Hay mayoría alternativa a Urkullu
El mismo día en que políticos de todos los colores, salvo los del rojo-sangre de Bildu y los leninistas de Podemos, homenajeaban en el cementerio donostiarra de Polloe a Fernando Múgica, asesinado vilmente hace veinticuatro años por los facciosos de ETA comandados por García Goena, “Chapote”, miembros significativos del propio Bildu y sus conmilitones del mismo Podemos, socios todos de Pablo Iglesias y de Pedro Sánchez, se reunían con las familias de los asesinos de la banda. Es más que probable que portaran el mensaje del Gobierno del Frente Popular que pretende, más pronto que tarde, acercar a los criminales a las prisiones vascas, incluso festejarles con beneficios penitenciarios a granel. El PNV ya ha decidido incluir en su próximo programa electoral esta exigencia que Sánchez no tendrá el menor inconveniente en cumplimentar… siempre que le convenga. ¿Por qué? Pues porque los nacionalistas, que ahora mismo asfixian al PSOE con sus múltiples reclamaciones, se temen, según se susurra en el País Vasco, que también ellos sean víctimas de la penúltima traición del presidente del Gobierno.
Algo con lo que ya han maniobrado en la navarra Estella y en la guipuzcoana Irún. En las elecciones vascas convocadas este martes por Íñigo Urkullu para el 5 de abril, Domingo de Ramos, los sondeos más reputados, entre ellos el Euskobarómetro, avanzan que mientras el PNV puede quedarse anclado en los treinta escaños, la suma hipotética de Bildu, con 19, el PSOE con 14, y Podemos con 6, alcanzaría 36, un escaño por encima de la mayoría absoluta de un Parlamento que consta de setenta y cinco asientos, veinticinco por cada provincia.
Para Sánchez la tentación sería muy grande porque representaría remedar en las Vascongadas el acuerdo parlamentario de Madrid y, eso sí, sin la molesta compañía de los fieles del racista Sabino Arana. Una martingala para desplazar al PNV de Ajuria Enea que, sin embargo, comprometería absolutamente el apoyo del PNV en el Congreso de los Diputados, pero ya se sabe que el actual presidente del Gobierno es un experto en actuar alevosamente contra sus propios aliados. O sea, que Urkullu se tiente la ropa porque así se las gasta Sánchez que, además, se complace ahora mismo con los sondeos que pronosticaban una mínima bajada, de seis a cinco escaños para el PP, un descenso que no impediría la coalición con Ciudadanos, un partido que en los tres territorios apenas llega al uno por ciento de representación.
Incertidumbre en el PP
Al PP, por cierto, no le han ayudado los repetidos rumores sobre un cambio en su candidatura electoral. Durante días, un rumor, quizá interesado, ha depositado en Rosa Díez la primogenitura de una lista conjunta vasca con Ciudadanos. El PP nacional tardó demasiado en afirmar que esa posibilidad era “falsa de toda falsedad”, pero Alfonso Alonso, presidente del partido en aquella comunidad se ha desgastado todavía más en la incertidumbre. Desde luego cuenta con la enemiga de varios dirigentes de su formación, alguno de los cuales no olvidan que Alonso fue uno de los hombres de la opción para las primarias de Soraya Saenz de Santamaría. Alonso habló con Pablo Casado y éste le recetó tranquilidad, pero el alavés nunca las tuvo las tuvo todas conigo, sobre todo después de que el nombre de la eurodiputada Mayte Pagazaurtundúa se utilizara también como alternativa.
El otro partido de la derecha, VOX, poco tiene que hacer en esta convocatoria electoral en una región a la que quiere desposeer nada menos que del Concierto Económico. Como dicen en Vitoria, capital política y administrativa del País Vasco: “Venir aquí amenazando con eliminar el Cupo es como intentar robar las gafas a un miope”. Un buen parangón.
Por lo demás, y aparte del mal resultado que le deparan los sondeos en el País Vasco, al PP este adelanto electoral ha determinado que el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo convoque también sus comicios coincidiendo con los vascos. Quizá solo se trate de una coincidencia supersticiosa, pero siempre que se ha producido una doble convocatoria ha vencido en su región por mayoría absoluta. Esta concordancia no le importa un comino a Urkullu, cuya principal preocupación es que la rebelión catalana no influya en sus resultados. Huye Urkullu como de la peste de unos comicios antes de tiempo en el Principado de Cataluña, un adelanto que, en todo caso, no se va a producir. Lo anunció este fin de semana Gabriel Rufián que vaticinó la convocatoria para no antes del próximo otoño. Aún con todo, Urkullu no tiene asegurada la gobernación próxima: Sánchez -ya lo decimos- se la puede jugar; que se ande con tiento.
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