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Jueces

Ex magistrados del Supremo renuncian a la máxima distinción judicial tras entregársela Sánchez a Zapatero

Para Antonio Salas y Javier Borrego, con la concesión a Zapatero "ya no supone un honor ostentar este galardón"

Dos ex magistrados del Tribunal Supremo (TS) han renunciado a la máxima distinción judicial, la cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort, conocida como la Raimunda, tras entregársela el Gobierno de Pedro Sánchez al ex presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero y, a título póstumo, al ex concejal socialista madrileño y secretario de Movimientos Sociales del PSM-PSOE Pedro Zerolo.

Se trata de Antonio Salas Carceller, ex magistrado de la Sala Civil del Tribunal Supremo, y Javier Borrego Borrego, ex magistrado del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) y de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Supremo, con 43 y 49 años de servicio en la Administración de Justicia, respectivamente. Para ambos, con la concesión de este galardón a Zapatero y Zerolo «ya no supone un honor ostentar este galardón», según declaran en exclusiva a OKDIARIO.

Salas denuncia que el Gobierno ha acabado con la Orden de San Raimundo de Peñafort al «politizarla miserablemente». «Todo lo que tocáis lo adulteráis», reprocha al Ejecutivo.

Se da la circunstancia, además, de que Sánchez ha entregado a Zapatero y Zerolo la Gran Cruz, que es la máxima condecoración de esta orden, «la meritísima Cruz», mientras que a ellos, con semejante trayectoria de servicio público en la Justicia, les fue entregada en su día una de inferior categoría.

Antonio Salas ha renunciado a su cruz este martes, con la carta a la que ha tenido acceso en exclusiva este diario, mientras que Javier Borrego hará efectiva la suya este miércoles, por encontrarse hasta entonces de viaje. La carta de renuncia ya la tiene esbozada y la desgrana a este diario.

Como ha informado recientemente OKDIARIO, el mundo jurídico ha estallado con tal condecoración a Zapatero y Zerolo, ya que premia «los relevantes méritos contraídos por cuantos intervienen en la Administración de Justicia y en el cultivo y aplicación del estudio del Derecho en todas sus ramas, así como los servicios prestados en las actividades jurídicas dependientes del Ministerio de Justicia».​ Los jueces no dan crédito a semejante afrenta y destacan que hay jueces, abogados, fiscales y catedráticos que merecen esta condecoración, pero no se les ha otorgado.

Tanto Zapatero como Zerolo son licenciados en Derecho, pero no han ejercido. El Gobierno alega que se les ha concedido la Raimunda como «impulsores de la ley del matrimonio igualitario».

Daniel Portero también renuncia a ella

Al igual que Salas y Borrego, también han anunciado que renuncian a la máxima distinción judicial Raimundo Prado Bernabéu, magistrado de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, y Daniel Portero, presidente de la asociación Dignidad y Justicia e hijo del que fuera fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Luis Portero, asesinado por ETA en octubre de 2020 en Granada.

«Después de saber que Zapatero entra en esta orden, mañana voy a enterarme de cómo puedo renunciar a la mía», publicó Raimundo Prado en la red social X  el pasado 26 de junio. En su caso, fue distinguido con la Cruz Distinguida de Primera Clase, el 9 de diciembre de 2014.

«Mientras ZP tenga la distinción de la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort, el fiscal jefe del TSJA asesinado por los protectores de ZP renuncia a esta condecoración», ha sentenciado Daniel Portero también en la citada red social, mostrando su estupor y malestar con tal premio al ex presidente socialista.

De hecho, Portero sostiene que «todo gran jurista debe renunciar a esta gran condecoración hasta que se restablezca la normalidad en nuestro país», y hace un llamamiento «al resto de grandes juristas a que tomen esta medida cautelar mientras este ínclito personaje porte esta distinción concedida por el más que corrupto gobierno actual».

«Zapatero es símbolo de la corrupción, del engaño, de la traición y de la protección de regímenes asesinos, terroristas y narcotraficantes», subraya indignado Portero sin dar crédito a que haya recibido este importante premio jurídico.

Fue el pasado viernes cuando Zapatero recibió su Gran Cruz de manos del ministro de Justicia, Félix Bolaños, en un acto en el Palacio de Parcent (Madrid), titulado Orgullo y Justicia, «conmemorativo del Día Nacional del Orgullo LGTBI». El otorgado al activista LGTBI y político fallecido Pedro Zerolo fue recogido por la presidenta de la fundación que lleva su nombre, Luisa Estévez.

Los motivos esgrimidos por Salas

Antonio Salas, magistrado emérito de la Sala de lo Civil del Supremo, expone en su carta de renuncia dirigida a la Junta de Gobierno de la Cruz de San Raimundo de Peñafort que por orden de 24 de junio de 1996 le fue concedida la Cruz distinguida de primera clase, que ha ostentado «con orgullo casi 30 años» de los 43 que ha prestado servicio en la Administración de Justicia, los 15 últimos como magistrado del Supremo, pero renuncia a ella y a los honores que comporta.

En su misiva explica que con este premio a Zapatero y Zerolo «se ha adulterado gravemente» la naturaleza de esta distinción creada mediante decreto de 22 de enero de 1994, bajo el mandato del entonces ministro de Justicia, Eduardo Aunós Pérez, para premiar el mérito a la Justicia.

«Aunque pudiera aducirse que entre dichos méritos se encuentra el de la contribución a la obra legislativa, sin duda tales méritos no pueden cumplirse con una actuación política con forma de una brevísima ley por muy respetable que sea», razona este magistrado emérito del Supremo.

Salas expone que dicha iniciativa «para su desarrollo y aprobación -hace ahora 20 años- podría haberse premiado con otro tipo de distinción de carácter político, pero no con ésta de San Raimundo de Peñafort, cuya esencia radica en la promoción y defensa, desde la teoría o la práctica de los fines propios del Derecho: la Justicia, el Bien Común y la Seguridad Jurídica». 

Ahora las da el Ministerio, pero cuando la recibió Salas se entregaba en un acto solemne, que se hacía con el presidente de la Audiencia Territorial de entonces. A él se le hizo entrega de ella en la Sala de Vistas de la Audiencia Provincial de Murcia. 

Las razones de Javier Borrego

Por su parte, el magistrado emérito del Supremo Javier Borrego renuncia por la «incoherencia» de esta concesión a Zapatero. «Si la razón de la concesión es el matrimonio civil, entonces tendrían que haber puesto ambos cónyuges de diferente sexo o del mismo, pero han señalado primero del mismo sexo y eso no es jurídico».

En segundo lugar indica que «ha habido una falta de comprensión lectora» en el Ministerio y el Gobierno del decreto de creación de esta orden, que «habla de la hermandad entre los miembros de la misma, de la buena relación, de misas a las que deben asistir», y los galardonados «no son de este espíritu».

Además, señala que dicho decreto expone que la Gran Cruz no se le puede dar a los miembros del Gobierno de la Segunda República, por lo que a Borrego le parece incoherente que «alguien que critica el régimen anterior y que alaba la Segunda República acepte esta condecoración».

En su opinión, «se ha desnaturalizado la orden de San Raimundo con la meritísima Cruz a Zapatero». «Yo no tengo la Gran Cruz, sino otra inferior. Siempre la he tenido y tomé posesión de magistrado del Supremo con ella», rememora, indicando que la otorgada a Zapatero «no debe haber muchos que la tienen».

Preguntado por su balance del Gobierno de Zapatero, responde que «con él empezó la polarización española», en referencia a unas palabras del expresidente al periodista Iñaki Gabilondo: «Nos conviene que haya tensión» y «hay que dramatizar». «La transición supuso convivencia de todos y con Zapatero, que unos eran los buenos y los demás, los malos», concluye.

Estupor entre los juristas

Entre quienes también han acogido con indignación el premio a Zapatero se encuentran, por ejemplo, Javier de Lucas, catedrático de filosofía del Derecho. «Autoconceder una medalla o regalarla a un correligionario político es antiestético. Causa vergüenza ajena premiar con la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort a un expresidente, ZP, cuyos méritos jurídicos son irrisorios», ha publicado en X.

«A mi padre, Agustín José Antuña Alonso, le concedieron la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort. Recuerdo su emoción y agradecimiento. Sinceramente, me produce un decepcionado asombro que se la concedan también al señor Zapatero», señala en la citada red social la abogada Marta Antuña.

Elena Mantilla, directora general de Madrid Excelente, indica en X que su padre recibió la Gran Cruz en 2005, pero él «redactó, entre otras leyes, la Ley Concursal, un texto clave que ha salvado miles de empleos en los peores momentos económicos», por lo que recibe «con estupor» que se la conceden a Zapatero.