El Ejército filipino rinde homenaje a los últimos de Filipinas en el 120º aniversario de la gesta española

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El Ejército filipino rindió homenaje el pasado día 30 a ‘Los últimos de Filipinas’ en la fecha en la que se conmemora el 120º aniversario del asedio a la Iglesia de San Luis en Baler, donde se gestó una de las mayores hazañas de las Fuerzas Armadas españolas. Como cada año, una nutrida representación de autoridades civiles y militares se ha congregado en la plaza donde está situada la famosa iglesias donde unos irreductibles soldados españoles aguantaron un asedio infernal.

Este año, además de las autoridades locales y militares, se ha desplazado a Baler una nutrida representación española, encabezada por el embajador de España en Filipinas, Jorge Moragas, que ha participado en el homenaje a los militares que vivieron el asedio. Una bandera de España ha salido del interior del templo y se ha colocado junto a la enseña filipina y entre unas coronas de flores ante la placa que recuerda a los supervivientes de aquella hazaña.

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El embajador de España en Filipinas, Jorge Moragas, durante el homenaje

La defensa de Baler

La defensa de Baler se produjo entre el 30 de junio de 1898 y el 2 de junio de 1899. Tras la Guerra de Filipinas, un grupo de medio centenar de soldados españoles resistió durante prácticamente un año en el pueblo de Baler, situado en Luzón (Filipinas) el asedio por parte de los insurrectos tagalos.

Baler, situada a 230 kilómetros del norte de la capital, Manila, era una población muy pequeña, pero allí se produjeron durante 1897 varias escaramuzas que obligaron al ejército español a emplearse a fondo mandando una columna de 400 soldados para sofocar la rebelión tagala.

Una vez se alcanzó cierta estabilidad en la zona, los soldados de apoyo se replegaron, dejando un contingente de unos 50 hombres. Cuando las autoridades españolas parecían tener controlada la revuelta encabezada por Emilio Aguinaldo, en 1898 estalló la guerra hispano-estadounidense, lo que de manera colateral produjo una reactivación del conflicto en Filipinas.

Incomunicadas por tierra, la guarnición española no tuvo noticias de la derrota de la flota española ni del asedio de Manila. En previsión de que los rebeldes volvieran a lanzar un nuevo ataque sobre Baler, el militar al mando de las tropas españoles, el capitán Enrique de las Morenas, ordenó el 30 de junio de 1898 a sus hombres pertrecharse y hacerse fuertes en la iglesia de la localidad para defender la plaza.

Los militares españoles convirtieron la iglesia en un verdadero fortín, excavaron trincheras, convirtieron las ventanas en puestos de vigilancia y de tiro. Los 54 soldados y un franciscano estaban a punto de vivir un año para no olvidar.

El 1 de julio los rebeldes tagalos intentaron convencer a los españoles para que se rindieran. Dieron cuenta de la derrota de las tropas españolas en Manila y les intentaron hacer ver que su situación era insostenible. Sin embargo, los hombres del capitán De las Morenas no se fiaban de aquel relato y esperaban recibir pronto ayuda desde Manila. Comenzaron así 337 días de asedio y escaramuzas.

Los aguerridos soldados españoles rechazaron todos los intentos de los tagalos de hacer con el sitio y en todas las ocasiones en que fueron invitados a rendirse mantuvieron una postura inquebrantable. Fue en mayo de 1899 cuando un alto mando español se desplazó a Baler, conocedor de la situación de sus tropas, y les informó de la derrota española. Aún así no se fiaban, pensaban que todo aquello era una estratagema.

El 2 de junio de 1899 los soldados arriaron la bandera española hecha con jirones y telas. Los 33 supervivientes del asedio de Baler se rindieron con honor. Fueron recibidos en España como héroes y pasaron a conocerse como los últimos de Filipinas. Una de las más heroicas hazañas militares españolas que hoy en día tan sólo recuerdan en Luzón.

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