España
Ley del 'sólo sí es sí'

La última vez que el violador de Lérida salió de la cárcel tardó sólo un mes en volver a atacar

  • Luis Miguel Montero/ Ángel Moya

En mayo de 2008, Daniel Padial González abandonaba la cárcel tras pasar antes, durante cuatro años, por un centro de menores donde se encontraba internado. Tras saborear la libertad sólo tardó un mes en cometer su primera violación y otro mes en agredir sexualmente a la segunda víctima. Fue detenido en agosto de aquel mismo año y volvió a la cárcel. Los educadores del centro de menores lo avisaron, Daniel Padial no estaba preparado para dejar la cárcel porque «tiene un perfil delicuencial de alto riesgo» pusieron en sus informes, pero ahora la Ley Montero ha hecho posible su puesta en libertad al rebajar sus dos penas de 7 años por estas agresiones a 5 años cada una.

Las sentencias no fueron recurridas por nadie porque el tribunal admitió la petición de las acusaciones particulares de 7 años de cárcel. Pero lo más grave del juicio es que, debido a que era menor de edad, no constaba que tuviera antecedentes penales computables y, por tanto, su reincidencia no era un agravante para pedir mayores condenas. Aun así la Conselleria de Justicia de la Generalitat catalana había advertido a la Fiscalía en 2007 de que Daniel Padial quedaba en libertad y permanecería cinco años en libertad vigilada. Entonces tenía sólo que responder a la Justicia por una causa pendiente, el acoso a otro joven en un centro de menores de Sabadell.

La historia delictiva de Padial es la de un depredador sexual de manual. En 1999 ingresó cautelarmente en un centro de menores por cuatro violaciones y otros delitos asociados como robos y coacciones. Al cabo de unos meses, fue condenado por un tribunal por estos hechos. Pero el 27 noviembre de 2000 se fugó del centro donde cumplía su internamiento por estas agresiones sexuales. El 28 de noviembre cometió otra violación, el 30 de noviembre otra y además robó a su víctima. Tenía quince años. Fue detenido el 2 de diciembre y regresó al internado.

Pero el sistema seguía y sigue creyendo en la reinserción de estos delincuentes sexuales y en 2001 se le autorizó a disfrutar de salidas, primero acompañado de educadores y luego en solitario. Durante los diez permisos que disfrutó entre noviembre de 2001 y febrero de 2002 cometió 12 nuevas violaciones y cinco robos. Volvió a ser detenido y no salió en libertad hasta mayo de 2008, que fue cuando cometió sus dos últimas violaciones, en junio y julio del mismo año. La primera víctima sólo tenía 16 años, la segunda, 17.

Todo ello a pesar de que la Conselleria catalana de Justicia advirtió un año antes de su puesta en libertad a la Fiscalía Superior de Cataluña que Padial estaba a punto de salir a la calle y que iniciaba el cumplimiento de los cinco años en libertad vigilada. Pero de nada sirvió, a pesar de que tenía otro proceso pendiente en un juzgado de Sabadell (Barcelona) por acosar a un joven de un centro de menores. Ahora, debido a la Ley Montero, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña también advierte en un auto de su puesta en libertad.

Es normal que con estos antecedentes la puesta en libertad del mayor depredador sexual que ha conocido Lérida haya generado inquietud y desasosiego, sobre todo entre sus víctimas. Ahora Padial tiene 37 años y queda de nuevo en libertad gracias a la Ley Montero.