INSTITUCIONES PENITENCIARIAS

Interior hace negocio y permite traslados de presos para trabajar en talleres carcelarios para empresas

La Entidad de Trabajo y Prestaciones Penitenciarias activa una campaña en las cárceles para captar trabajadores de otros centros que permita mantener talleres abiertos

Los principios para que un preso sea trasladado deben ser de arraigo, seguridad o dispersión, pero nunca por intereses o incentivos económicos

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Interior hace negocio en las cárceles.
Interior hace negocio en las cárceles.
Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

En las cárceles españolas existen diferentes tipos de talleres en los que pueden trabajar los presos penados. Los hay ocupacionales y productivos, y de estos últimos existen los que se dedican a la producción de suministros que abastecen a las propias cárceles o los que fabrican dentro de la prisión productos comercializados por empresas privadas. Estos talleres deberían servir para dar ocupación y sentido laboral al cumplimiento de condenas, pero esconden intereses económicos y necesidades laborales incompatibles con el presunto sentido penitenciario. OKDIARIO ha tenido acceso a un anuncio distribuido en las cárceles para invitar a los presos a pedir traslados carcelarios a los centros donde hay talleres remunerados “por encima de 500 euros mensuales”. ¿Por qué? Porque la falta de mano de obra pone en peligro la continuidad de esos talleres.

La Entidad de Trabajo y Prestaciones Penitenciarias, TPFE, es un órgano externo pero que depende de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y del Ministerio del Interior. Son los que gestionan los talleres laborales de las cárceles de España, y para ellos su objetivo es “lograr la inserción laboral de todos los penados mediante la formación y el trabajo, proporcionándoles conocimientos y hábitos laborales para que, una vez alcanzada la libertad, puedan competir en condiciones de igualdad con el resto de los ciudadanos”. Así explicada, su labor es encomiable, pero hay que entrar en el detalle.

En el caso de los talleres laborales, lo que la TPFE consigue con la contratación de presos es mano de obra barata que produce bienes por los que luego cobra. Es el caso de los talleres que fabrican suministros penitenciarios. El caso más evidente es la elaboración de pan por parte de presos en una cárcel que luego es vendido a otros establecimientos penitenciarios. Pero la TPFE también tiene talleres laborales en los que se fabrican piezas o productos para empresas privadas externas. Se contrata a los internos, se les da de alta en la Seguridad Social y se les paga un salario, y aquí es donde el sistema deja de ser tan bucólico.

Sus consecuencias en el exterior

Vamos con dos ejemplos. Un taller de uno de los centros penitenciarios españoles formado por la TPFE llegó a fabricar todas las perchas de todos los centros comerciales de una conocidísima empresa española. El ahorro en mano de obra fue espectacular, ya que los internos pueden cobrar desde 200 a 500 euros por trabajar en esos talleres, lo que los sitúa muy por debajo de lo que podría definirse como ‘mano de obra barata’. Otro ejemplo es una cadena de producción montada en otra cárcel que trabaja para una conocida marca automovilística con planta de producción en territorio español, que encontró en la cárcel unas condiciones laborales inimaginables para un empresario en el exterior.

Y es que precisamente la existencia de estos talleres también tiene consecuencias en la vida en libertad. Uno de los muchos acuerdos empresariales entre empresas y la TPFE se firmó en una cárcel del levante español. El acuerdo implicaba la elaboración en la cárcel de unos mecanismos necesarios para el producto que vendían. Una vez que comprobaron las condiciones del acuerdo y que el producto era igual de válido que el fabricado en libertad, llegaron los despidos de trabajadores que hacían el mismo trabajo por el triple de salario.

presos
El anuncio distribuido en las cárceles.

Asumido que los talleres de trabajo carcelario tienen un tanto de reinserción y otro de negocio hay que centrarse en lo que dice el Ministerio del Interior sobre los traslados de presos de una cárcel a otra. El número de prisiones en España es limitado y tiene que existir un reparto equitativo de la población reclusa para no saturar los centros. Además, hay criterios de seguridad para no permitir traslados sin revisar sus circunstancias. Si dos presos son separados por estar enfrentados no puede dejarse al albur de su voluntad solicitar un traslado que vuelva a reunirlos. Pero si existe un motivo por encima del resto para que un preso pueda acceder a un traslado ese es del arraigo familiar. No hay mayor motivo para que un preso cambie de cárcel que poder estar allá dónde esté su familia.

Sin embargo, se ve que Interior valora otros argumentos, como por ejemplo el económico. Esa es la única conclusión posible tras revisar el anuncio distribuido en algunas cárceles y al que ha tenido acceso OKDIARIO, en el que la TPFE pide en mayúsculas: “SOLICITA TU TRASLADO”. El pasquín en cuestión pide a los internos que lo hagan porque “queremos que te incorpores a trabajar a uno de los mayores centros de producción de la institución” y para animar a los presos les recuerda que lo que ofrecen es: “Un puesto de trabajo adecuado a tus características, formación para cada puesto de trabajo, nóminas por encima de 500 euros mensuales y ambiente de trabajo”. Una cosa es fomentar la reinserción de los presos a través del trabajo y otra directamente tratar de ficharlos de un centro a otro para mantener vivos los negocios.

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