El Gobierno encarga un catering con «halal y sin alcohol» para militares marroquíes que entrena Navantia
La formación se impartirá en el astillero de San Fernando bajo el acuerdo AVT1800+ PHM Marruecos

El Gobierno gastará 113.000 euros en el menú para los militares marroquíes que se están formando en la empresa pública Navantia. Un menú para los alumnos que asistirán a los diferentes cursos de formación y que se impartirán en el astillero de San Fernando bajo el acuerdo con Marruecos con unas exigencias determinadas: carne halal certificada y nada de alcohol ni cerdo.
«Los menús deberán ser equilibrados y variados. Deberán cumplir igualmente con los preceptos de la religión islámica que profesa el cliente, de modo que no incluyan carne de cerdo ni alcohol y las carnes deberán llevar el sello Halal», rezan los pliegos del contrato. Así, Navantia acogerá entre febrero de este año y junio de 2026 hasta un máximo de 86 militares marroquíes para formarles en el control del nuevo buque.
El patrullero, que es ya la construcción número 565 de Navantia San Fernando, tiene una eslora de 87 metros y una manga total de 13, y podrá disponer de una dotación de 60 personas a bordo. Su encargo ha supuesto para el astillero y su industria auxiliar más de un millón de horas de trabajo y alrededor de 1.100 empleos entre directos, indirectos e inducidos durante tres años, como ha indicado la compañía.
Además cuenta con innovadores sensores y radares, contramedidas electrónicas, un cañón de 76 milímetros y sistema de lanzamiento de misiles, así como capacidad para un helicóptero. Este tipo de patrulleros disponen de lanzadores para misiles SAM, SSM y el denominado Point Defence Missile System (PDMS).
La construcción de este patrullero para Marruecos incluye además un paquete de apoyo técnico-logístico -piezas de repuesto, herramientas y documentación técnica-, incluyendo servicios de formación técnica para el personal de la Marina Real de Marruecos en España.
Apoyo policial a Marruecos
El Gobierno de Pedro Sánchez ha detallado la partida presupuestaria que dedica para dotar de medios, personal e infraestructura a la policía de Marruecos para el control de la inmigración. Esta cuantía se ha duplicado, alcanzando los 4,2 millones de euros el pasado año, a pesar de que la principal entrada de ilegales a España sigue siendo la procedente del norte de África.
Concretamente, Interior ha detallado que las ayudas destinadas al refuerzo de las capacidades materiales de las fuerzas de seguridad responsables de la lucha contra las redes de inmigración irregular y el tráfico de personas en 2024 alcanzaron los 4,1 millones de euros con un solo beneficiario: Marruecos. En 2018, cuando Pedro Sánchez llegó a La Moncloa, esta partida se situaba en los 3,2 millones de euros, de los cuales la policía de Mohamed VI recibía más de la mitad -2,5 millones- mientras que el resto se repartía entre Senegal y Mauritania.
Esta estrategia de regar con dinero público operaciones para reducir la afluencia de inmigrantes a territorio español no es nueva: España lleva años enviando soporte técnico y material a Marruecos, con poco éxito a la hora de controlar las llegadas de ilegales. En uno de sus últimos informes, Frontex alertó de que la ruta de África Occidental -es decir, la inmigración que llega por las Islas Canarias- ya ha superado el número total de llegadas irregulares de todo el año pasado, lo que sitúa el total en el nivel más alto desde que la agencia europea de fronteras comenzó a recopilar datos en 2009.
Una de las líneas de crédito más significativas de la FIIAPP es la que tiene que ver con la financiación de la seguridad en fronteras, posiblemente el aspecto más complejo de la relación entre España y Marruecos. Desde 2019, Sánchez ha entregado decenas de millones a instituciones de Rabat para cubrir gastos de la Gendarmería marroquí. Desde todoterrenos de alta gama hasta dietas para los agentes. Las ayudas se designan como «despliegues de operativos de vigilancia de fronteras, en el ámbito de la Cooperación Policial internacional».