Ciudadanos se va por el desagüe: pasa de ganar las elecciones con 36 diputados a 6
La debacle electoral de Ciudadanos envía al partido de Inés Arrimadas por el desagüe. Su caída ha sido el vuelco más llamativo de la noche del 14-F, pues ha pasado de ser el partido más votado con 1,1 millones de votos y 36 escaños, a hundirse hasta los seis y perder cerca de un millón de esos sufragios: pierde el 86% de los votos que obtuvo en las autonómicas de 2017. La debacle electoral ha sido de tal calado que las voces críticas ya piden cabezas, para ser exactos las de los generales de Arrimadas: Carlos Cuadrado y José María Espejo.
La fuga de votos de Ciudadanos ha ido a parar al PSC del ex ministro Salvador Illa, y al candidato de Vox, Ignacio Garriga, que ha obtenido representación en todas las circunscripciones. De hecho, la otra catástrofe ha sido la del Partido Popular, que no solo no ha sido capaz de rascar ni un solo voto de la fuga de sufragios del partido de Arrimadas, sino que ha perdido un diputado pasando de cuatro a tres, en una de las noches más negras que se recuerdan en el partido que dirige Pablo Casado.
Guardia pretoriana
La caída libre de Ciudadanos ha dejado en unos mínimos más que preocupantes al partido de Inés Arrimadas, quien ha convocado un Comité Ejecutivo de urgencia para este lunes. Las fuentes de Ciudadanos consultadas por OKDIARIO afirman que ya hay varios dirigentes de ese comité que el lunes “pedirán cabezas”. Entre esas cabezas hay dos nombres propios, Carlos Cuadrado y José María Espejo, considerados como la guardia pretoriana de Arrimadas, los “mandamases del partido”.
“Son unos mediocres”, “Se han cargado a la candidata de Cataluña sin encuestas internas y sin dar explicaciones”, “son los ideólogos de la campaña de los abracitos que hubo que retirar”, “son unos mediocres que no saben hacer la ‘o’ con un canuto”, son algunas de las lindezas que las fuentes afirman sobre esta fuerza oscura detrás del trono de Arrimadas, sin cuyo beneplácito no se mueve ni el aire en Ciudadanos.
Caída libre
La actual líder del partido llegó a la cumbre de Ciudadanos después de que Albert Ribera, su predecesor en el cargo, la aupara como número dos de la formación naranja tras conseguir los mejores resultados que ese partido podía imaginar en Cataluña, siendo la fuerza más votada. Unos resultados que pese a ser históricos, no animaron a la candidata a presentarse a la investidura como presidencia de la Generalitat.
Sin embargo, la cara amable de la historia duró poco, pues la caída del partido tras los catastróficos resultados en las elecciones generales de noviembre del 2019, donde pasaron de tener 57 diputados en el Congreso a diez, no ha dejado de hundir más y más a la formación naranja pese al ascenso de Arrimadas tras la dimisión de Rivera.
La poca representatividad y peso político de Ciudadanos ha dejado a Arrimadas, políticamente hablando, no solo sin mando en plaza, sino sin capacidad real de influencia en el ámbito nacional.
A eso hay que sumar el hecho de que Arrimadas, pese a sus 36 escaños en el Parlament, no solo no se presentó a la investidura como presidenta de la Generalitat, sino que saltó a Madrid, un hecho que los electores reacios al separatismo no han perdonado. La idiosincrasia catalana se ha impuesto, una vez más, y ha desviado los votos de Ciudadanos al PSC y a Vox.
Excusas
Tras los nefastos resultados, el candidato a la Presidencia a la Generalitat Carlos Carnizosa y la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, han salido a hacer declaraciones en un discurso sin posibilidad de preguntas. Ninguno de los dos ha asumido ningún tipo de responsabilidad por los desastrosos resultados más allá de “no saber movilizar al electorado”. Es más, por momentos parecía que se escudaban en la baja participación, que ha caído 26 puntos respecto a los comicios de 2017.
Carnizosa ha dicho: “Casi la mitad de los catalanes se ha quedado en casa. No hemos sabido movilizar al electorado constitucionalista, y existe la opción del separatismo que no representa a la mayoría de los catalanes. Nuestro grupo parlamentario va a seguir haciendo lo mismo desde 2006, defender el constitucionalismo desde el centro y seguirá con la misma firmeza por la lucha con la democracia. Vamos a defender a todos los que nos han votado. También defenderemos a los que se han quedado en casa. Seremos dignos representantes. Desde la capacidad de pacto se puede defender la democracia y a los catalanes del separatismo. Allí seguiremos defendiendo los principios que dieron lugar al nacimiento de ciudadanos en 2006”.
Por su parte, Inés Arrimadas ha afirmado: “Creo que comparto con muchos catalanes la sensación de tristeza de que el separatismo sale reforzado. No hemos sido capaces de movilizar al voto constitucionalista”.
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