España
Consejo de Ministros en Barcelona

Los antidisturbios que blindarán a Sánchez en Barcelona no tienen asignados chalecos antibalas

Los Mossos cuentan con chalecos antibalas de dotación individual desde hace dos años

La Dirección Adjunta Operativa exige el uso obligatorio de chalecos antibalas a los antidisturbios

Los policías del 21-D exigen a Interior cascos con cámaras para evitar la manipulación del separatismo

Un agravio más para los policías nacionales que blindarán el Consejo de Ministros de Sánchez el próximo 21-D en Barcelona. Mientras los Mossos irán perfectamente uniformados y dotados con todos los elementos de protección obligatorios, los antidisturbios de la Unidad de Intervención de la Policía Nacional (UIP) no tienen, a día de hoy, asignados chalecos antibalas propios.

Según ha podido saber OKDIARIO, los efectivos que han sido movilizados a Cataluña en comisión de servicio para el 21-D tendrán que utilizar chalecos compartidos, pese a que el uso de este elemento de protección es obligatorio y que sus compañeros de la policía autonómica cuentan con ellos de dotación de manera individual desde hace dos años.

En una circular emitida desde la Dirección Adjunta Operativa de la Policía Nacional, el pasado mes de octubre de 2018, se recogía la obligatoriedad de que los agentes porten un material que “ni tenemos ni nos pertenece”, denuncian los agentes de la Policía Nacional consultados. En la nota a la que ha tenido acceso OKDIARIO se expone que “en aquellas actuaciones en las que por su complejidad, o por los antecedentes de hecho, se prevea que pueda existir el mínimo riesgo o amenaza para la integridad física de los actuantes, será obligatoria la utilización del chaleco antibalas, bien de uso individual, cuando se esté en posesión del mismo, o bien del asignado al grupo interviniente”.

Los chalecos antibalas son uniformidad obligatoria desde 2010. Los Mossos tienen individuales. Los antidisturbios de la Policía, no

La realidad es que los agentes de la UIP, pese a ser miembros de una unidad de alta exposición física, no cuentan con chalecos asignados para cada uno de ellos de acuerdo a su complexión y a las necesidades del servicio, a diferencia de sus homólogos catalanes. Tanto los antidisturbios ARRO de los Mossos cuentan con chalecos antibalas -y otro anti trauma para actuaciones en altercados de orden público- como los agentes de la BRIMO cuentan con una protección mixta tipo coraza que es válida para ambos efectos.

Los antidisturbios denuncian que con ellos se incumple la normativa vigente desde hace más de 10 años -Real Decreto 22/2006, de 16 de enero que regula esta cuestión- tal y como reconoce la propia nota de la Dirección Adjunta Operativa: “en las plantillas que no cuenten con chalecos antibalas de carácter individual para todos los integrantes de las patrullas uniformadas (…) los responsables de éstas, conservarán cantidad suficiente para su utilización colectiva (…) teniendo en cuenta que los vehículos con distintivos policiales deberán contar en todo caso y como dotación obligatoria de los mismos, de tantos chalecos como ocupantes tenga dicho vehículo”.

Algo que los agentes niegan. Aseguran que en ocasiones anteriores y otros operativos similares han tenido que compartir chalecos con otros compañeros tras haberlos usado estos, antes del relevo, durante más de 8 horas de servicio. “Si eres espabilado y llegas al furgón consigues al menos hacerte con uno de los más nuevos, de lo contrario ya sabes lo que te toca” declaran.

Hasta 3 tipos de chalecos

Pese a que las normas de uniformidad descritas desde el Ministerio del Interior para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado exigen a los agentes de la policía ir siempre iguales, no es inusual encontrar despliegues de antidisturbios con hasta 3 tipos distintos de chalecos, con y sin el emblema de la Policía Nacional, de diferentes antigüedades. Algunos de ellos en condiciones de conservación «bastante lamentables», denuncian los policías.

“En un mismo operativo pueden coexistir hasta 3 tipos de chalecos. Los más antiguos, todavía en uso, son del año 89, otros tienen diez años y los más recientes, apenas dos” declaran los agentes. La diferencia es que los primeros pesan más de 3 kilos mientras los últimos no llegan a los 900 gramos, algo que “en circunstancias en las que la movilidad que exige nuestro trabajo es determinante, esa diferencia condiciona mucho tanto la efectividad de las actuaciones de respuesta como nuestra propia seguridad» añaden.

«Es incomprensible que desde la DAO se exija portar un material que no nos proporcionan. Sobre todo con la exposición que exige nuestro trabajo, en el que el chaleco antibalas puede tener un efecto anti corte que no nos proporciona el anti trauma», insisten.