Los sindicatos denuncian a Michelín por «fraude de Ley» en sus contratos temporales

No sólo faltan piezas: Michelin alerta de la escasez de mano de obra en plena crisis del motor por el desplome de las matriculaciones.
Michelin
Borja Jiménez

La sección sindical de CGT en Michelin Aranda ha denunciado a la compañía fabricante de ruedas ante la Inspección Provincial de Trabajo por su política de contratación, que utiliza los contratos temporales de forma demasiado habitual, hasta el punto que los ‘temporales’ son considerados ya como uno más para la plantilla.

El sindicato denuncia que los contratos temporales para determinados trabajos no cumplen los requisitos necesarios, así como algunos picos de producción, de modo que los empleados contratados se incorporan al proceso normal de producción, en lo que ellos consideran un “fraude de Ley”. Una demanda, que ha sido también interpuesta en los centros de trabajo de Valladolid y de Vitoria. En estos casos, la Inspección de Trabajo ha resuelto que estas contrataciones deben transformarse en indefinidas.

Así, Michelin tendrá que hacer indefinidos a 137 trabajadores con contrato temporal, cuyas condiciones no están de acuerdo a lo establecido en el Estatuto de los Trabajadores, ya que la Inspección de Trabajo ha resuelto que no son legales estos contratos eventuales por circunstancias de la producción, los contratos por obra o servicio y los contratos relevo realizados en los últimos años por Michelin.

Según el comunicado remitido por CGT, Inspección de Trabajo considera estos contratos un fraude de ley porque se produce una “concatenación de contratos temporales que incumplen el plazo máximo legalmente establecido, al tiempo que no responden al objetivo establecido por ley, no correspondiendo con situaciones de mayor volumen coyuntural de trabajo, en el caso de los eventuales por circunstancias de la producción, o siendo orientados a cubrir trabajos permanentes, habituales y sin sustantividad propia en la empresa, para el caso de los contratos por obra o servicio”.

Borja Merino, delegado de CGT Michelin, entiende que la respuesta para la fábrica de Aranda será la misma, aunque la multinacional optará por pagar la multa correspondiente y continuar con este sistema. Según el sindicato, de hecho, Michelin estaría defraudando a las arcas del Estado al beneficiarse de unas ayudas que no recibiría si los contratos fueran indefinidos desde el primer momento.

La fábrica de Valladolid abrió sus puertas en 1973 a orillas del río Pisuerga a su paso por el barrio de La Overuela. En la actualidad cuenta con una superficie total de 756.000 m2 y emplea a más de 1.800 personas de la región. Está dedicada a la fabricación de neumáticos de turismo, agrícola y recauchutados.

Por su parte, la planta burgalesa se asienta sobre una parcela de 500.000 m2 y cuenta con 200.000 m2 de instalaciones en las que, cada día, se fabrican cubiertas para camiones y autobuses de llantas 19.5’’, 20’’, 22.5’’ y 24’’, de más de 100 dimensiones y modelos. La fábrica dispone de una capacidad de producción de 145.000 toneladas al año que le permiten cubrir la demanda de un mercado mayoritariamente europeo, donde se exporta el 62 por ciento de la producción.

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