España

La investigación policial siembra dudas en el caso de la anciana que acusa a su cuidadora por okupa

OKDIARIO ha tenido acceso a los datos que apuntan a un interés por parte de la familia de la anciana por recuperar una casa que abandonó en 2019

Se investiga si han cobrado un alquiler de 400 euros mensuales subarrendando una casa en la que Carmen vivía desde hace décadas con un contrato de renta antigua

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  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

La historia tenía todos los ingredientes para despertar la compasión de los medios de comunicación primero y de la ciudadanía después. Carmen, una anciana de 90 años en silla de ruedas, fotografiada en el descansillo de su casa de toda la vida con una maleta a medio cerrar porque no le dejaban volver a entrar a su casa. ¿Quién podría ser tan desalmado para hacerle eso a esta frágil mujer? Según los familiares de Carmen, erigidos en portavoces de su causa, todo era culpa de su cuidadora, una mujer malvada que aprovechando que Carmen tuvo que ser ingresada por Covid y que más tarde se quedó confinada en casa de su hermano, se apropió de la casa de la señora en plena calle Toledo, en el corazón de Madrid.

Según la familia de Carmen llevan dos semanas tratando de entrar en la casa, pero la presunta okupa, o más bien usurpadora, se lo prohíbe. Sin embargo esta versión de los hechos no convence del todo a la Policía, que el pasado miércoles 25 de agosto se plantó en la propiedad. OKDIARIO conoce todos los detalles de lo que averiguaron, y la historia no se parece mucho a lo que cuentan los familiares de la anciana Carmen.

Para empezar, ése es el dato que más en cuenta hay que tener: ¿Qué dice Carmen de todo esto? Poco o nada, porque su fragilidad física ha hecho necesario que sean sus familiares los que hablen por ella en las decenas de apariciones en periódicos y televisiones que han protagonizado durante los últimos días. Carmen ha aparecido en esas entrevistas con su mascarilla, sobre su silla de ruedas y asintiendo a lo que dicen los suyos.

Según ellos, una tal Luna se ofreció tiempo atrás a cuidar de la anciana a cambio de un techo bajo el que vivir. Carmen ha llegado a decir que la llamaba “mamá” pero que ahora ha cambiado radicalmente de actitud. Según la familia Carmen tuvo que ser ingresada a principios de 2020, y de ahí a casa de su hermano, confinados por el estado de alarma. La tal Luna se quedó en la casa y de vez en cuando preguntaba por la mujer. A principios de este verano Carmen y su familia pensaron en mudarse a la casa de la anciana y fue cuando Luna les prohibió entrar. Tras semanas de discusiones el 25 de agosto una patrulla de Policía llega a la casa. Los llaman porque Carmen, en su silla de ruedas, su abogado y una conocida empresa de desokupación están protagonizando un incidente en el rellano.

Baile de fechas

Los policías comenzaron sus indagaciones, uno por uno, hablaron con cada protagonista, y la historia empezó a transformarse ante sus propios ojos. Para empezar, hablaron con el desokupador, quien les aseguró que su clienta abandonó la casa hacía dos meses por enfermedad y que ahora no la dejaban volver. ¿Dos meses? ¿No era 2020? Seguimos. Parece que los agentes iban a tener que hablar con la presunta okupa, quien realmente se llama Loubna, y que invitó a uno de los agentes a entrar en la casa. Loubna explicó al policía que tiene subarrendada la casa a Carmen desde el año 2017 y que la anciana abandonó el piso en el año 2019. Ni hace dos meses, ni en 2020. Carmen no vive en la casa de la calle Toledo desde 2019, y no sólo porque lo diga Loubna. Pero, antes de llegar a eso sigamos con la información policial obtenida por este periódico.

La mujer a la que acusan de okupa ha denunciado al menos en dos ocasiones a la familia de Carmen. Asegura que este verano, al menos en dos ocasiones, han entrado en la casa profiriendo amenazas y empujándola, motivo por el que ha instalado el cerrojo que impide la entrada en la casa de Carmen y su familia. Loubna mostró al policía un documento manuscrito firmado por Carmen y varios recibos de 400 euros que según la mujer acusada de ser okupa es el precio por subarrendar la vivienda. Al mismo tiempo otro agente revisaba los recibos por los que Carmen pagaba su alquiler de renta antigua. Pudo ver al menos los recibos de diciembre de 2020 y los de enero y febrero de 2021. Carmen paga unos 100 euros al mes.

Los agentes sospechan que lo que allí sucede es que la familia de Carmen se estaba lucrando con el pago del alquiler subarrendado mientras seguía pagando la renta antigua de la que Carmen disfruta desde hace décadas. Sólo una persona puede aclarar si esta sospecha es fundada. Los policías consiguieron localizar a la hija de la dueña legítima del inmueble. La sorpresa de los policías llegó cuando al otro lado del teléfono le aseguraron que habían demandado a Carmen por vía civil por incumplimiento de contrato. La hija de la propietaria les transmitió además a los policías su sospecha de que Carmen lleva años sin habitar la casa.

La última conversación de la Policía el 25 de agosto en el lugar de los hechos es también muy llamativa. Los agentes identificaron en la trifulca a Fernando, hijo de Carmen. El hombre, que ronda la cincuentena, les dice a los agentes que lo que él quiere es residir de nuevo en la casa de la calle Toledo porque el contrato de su actual casa finaliza en septiembre. Todos se han denunciado mutuamente, así que ahora será un juez quien decida si Loubna es una cuidadora okupa o si Carmen está siendo el instrumento de lucro de su familia.