Análisis

¿Qué va mal en el mercado de trabajo?

Diego Barceló Larran es director de Barceló & asociados.

parados
Oficina de empleo.

A primera vista, al ver los datos de afiliación a la Seguridad Social y paro registrado de enero, uno podría caer en el error de pensar que todo va bien. El empleo continúa en aumento (+1,8% interanual), el paro sigue bajando (-1%). ¿Qué más se puede pedir?

La economía española disfrutó de unos años de veloz crecimiento (2015-2017) por la confluencia de factores extraordinarios: grandes reformas económicas, política monetaria súper-expansiva del BCE, desplome del precio del petróleo. Al ir desapareciendo el impacto de esos elementos, era lógico que la economía iría normalizando su ritmo de crecimiento para acercarse a su nivel “potencial” (alrededor de 1,5% anual).

En ese marco, el gobierno de Pedro Sánchez se comportó como si el crecimiento económico superior al 2% estuviera garantizado: no hizo ninguna reforma (ni siquiera pudo aprobar un presupuesto), amenaza con revertir reformas ya aprobadas (laboral), incrementó los costes de producción (impuestos, salario mínimo), desatiende los riesgos de las cuentas públicas (aceleró el aumento del gasto público e incumplió la meta de déficit fiscal de 2019), etc.

Pero la verdad es que el crecimiento económico nunca está garantizado: hay que “currárselo” cada día. Como Sánchez “no se lo curró”, ya estamos viendo las consecuencias: el aumento del empleo es el menor desde mayo de 2014 y la caída del paro la más suave desde octubre de 2013. Eso mientras hay más de 3,2 millones de parados y tenemos la segunda tasa de paro más alta de Europa (13,8%).

La caída de confianza entre empresarios es real y tiene efectos: la firma de contratos indefinidos cayó en once de los últimos doce meses. La firma de contratos temporales también cayó (5,4%), porque al caer la confianza, no se ponen en marcha nuevos proyectos y no hace falta contratar nuevo personal.

La subida de costes se paga: el empleo agrario cayó en siete de los últimos ocho meses. Los 48.200 empleos que crearon la Industria y la Construcción en los últimos doce meses fueron compensados por los 47.600 empleos que se destruyeron en la Agricultura. Los socialistas de todos los partidos siempre dicen querer “reindustrializar”, pero logran lo contrario: casi todo el empleo neto creado se debe a los Servicios.

Vivimos escuchando a esos mismos socialistas hablar de su preocupación por los más vulnerables. La realidad es que el paro entre los inmigrantes crece desde hace cuatro meses (algo que no ocurría desde agosto de 2012), en especial entre aquellos que proceden de fuera de la UE. Si nos restringimos al colectivo de mujeres inmigrantes, vemos que el paro entre ellas subió en enero por sexto mes consecutivo.

Hay un dato que lo resume todo: al actual ritmo de reducción del paro (1% anual), serían necesarios más de 40 años para que el actual colectivo de parados mengüe hasta un nivel similar al que había al final de 2007 (2,1 millones). No es una meta, en teoría, exigente: en 2007 España tenía una tasa de paro de 8,2%, que era una de las seis más altas de la UE.

Sin embargo, el mercado de trabajo da muestras de agotamiento muchísimo antes de que podamos plantearnos el alcance de metas relativamente modestas. Ahora culparán a Trump en lugar de a Bush, acusarán a China en lugar de Irak o criticarán al Bitcoin en lugar de a las “subprime”. Pero los demás sabremos la verdad: son los socialistas, una vez más, arruinando la economía española. Una vez más, las consecuencias las sufrirán los de siempre.

El Cardenal Richelieu decía que los problemas son de dos tipos: cuando se prevén, son sencillos de resolver. Cuando no, son insolubles. Pues eso.

@diebarcelo

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