La amnistía descalabra al PSOE: pasa de 14 a 9 escaños en Galicia tras perder 280.000 votos en 8 meses

La debacle golpea de lleno a Pedro Sánchez, que además fue quien colocó personalmente al candidato socialista Besteiro

PSOE Galicia
Pedro Sánchez y su candidato para la Xunta de Galicia, José Ramón Gómez Besteiro. (Foto: Ep)
Roberto Pérez
  • Roberto Pérez
  • Periodista y licenciado en Ciencias Políticas. Especialista en sector público, economía política y presupuestaria, e instituciones político-administrativas. Trabajó para Agencia Efe y Cope, ejerció durante más de 20 años en ABC -etapa que incluyó el ejercicio temporal de la corresponsalía de Nueva York- y actualmente es subdirector de OKDIARIO.

El descalabro del PSOE en las elecciones gallegas ha sido de récord: en sólo ocho meses ha perdido 280.000 votos. Es la diferencia entre lo que cosecharon los socialistas en las elecciones generales del 23 de julio en Galicia y lo que han obtenido en los comicios autonómicos de este domingo. Pese a las variaciones en el comportamiento del voto que suele producirse entre citas locales, autonómicas y generales, la debacle es de tal magnitud que tiene un significado evidente. En el escenario estrictamente autonómico, el resultado es que el PSOE pasa de 14 escaños a 9 en el Parlamento de Galicia. Cinco menos de los que obtuvo en los comicios autonómicos de 2020.

En las generales celebradas el 23 de julio del año pasado, el PSOE obtuvo el respaldo de 486.832 gallegos. En las autonómicas de este domingo ha rondado los 200.000 votos. En números redondos, una fuga de casi 300.000 electores que han nutrido el ascenso del independentista BNG.

El PSOE contaba con un hundimiento, pero el golpe que han sufrido excede incluso las expectativas de los propios socialistas. Además, la derrota es doble, porque la esperanza que tenía el sanchismo era maquillar su debacle con una subida del BNG que permitiera sumar una gran coalición de la izquierda y del independentismo con la que desbancar al PP de la Xunta. Tampoco lo han conseguido. Y no por poco. El PP ha demostrado la solidez de su quinta mayoría absoluta, con una muy holgada ventaja sobre el bloque formado por BNG, PSOE y Sumar.

La izquierda gallega no sólo ha estado lejos de desbancar al PP; es que, en números redondos, tampoco ha conseguido mejorar los resultados de conjunto que obtuvo en las autonómicas de hace cuatro años.

Test de la amnistía en las urnas

Estas eran las primeras elecciones que se celebraban en España desde que el PSOE de Sánchez decidiera impulsar la amnistía para los independentistas condenados o procesados por las revueltas secesionistas de Cataluña. En este sentido, los comicios gallegos han sido también un test de impacto de esa medida en el voto socialista. Y no sólo socialista, también de Sumar, su socio de Gobierno. El resultado de las elecciones gallegas deja claro que el golpe ha sido demoledor.

En las generales del pasado julio, el PSOE obtuvo en Galicia 486.832 votos, cuando Sánchez se presentó asegurando que en ningún caso concedería la amnistía, promesa que tardó horas en romper. En cuanto vio los resultados empezó a cocinarse el pacto con Junts y ERC con la amnistía como exigencia esencial. Este domingo, con apuros ha rondado los 200.000 votos.

Derrota de Pedro Sánchez

La diferencia, por tanto, arroja una cifra desoladora para los socialistas: más de 280.000 votantes perdidos para un PSOE que se presentaba a estas elecciones autonómicas con el sello personal de Pedro Sánchez. Él fue quien colocó de cabeza de lista a la Xunta a José Ramón Gómez Besteiro. Su apuesta ha sido un fracaso absoluto y coloca al PSOE en el peor resultado histórico en esta comunidad autónoma.

El PSOE, el BNG y Sumar pretendían hacer pinza para derribar al PP, y lo intentaron repitiendo un mensaje con insistencia: que era Feijóo el que se la jugaba en Galicia. El resultado, en estricta aplicación de la fórmula usada por los de Sánchez y Yolanda Díaz, coloca a ambos en el despeñadero, porque el gran fracaso es el del PSOE y Sumar, cuando ambos se presentaban allí bajo el timón de mando de sus líderes nacionales.

Descalabrados en las urnas, el presidente del Gobierno y su vicepresidenta, la gallega Díaz, quedan maltrechos entre los suyos. Y su gabinete gubernamental también sale tocado: las gallegas tienen un impacto directo en la proyección personal de ambos líderes, tanto entre sus filas como en su proyección como tándem de Gobierno.

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