El machista Iglesias puede pasar más años en prisión por el agravante de género que apunta el juez
El machismo mostrado por Pablo Iglesias con su ex asesora Dina Bousselham, a la que durante meses no le devolvió la tarjeta robada de su móvil para, según las propias palabras de Iglesias “protegerla” porque «imagínese lo que supone para una mujer de veintipico años saber que esas fotos íntimas suyas acaban en manos de OKDIARIO, de Eduardo Inda, de Villarejo. Yo examino el contenido y veo el contenido de lo que hay, y tomo una decisión, que es no someter a Dina Bousselham a más presión», han llevado al magistrado Manuel García-Castellón a acusarle de un delito de revelación de secretos con agravante de género, lo que deja al vicepresidente a las puertas de la cárcel.
El motivo es que este agravante, de contemplarlo el Tribunal Supremo, supondría que a Iglesias se le impondría la mitad superior de la pena, es decir, un mínimo de dos años y medio de cárcel. De producirse, al ser la pena superior a dos años, Pablo Iglesias estaría obligado a ingresar en prisión salvo que el Gobierno lo indultara porque las penas superiores a dos años obligan al ingreso en prisión.
Agravante
¿Qué es el agravante de género? Según la descripción que hace el propio Tribunal Supremo, el agravante de género tiene su fundamento “en la discriminación que sufre la mujer en atención al género”, y debe aplicarse “en todos aquellos casos en que haya quedado acreditado que el autor ha cometido los hechos contra la víctima mujer por el mero hecho de serlo y con intención de dejar patente su sentimiento de superioridad frente a la misma; es decir, en aquellos casos en que se cometió el hecho por esa motivación, que atenta contra el principio constitucional de igualdad”.
García-Castellón contempla este extremo porque, a juicio del magistrado, Iglesias dejó patente su sentimiento de superioridad con frases como: “Yo examino el contenido y veo el contenido de lo que hay, y tomo una decisión, que es no someter a Dina Bousselham a más presión”, cuando la tarjeta era de ella y, obviamente, conocía perfectamente el contenido de ésta.
Machismo
Pero las actitudes machistas de Pablo Iglesias son, por desgracia, tan tristemente conocidas que incluso feministas reconocidas como Nuria González, presidenta de la Asociación Feminista L’Escola, llegó a tildar las declaraciones del vicepresidente sobre la asesora de “machistas y bastante patéticas”. “Van de feministas, van de defensores del feminismo y estos de feministas no tienen nada, de hecho, son bastante misóginos”, llegó a decir en un programa de televisión.
El machismo del vicepresidente roza en la misoginia. Este extremo se pudo comprobar en los mensajes escritos por Pablo Iglesias en un chat del partido en el que, en referencia a la periodista Mariló Montero, decía: «La azotaría hasta que sangrase». En esa conversación de Telegram también estaba presente el entonces miembro de su partido Juan Carlos Monedero. «Soy un marxista algo perverso convertido en psicópata», apostillaba Iglesias en el chat.
Las periodistas no han sido las únicas víctimas del machismo de Iglesias. También lo han sido las dirigentes de otros partidos políticos como Andrea Levy, del Partido Popular. Durante la investidura fallida de Pedro Sánchez, el líder de Podemos manifestó que Levy «se calienta» con el diputado de su partido Miguel Vila.
Machista ‘gran reserva’
La actitud machista de Iglesias no viene de ahora, sus actitudes misóginas son ‘gran reserva’, pues algunas proceden de su época como profesor universitario. Cuando dio clases en la Universidad Complutense de Madrid se dirigía a sus alumnas por sus rasgos físicos, mientras que a los alumnos varones les llamaba por su nombre. Así lo revelaban referencias recogidas en el blog de Colectivos de Jóvenes Comunistas de su Universidad.
La bitácora de estudiantes comunistas publicó en febrero de 2014 una entrada titulada [Somosaguas] Lo que no sabes de los líderes de Podemos. Ni Juan Carlos Monedero ni Pablo Iglesias salían bien parados en las entradas del blog. Una de ellas era el retrato de ambos en el que se les presentaba como machistas.
En el caso del secretario general de la formación morada y vicepresidente del Gobierno se dice de él: «También sabemos que Pablo Iglesias en sus clases se dirige a las alumnas, no por su nombre o apellido cómo sería lo lógico, sino por sus rasgos físicos o diminutivos, actitud machista que choca frontalmente con el aparente feminismo del que hace gala en la televisión», recogía una de estas referencias.
Amado líder
Pero si sus actitudes públicas hacia las mujeres son tristemente conocidas, su egolatría como ‘amado y único líder’ de la formación morada también lo es. Famoso fue el cartel de su regreso tras la baja por paternidad.
Dicho cartel presentaba a un Pablo Iglesias frente a una muchedumbre y encabezando la imagen un enorme «VUELVE» en el que las dos letras («EL») de en medio se aprecian bien resaltadas. Este cartel con su remarcable contenido machista suponía una ofensa directa para la que, durante la ausencia de Iglesias, dirigió el partido: su compañera y madre de sus hijos, Irene Montero.
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