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¿Es seguro utilizar velas aromáticas? Los expertos desvelan si pueden perjudicar tu salud

El uso de velas aromáticas está de moda pero ¿son estas perjudiciales para la salud?

El placer de las exclusivas velas aromáticas va más allá de su delicioso aroma

Las velas aromáticas son un elemento decorativo y relajante que muchas personas disfrutan en sus hogares y que además parecen estar de moda. Sin embargo, también han sido objeto de controversia por algunos medios de comunicación que han alertado de los posibles riesgos que suponen para la salud. ¿Qué hay de cierto en estas afirmaciones? ¿Debemos dejar de usar velas perfumadas por temor a que nos hagan daño?.

Las respuestas la encontramos en la comunidad científica y en un estudio realizado, de modo que veamos cuáles han sido los resultados y también que opinan los experto en la materia.

¿Qué contienen las velas aromáticas?

Las velas aromáticas están compuestas por dos elementos principales: la cera y la fragancia. La cera puede ser de diferentes tipos, como parafina, soja, abeja o vegetal. La parafina es la más común y la más barata, pero también la más criticada por algunos medios, que la acusan de ser tóxica y de liberar sustancias químicas dañinas al quemarse. La fragancia puede ser natural o sintética, y puede contener cientos de ingredientes diferentes, algunos de los cuales pueden ser alérgenos o irritantes.

Cuando encendemos una vela aromática, la cera se derrite y la fragancia se evapora, generando vapores y partículas que se dispersan en el aire. Estos compuestos pueden ser inhalados por las personas que están cerca de la vela, y pueden tener efectos sobre su salud respiratoria, su sistema nervioso o su sistema endocrino.

¿Qué dice la ciencia sobre las velas aromáticas?

A pesar de la alarma que han generado algunos titulares, lo cierto es que hay pocos estudios científicos que hayan evaluado los efectos en la salud del uso de velas aromáticas. La mayoría de los que existen han sido realizados por investigadores vinculados a la industria de las velas, lo que podría generar dudas sobre su imparcialidad. Sin embargo, los expertos independientes han validado sus resultados y han coincidido en que son fiables y consistentes.

Uno de los estudios más completos y recientes fue publicado en 2014 por un grupo de científicos de Estados Unidos y Alemania tal y como informa el NYTimes. En este estudio, los investigadores quemaron una vela de parafina perfumada en habitaciones de diferentes tamaños y midieron los niveles de sustancias químicas que se emitían al aire. Entre estas sustancias, se encontraban algunas que se consideran potencialmente cancerígenas, como el benceno y el formaldehído.

Los resultados mostraron que, después de cuatro horas de combustión continua, los niveles de estas sustancias químicas eran muy bajos y no superaban la mitad de los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud para la calidad del aire interior. Además, estos niveles eran similares a los que se encuentran normalmente en el aire de los espacios cerrados, debido a otras fuentes de contaminación, como el humo del tabaco, los productos de limpieza o los muebles.

Los autores del estudio concluyeron que «en condiciones normales de uso, las velas aromáticas no representan riesgos conocidos para la salud del consumidor». También señalaron que, aunque se necesitan más investigaciones para confirmar estos hallazgos, no hay motivos para alarmarse ni para dejar de usar velas perfumadas.

¿Cómo usar las velas aromáticas de forma segura y responsable?

Aunque las velas aromáticas no sean un riesgo grave para la salud, eso no significa que podamos usarlas sin precaución ni responsabilidad. Hay algunas medidas que podemos tomar para mejorar nuestra experiencia con las velas perfumadas y reducir al mínimo los posibles efectos negativos y que recomiendan los expertos.

Según Pamela Dalton, investigadora de percepción de olores e irritación en el Monell Chemical Senses Center en Filadelfia, una de las razones por las que las personas pueden preocuparse por las velas aromáticas es porque su olfato es muy potente y puede detectar fragancias en concentraciones muy bajas. “Durante mucho tiempo nos han dicho que, en cuanto a la detección de olores, estamos en el extremo inferior del reino animal. Y eso simplemente no es cierto”, explica en declaraciones que recoge NYTimes. En realidad, nuestra nariz es tan sensible que podemos percibir olores que apenas están presentes en el aire. “Olemos algo, de olor fuerte, y automáticamente asumimos que la concentración de esas moléculas aromáticas en el aire que nos rodea y lo que estamos respirando representa una alta concentración. Pero, a menudo, ese no es el caso”, dijo.

Sin embargo, eso no significa que debamos ignorar el olor de las velas aromáticas. Al contrario, debemos usarlo como una señal para regular su uso y evitar saturarnos. La Asociación Nacional de Velas recomienda que, si queremos minimizar la cantidad de hollín que se libera al aire, debemos encender las velas en zonas bien ventiladas que estén alejadas de corrientes de aire y conductos de ventilación, mantener las mechas recortadas a medio centímetro aproximadamente y asegurarnos de que el charco de cera esté libre de residuos.

También debemos tener en cuenta el tipo de cera y de fragancia que usamos. La cera de parafina está hecha de subproductos del petróleo, por lo que, si nos preocupa el medio ambiente, podemos optar por velas de soja, estearina o cera de abejas. Estas velas son más ecológicas y producen menos hollín que las de parafina. Además, algunas personas, incluidas las que sufren de asma, pueden ser sensibles o alérgicas a determinadas fragancias. Si notamos alguna irritación al encender velas aromáticas, como secreción nasal o estornudos, es posible que debamos interrumpir su uso o utilizar velas sin perfume, dijo Dalton.

En definitiva, las velas aromáticas son un producto que nos puede ofrecer muchos beneficios, pero que también requiere de un uso consciente y moderado. Siguiendo estas recomendaciones, podremos disfrutar de las velas perfumadas sin poner en riesgo nuestra salud ni la de nuestro entorno.