España
Independentismo en Cataluña

Un ayuntamiento de Tarragona enseña a los niños a insultar en catalán: «Carallot=Gilipollas»

El Ayuntamiento de Valls (Tarragona), gobernado por los separatistas de ‘Junts per Catalunya’ (JxCAT), ha iniciado una campaña con recursos públicos para promocionar lo que denominan «sensibilización lingüística». En la práctica, se trata de una iniciativa para incitar y aleccionar a jóvenes y niños a que utilicen el catalán también para insultar a otras personas.

Según ha insistido el consistorio durante la presentación de la campaña, el objetivo de este plan  esmostrar a los jóvenes que el catalán es bueno y válido para comunicarse en todos los registros”. Y entre esos registros también se hace referencia al habla coloquial y a los insultos y palabras malsonantes.

De esta forma, el Ayuntamiento ha encargado, impreso y distribuido por el municipio una serie de carteles informativos en los que se ponen ejemplos de esta «sensibilización lingüística», como por ejemplo utilizar la palabra en catalán toracollons para referirse a alguien de carácter «borde», matat al «pringao», carallot al «gilipollas» o figaflor para referirse a «pava».

Cartel del Ayuntamiento de Valls.

Todas las creatividades van acompañadas del logo del Ayuntamiento de Valls y un eslogan: «Para decir lo mismo, no hace falta que cambies de lengua. Si hablas en catalán, utiliza el catalán». El área municipal responsable de la campaña es la de «Educación y Política Lingüística».

El municipio, de 24.000 habitantes, está gobernado por la alcaldesa Dolors Farré (JxCAT). «Esta campaña tiene el objetivo de hacer ver a los jóvenes que el catalán es bueno y válido para comunicarse en todos los registros», aseguraron el pasado viernes en la presentación de la iniciativa desde el área de educación de donde ha surgido la idea.

Diccionarios catalanes

El marco regulativo en Cataluña para el uso del catalán en todos los ámbitos viene siendo una obsesión para el independentismo desde hace años. A nivel local y regional, las autoridades públicas financian todo tipo de estudios e iniciativas para dar a conocer términos en catalán de palabras que se usan abiertamente en castellano. Por ejemplo, este reciente glosario sobre cómo se dicen las partes de la bicicleta en lengua catalana.

En esa campaña para normalizar la desaparición y marginación pública del castellano juega un papel clave el TERMCAT, el Consorcio del Centro de Terminología creado en 1985 por la Generalitat de Cataluña y el Instituto de Estudios Catalanes.

El objetivo de este centro es «coordinar la actividad terminológica en lengua catalana, la creación de productos terminológicos y la normalización de neologismos, para garantizar la disponibilidad de la terminología catalana en todos los sectores de conocimiento y de actividad y para favorecer su uso».

Desde entonces -y especialmente en los últimos años de despegue subvencionado del catalán-, este centro ha elaborado y editado diccionarios con todo tipo de terminologías. Algunas provenientes directamente del castellano aunque catalanizadas, y otras incluso voces extranjeras.

El Departamento de Cultura de la Generalitat le dedicó en 2019, según la memoria editada por la entidad pública, un total de 1,3 millones de euros a esta iniciativa.

La Ley Celaá

En esa lucha por marginar al castellano, los separatistas han encontrado un aliado de última hora: el Gobierno socialista de Pedro Sánchez, que en coalición con el Podemos de Pablo Iglesias han decidido reformar la ley de educación y eliminar al catalán como lengua vehicular en las aulas.

La reforma de esta ley, cuyo proyecto se atribuye a la ministra de Educación, Isabel Celaá, es una de las contrapartidas que ha regalado Moncloa al separatismo de ERC -que fue quien llevó la iniciativa al Congreso de los Diputados- a cambio del apoyo a los Presupuestos Generales del Estado. La llave de Gobierno de Sánchez para aguantar en el poder el resto de la legislatura.

Gracias a esa ‘Ley Celaá’, las comunidades tendrán la potestad de determinar cuál es la lengua vehicular en su territorio en el ámbito de la educación. La última frontera que le quedaba a la defensa del castellano en Cataluña, aunque desde hace años y en la práctica, el idioma nacional ha ido siendo orillado hasta su marginación total en las aulas.

Escaparates y etiquetas

En el mundo empresarial también se han registrado en los últimos años algunas polémicas por la erradicación del castellano en escaparates o etiquetas. Así ocurrió, por ejemplo, con el gigante textil Mango, que en sus tiendas dejó de utilizar el castellano.

La indignación que ello produjo entre sus clientes de habla castellana, que amenazaron con llevar hacia adelante un boicot a la marca, obligó a la cadena a dar marcha atrás y recuperar el castellano.