El giro de C’s: del acuerdo con el PP a sentarse con Podemos y hablar de referéndum

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Albert Rivera y Pablo Iglesias.
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

De firmar un acuerdo de investidura con el PP, a sentarse a negociar con Podemos. Ciudadanos ha iniciado este mismo viernes su operación para tratar de presionar al PP por la izquierda. Esto es, pactando con PSOE y Podemos aquellas medidas, que exigió para hacer presidente a Mariano Rajoy y que los populares se resisten ahora a poner en marcha.

En un giro radical a su planteamiento, los de Rivera han decidido comenzar la ronda de contactos citándose en el Congreso con el partido de Pablo Iglesias. Sobre la mesa ha estado la eliminación de aforamientos y la limitación de mandatos, dos de las medidas que Rivera intentó negociar hace unas semanas con el PP. De los populares,  solo recibió largas.

Anteriormente, Ciudadanos y Podemos sólo habían coincidido en otra reunión, cuando sus líderes se citaron con Pedro Sánchez para la investidura del socialista, y solo para poner en evidencia el veto cruzado y las múltiples diferencias que separaban a ambas formaciones. Ahora, en una nueva etapa de sus relaciones, Ciudadanos y Podemos están dispuestos a consensuar en el Congreso medidas de lucha contra la corrupción y por la regeneración de las instituciones. En cualquier caso, esa alianza no será suficiente: necesitan lograr el apoyo del PP y del PSOE, partido que no ha fijado aún una fecha para sentarse con los de Rivera.

«No tenemos miedo a las consultas»

En su primera reunión, de unas dos horas, Ciudadanos ha constatado la «disposición de acuerdo» de Podemos. Los de Rivera han asumido incluso la posibilidad de abordar un referéndum sobre la Constitución, la línea roja en la que el PP justifica su negativa sobre los aforamientos.

Aunque la formación naranja siempre han apostado por una reforma exprés que se apruebe en las Cortes sin necesidad de celebrar una consulta, Podemos insiste en que cualquier modificación habrá de ser sometida a la opinión de los ciudadanos. Es posible convocar esa consulta siempre que lo pida el 10% del Congreso o del Senado, lo que en el caso de la Cámara Baja supone 35 diputados, un número de firmas del que Podemos dispone y al que los independentistas catalanes de ERC y de PDeCAT y los nacionalistas del PNV también podrían acceder sumando a confluencias del partido morado.

Que Ciudadanos asegure estar dispuesto a escuchar ese planteamiento, abre muchas incógnitas y lleva a los de Rivera a franquear una delicada frontera, porque, en fuentes de Podemos, la consulta podría convertirse de facto en un referéndum sobre el artículo 135 o sobre la sensible organización territorial. De hecho, el temor de los populares siempre ha sido ese: que el referéndum pueda ser utilizado por los independentistas con «fines espurios».

“No tenemos miedo a las consultas”, ha destacado en cambio este viernes José Manuel Villegas, secretario general de Ciudadanos y encargado de avanzar las primeras impresiones tras la cita. La limitación de mandatos, en apariencia más sencilla, también recibe el veto del PP al considerar que su implantación obligaría a cambiar la Constitución al afectar a un derecho fundamental como es el de participación política.

La comisión sobre la financiación, primer pacto

Este mismo viernes, el presidente del Gobierno se ha mostrado convencido de que el pacto con Ciudadanos se mantiene. «El acuerdo está firmado y sigue en vigor», ha insistido, como ha venido haciendo en una semana especialmente difícil en la relación entre ambas formaciones. Rajoy ha pedido «un esfuerzo de ambas partes» para normalizar el acuerdo. «Es reconducible», confirmó también la secretaria general, María Dolores de Cospedal.

No obstante, los populares no ocultan la sorpresa por este acercamiento de Ciudadanos a Podemos,  que se inició el miércoles, registrando, conjuntamente con el PSOE, una iniciativa para que se constituya en el Congreso la polémica comisión sobre la presunta financiación ilegal del PP, y a la que los populares respondieron de inmediato, con sendas en Congreso y Senado, y sobre las cuentas de todos, como avanzó OKDIARIO.

Ese paso adelante de Rivera vino precedida de un tenso cara a cara con Rajoy en el Congreso en el que el dirigente naranja incluso llegó a llamar «caradura» al presidente del Gobierno por resistirse a poner en marcha esa comisión.

El PP: sólo buscan «visibilidad»

En el PP entienden que los movimientos de los últimos días obedecen a la necesidad de los de Rivera de buscar «visibilidad». «Y se equivocan, porque la foto con Podemos les aleja por completo de su electorado natural», sostienen en fuentes populares. La táctica del PP, firme en su convicción de que cumple el acuerdo, a su manera, ha obligado a Rivera a replantearse la suya, de la forma más complicada.

Por si la política nacional no fuese poco, el otro foco sensible de las relaciones entre ambos partidos está en Murcia, donde Ciudadanos amaga con presentar una moción de censura contra el presidente regional, Pedro Antonio Sánchez, si de aquí al 27 de marzo no dimite o convoca elecciones. «No va a seguir un presidente imputado con los escaños de Ciudadanos», advirtió Rivera esta semana.

Sin embargo, el órdago no deja de resultar tramposo, porque la única intención de Ciudadanos es anticipar elecciones y no dejar que el PSOE gobierne, como es intención de los socialistas. Es complicado, así, que la oposición se ponga de acuerdo sobre la fórmula para desbancar a Sánchez. La moción tendría que ser liderada, en cualquier caso, por el PSOE-en tanto segunda fuerza más votada-y también allí, obligaría a Ciudadanos a aliarse una vez más con Podemos.

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