Economía
Vivienda

La Sareb tiene un agujero de 10.900 millones y una deuda de 30.500, pero el Gobierno renuncia a recuperarlos

  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La utilización de Sareb (el banco malo) para fines electoralistas con la conversión de sus inmuebles en «vivienda social» supone abandonar su objetivo fundacional de vender los inmuebles traspasados por las cajas de ahorros quebradas. Y más aún, supone a renunciar a recuperar alguna vez las enormes pérdidas sufridas por los españoles en esta sociedad, que acumula un patrimonio neto negativo de 10.861 millones y una deuda de 30.481 millones.

El propio Pedro Sánchez acusó el domingo al Gobierno del PP -y en concreto, a Luis de Guindos- de que Sareb nos haya costado a los españoles 30.000 millones, que han tenido que ser asumidos como deuda pública. Pero en ningún momento anunció ninguna medida para recuperar ese dinero; es más, el anuncio de dedicar 50.000 viviendas a alquiler social (que tiene trampa, como explica hoy OKDIARIO) supone renunciar a su venta y, por tanto, a unos ingresos necesarios para al menos reducir esa hipoteca.

Esta medida culmina la maniobra iniciada en 2021 con la nacionalización de Sareb y la salida de la banca del capital (una vez que había valorado a cero su participación). Una vez que Bruselas obligó a España a computar esa deuda como pública, ya no tenía sentido mantener unos accionistas privados que hace muchos años habían dado por perdida su inversión.

Pero lo que pretendía realmente esa nacionalización era tener las manos libres cambiar la gestión profesional del banco malo realizada por Jaime EchegoyenJavier García del Río por otra basada en criterios políticos dictada por los socios del PSOE: Podemos, ERC y Bildu. Y, por ende, renunciar a la misión de Sareb de recuperar el máximo dinero posible con la venta de los activos heredados de las cajas.

Bruselas

Algo sobre lo que Bruselas tendrá algo que decir, ya que la creación del banco malo fue una imposición de la Comisión Europea -Mariano Rajoy se opuso a ello- dentro de las condiciones para el rescate financiero de España para evitar el colapso de las cajas de ahorros politizadas que habían provocado la burbuja inmobiliaria en el Gobierno de Zapatero con Miguel Ángel Fernández Ordóñez al frente del Banco de España. Cuando la burbuja estalló, sus pérdidas fueron tan enormes que provocaron la crisis de la prima de riesgo y poco faltó para que España tuviera que salir del euro. Nos salvó Mario Draghi y su famoso «whatever it takes».

Cuando se tuvo que crear Sareb, el gran error fue que se traspasaron los activos -sobre todo crédito promotor garantizado con inmuebles muy sobrevalorados- a un valor muy superior al real, si bien inferior al que tenían las cajas de ahorros en sus balances. Y eso supuso una hipoteca imposible de superar, ya que en 11 años no se han vendido ni la mitad de los activos ya que nadie está dispuesto a pagar esos precios; y muchos de los que se han logrado colocar se han vendido a precios inferiores, con la consiguiente pérdida para Sareb.

Todo esto se ha traducido en una pérdida acumulada de 8.213,49 millones en esos 11 años, incluyendo el quebranto de 1.506 millones de 2022. Eso, más los ajustes de valoración de los activos, implica un patrimonio neto negativo de 10.861 millones a junio de 2022 (Sareb no ha dado todavía los datos a diciembre). Y, aunque ha ido reduciendo la deuda año tras año con los ingresos que ha ido logrando, todavía tiene 30.481 millones pendientes que, como se ha dicho, computan como deuda pública.