se prepara para escuchar su testimonio cuando Matamala se dirige al tribunal para recordarle el escrito planteado a la Sala donde argumenta su derecho a declarar en catalán.

Marchena zanja el intento de alegato: «Usted es jurista y conoce perfectamente la Ley Orgánica del Poder Judicial. No puede usted plantear una interpretación alternativa del artículo que regula su declaración en castellano. Usted es un tercero y por lo tanto debe limitarse a responder, así que, si es tan amable, conteste a las preguntas que le formula la señora Roig, que le ha propuesto como testigo».