España
PRESOS DE ETA

Un juez prepara la excarcelación de un etarra condenado a 2.300 años sin enfermedad alguna

Urkullu le concedió el tercer grado por su "arraigo" al País Vasco pero la Audiencia ordenó su vuelta a prisión en noviembre de 2022

La Audiencia Nacional revoca el tercer grado al jefe de ETA ‘Fiti’ y le devuelve a la cárcel

Así mintió Marlaska a las víctimas en 2018: «Los acercamientos serán «puntuales y sin delitos de sangre»

Joseba Arregi Erostarbe (Fiti), el jefe de ETA que instigó al comando Argala a atentar contra la casa-cuartel de Zaragoza en 1987 en la que murieron 11 personas -cinco de ellas niñas-, está cerca de volver a la calle. Pese a que la Audiencia Nacional frenó el pasado noviembre su excarcelación y le devolvió a prisión, el juez de vigilancia penitenciaria se inclina ahora por volver a dejarle libre. Pese a que no padece ninguna enfermedad grave, el juez entiende que por su edad (76 años) debe quedar en libertad de su condena: 2.354 años. Sólo el sanguinario Henri Parot tiene más años de condena, con 4.800.

Según ha podido saber OKDIARIO, el juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis de Castro, está contactando con algunas de las víctimas -y sus familias- de Fiti para recabar su parecer ante la posibilidad de la concesión del tercer grado por «motivos humanitarios».

El juez está sondeando esta posibilidad, con visos de convertirse en realidad próximamente, en base al artículo 36.4 del Código Penal. Este establece que «la autoridad judicial de vigilancia penitenciaria, según corresponda, podrá acordar, previo informe del Ministerio Fiscal, Instituciones Penitenciarias y las demás partes, la progresión a tercer grado por motivos humanitarios y de dignidad personal de las personas condenadas enfermas muy graves con padecimientos incurables y de las personas septuagenarias, valorando, especialmente, su escasa peligrosidad».

Pese a que Fiti no está enfermo, tiene en estos momentos 76 años y el próximo mes de marzo cumplirá 77. No consta que haya pedido perdón a sus víctimas ni haya colaborado con la justicia, pero las normas propias del circuito penitenciario del País Vasco premiaron su «arraigo» a la región para concederle el tercer grado, luego revocado.

Jefe de ETA

Joseba Arregi Erostarbe, Fiti Fitipaldi, perteneció a la cúpula de ETA conocida como Artapalo. Fue desarticulada el 29 de marzo de 1992 en Bidart (Francia) en un histórico golpe policial en el que también fue arrestado Francisco Múgica Garmendia, Pakito, y José Luis Álvarez Santacristina, Txelis.

Aquella operación policial de Bidart fue un duro golpe al entramado de la banda terrorista, y fue la primera vez que las Fuerzas de Seguridad desarticulaban a la cúpula de ETA que llevaba más de una década dirigiendo la organización terrorista. Además, consolidó la colaboración entre la policía española y la francesa, clave para desarticular comandos y detener a decenas de terroristas.

Más de 2.300 años

La Audiencia Nacional le condenó en 2002, al considerado experto en explosivos de ETA, a 743 años de cárcel cada uno como cooperadores necesarios en el atentado contra un autobús militar en Zaragoza en 1987, en el que hubo dos muertos, Ángel Ramos Saavedra y Manuel Rivera Sánchez y 28 heridos. Fiti también fue condenado en 2003 como inductor del atentado de la Casa Cuartel de Zaragoza, en el que fueron asesinadas 11 personas. De estas últimas, cinco eran niñas.

Además, el preso fue condenado a 26 años y ocho meses de cárcel por el intento de asesinato del comisario general de la Expo-92 de Sevilla, Manuel Olivencia, en 1990, mediante el envío de un paquete bomba que terminó causando heridas a dos empleados de la organización. En total, por toda su actividad en ETA, fue condenado a 2.354 años.

Cinco niñas

Arregui Erostarbe fue inductor de uno de los más cruentos y salvajes asesinatos que ha cometido la banda terrorista en toda su historia de actividad criminal. Fiti, como uno de los máximos dirigentes de ETA en aquel momento junto a Josu Ternera, instigó al comando Argala en el atentado contra la casa cuartel de Zaragoza en 1987. El 11 de diciembre de aquel año, los etarras pusieron su diana sobre este edificio de la capital aragonesa donde vivían 40 familias de la Guardia Civil, en total cerca de 200 personas.

Pasadas las 6:30 de la mañana, los integrantes del comando Argala abandonaron un coche frente al edificio cargado con 250 kilogramos de amonal. Instantes después hizo explosión, derribando las cuatro plantas de la estructura y sepultando a muchas familias entre los escombros.

El balance de víctimas de aquel atentado ascendió hasta las 11 personas, de ellos cinco niñas de entre 3 y 7 años. El ataque dejó, además, una de las imágenes más icónicas de la barbarie terrorista etarra: la de un agente de la Guardia Civil ensangrentado portando en sus brazos el cuerpo de una niña víctima de la explosión etarra.