España

El adelanto electoral al 28-A dispara la guerra interna entre Sánchez y los barones

Pedro Sánchez no tiene más remedio que adelantar elecciones. Sin Presupuestos, es imposible gobernar. Sin embargo, anticipar los comicios a una fecha –28 de abril, con toda probabilidad– anterior a las elecciones municipales y autonómicas ha provocado un monumental cabreo entre los barones socialistas más críticos con la gestión de Sánchez.

Todos los cargos y candidatos comparten que el auge en intención de voto de la corriente de centro derecha está dejando en una posición incómoda a Ciudadanos y que eso puede implicar una pérdida de voto del partido de Albert Rivera con respecto a sus expectativas. Todos comparten que eso significa que se abre una “ventana de oportunidad” -como adelantó ayer OKDIARIO-. Pero no todos comparten que sea conveniente que el primero que aproveche esa ventana sea Pedro Sánchez. Porque lo ven el más vulnerable y saben que si él fracasa, lo harán muchos de ellos detrás.

Los barones creen que es verdad que el intento de Rivera de nadar y guardar la ropa ideológicamente le hace vulnerable a la claridad del mensaje de Vox. Y piensan que el hecho de que C’s no pueda evitar seguir la agenda marcada por PP y Vox con la manifestación del 10-F le va a costar votos, en concreto, los del ala más de centro izquierda del partido naranja.

Pero los barones críticos con Sánchez están convencidos de que ellos están más preparados para aprovechar esa ventana de oportunidad que el presidente del Gobierno. Traducido, que sería mejor que ellos tuvieran sus elecciones regionales antes de que se midiesen los partidos en las generales con sus candidatos a presidir el Gobierno. Porque, según su versión, si aprovechan ellos la ventana de oportunidad, Sánchez se beneficiará después del rebufo de esos triunfos, mientras que si él es el primero en retarse y fracasa, el rebufo será ya el de caída y puede arrastrar a todos los barones autonómicos detrás.

Si Sánchez cae primero, el resto va detrás

Pero Sánchez no quiere correr riesgos dentro del partido. Y sabe que si él cae y los demás se salvan en sus feudos, el todavía presidente del Gobierno será acribillado políticamente de forma inmediata.

Emiliano García Page, Susana Díaz, Javier Lambán, Guillermo Fernández Vara y hasta Ximo Puig pueden estar contando los minutos para intentar acabar con Sánchez en el partido, en caso de perder las generales. Pero, claro, si ellos caen detrás de Pedro Sánchez, ninguno podrá echar en cara la derrota electoral al actual líder socialista. Y eso exige que Sánchez se presente el primero.

Es más, desde Ferraz se había asumido ya el temor a que algunas de esas campañas autonómicas cuenten con desaires visibles a Sánchez con el fin de marcar distancias frente a las negociaciones con los separatistas. Y es que Cataluña ha sido la principal receptora de fondos en plena crisis, cuando autonomías como Extremadura o Castilla-La Mancha están mucho más necesitadas de fondos. Y, pese a ello, han tenido que renunciar a partidas de solidaridad para seguir enviando fondos a la Generalitat, un cartel que no beneficia ni a Vara ni a Page.

Los últimos capítulos vividos con los trenes ‘con tiritas’ -como les llaman ya en esas regiones, por la cantidad de parches que llevan-, que se han quedado parados en plenas Navidades son la prueba de esta teoría: y es que estas comunidades han tenido que renunciar a fondos de ayuda para remitirlos a una Cataluña que acumula ya más de 90.000 millones en recursos totales nacionales recibidos para evitar la quiebra.

Pero Sánchez piensa en él. Y por eso prefiere aprovechar él mismo esa ventana de oportunidad. Algo que ha desatado ya la crítica interna procedente de los barones más cercanos a Susana Díaz y más lejanos a Sánchez.