Dirigentes del PSOE se unen a Podemos y ERC para exigir la cabeza de Robles pero los barones la apoyan
Lejos de calmar las aguas, como pretendía Pedro Sánchez con una decisión tan importante -en 25 años ningún Gobierno había actuado así-, la destitución de la directora del CNI, Paz Esteban ha provocado todavía más tensión en las filas del Partido Socialista. Lo que más ampollas ha levantado, sobre todo, fue la rueda de prensa que ayer martes protagonizó la ministra de Defensa, Margarita Robles.
«Repartió a todo el mundo» y demostró una vez más «que va por libre… hizo lo que quiso». Varios dirigentes del PSOE, liderados por Félix Bolaños, se suman ya a Podemos y los independentistas y exigen su cabeza a Sánchez tras la cumbre de la OTAN que se celebrará en Madrid a finales de junio. La principal razón: el PSOE ha perdido el control total de los servicios de inteligencia, claves para cualquier partido de Gobierno. En el caso de Bolaños, además, se le suma el interés de asumir dominar el CNI.
Y es que ni Margarita Robles ni la nueva directora, Esperanza Casteleiro, son afiliadas al Partido Socialista. Ambas son altas funcionarias del Estado, con una cartera de servicios impecable y con un sentido de la legalidad y respeto a las normas que choca con la política de alianzas de una parte importante de los socialistas. Una estrategia que, precisamente, marca Bolaños como ministro de la presidencia y fontanero del PSOE y que es clave no sólo para garantizar la estabilidad de lo que queda de legislatura, sino también de cara a las elecciones generales del año que viene.
Casteleiro, amiga personal de la ministra desde hace más de 40 años, ha ocupado varios de los cargos de mayor confianza del ministerio y tiene un gran conocimiento de cómo funciona el CNI. «Será completamente leal a Margarita», apuntan en su entorno. Que no a Moncloa ni a Sánchez, necesariamente. Sobre todo cuando, como ha ocurrido en otras ocasiones, se pretende utilizar los servicios de inteligencia para acceder a información de forma dudosa.
Los barones critican la decisión
Mientras la nueva hornada de dirigentes socialistas reprochan a Robles su actitud, por su concepción de la política y el Estado, dispuestos a todo con tal de mantener el poder, otros -principalmente los barones- critican con vehemencia el sometimiento al chantaje de los independentistas. Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, fue el más claro a la hora de hablar en público.
«A ver si ahora resulta que los culpables van a terminar siendo los que pasen por víctimas, hasta ahí podía llegar la cosa», afirmó en un acto en el que estuvo presente el Rey Felipe VI. Pero desde Andalucía, el secretario general y candidato a la presidencia de la Junta, Juan Espadas, también censura el movimiento político de Sánchez para salvar la legislatura, ya que considera «nos hace mucho daño electoralmente». La preocupación entre los barones, tras los últimos pactos con Bildu para salvar varios decretos y la decisión adoptada con el CNI este martes, va in crescendo. La mayoría se somete al escrutinio de las urnas en menos de un año.
Enfado de Sánchez
El presidente Pedro Sánchez «está enfadado» con cómo se ha desarrollado todo. Con las discusiones en público de sus propios ministros, algo que detesta, y por la ineficacia de algunas gestiones realizadas por Bolaños. Sin ir más lejos, el ministro y él apostaban por el general Miguel Ángel Bastelleros como sucesor de Esteban y éste les dijo que no.
Posteriormente, intentaron que una dirección interina se hiciera cargo de los servicios de inteligencia, periodo en el cuál Félix Bolaños habría aprovechado para hacer una limpia de mandos medios, y Margarita Robles se negó a ello minutos antes de que le obligaran a comunicarle la destitución a la ya ex directora. Ella dijo que asumía la decisión a cambio de anunciar el nombre de su sucesor. Y esta no iba a ser otra que la persona que en 2018 ya intentó colocar como directora, su amiga Casteleiro, y que entonces Sánchez rechazó. Esta vez no le ha quedado otra que aceptar.