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Saltan las alarmas: el producto más deseado de España está en peligro y el motivo te dejará sorprendido

España cuenta con una rica tradición culinaria, entre la que destaca uno de los manjares más preciados y codiciados del mundo: el jamón ibérico. Sin embargo, parece que existe cierta preocupación entre quienes se dedican a su producción ya que el producto más deseado de España está en peligro debido a un motivo bastante preocupante.

El producto de España que está en peligro

La dieta mediterránea, de la cual España es un estandarte, ha logrado prestigio mundial gracias a la riqueza de sus sabores y la calidad de sus ingredientes. El jamón ibérico, obtenido de las patas traseras del cerdo, se ha convertido en la joya de la corona culinaria española. Su sabor inigualable y su reputación internacional han cimentado su estatus de producto gourmet. No obstante, este tesoro gastronómico enfrenta un enemigo insidioso: el cambio climático.

Este desafío global, que afecta a diversas regiones y sectores, está haciendo estragos en la producción y calidad del jamón ibérico. Las elevadas temperaturas, la sequía y la subida del nivel del mar han generado un entorno hostil para la ganadería y la agricultura, pilares fundamentales en la producción de este manjar. El problema no radica solo en el producto final, sino en todo el ecosistema que lo rodea.

El emblemático cerdo ibérico, que pasta en las extensas dehesas españolas, se enfrenta a una disminución de las bellotas, su fuente principal de alimento. La sequía persistente ha mermado la producción de estos frutos esenciales para la dieta de los cerdos. La calidad y autenticidad del jamón ibérico radican en la alimentación de «pata negra de bellota», lo que exige que los cerdos tengan acceso a suficientes bellotas en un entorno natural.

Las soluciones aplicadas por los ganaderos

Para mantener los estándares de calidad, los ganaderos se ven obligados a tomar medidas drásticas, como reducir la cantidad de cerdos para garantizar la suficiente disponibilidad de bellotas por ejemplar. Algunos criadores también están diversificando las especies de encinas presentes en las explotaciones para asegurar una fuente constante de alimento. La lucha por mantener la calidad de la alimentación es crucial durante el periodo de engorde, que va de octubre a enero.

La preservación del sabor único del jamón ibérico implica seguir antiguas prácticas y asegurarse de que los cerdos tengan acceso a la alimentación adecuada. La maduración en bodegas, que puede durar hasta cinco años, es un proceso intrínseco para alcanzar la calidad deseada. Cada jamón, con su sabor característico y aroma distintivo, se convierte en una pieza codiciada, con un precio acorde a su excepcionalidad.

Otros alimentos en peligro en Europa por culpa del cambio climático

España no está sola en esta lucha contra el cambio climático y sus consecuencias en la gastronomía. Otros productos emblemáticos de Europa también se encuentran en peligro. El queso de Saboya, conocido por su exquisitez, y el arroz de Camarga, parte fundamental de la cocina mediterránea, están sufriendo estragos debido al mismo fenómeno. La sequía y la subida del nivel del mar, respectivamente, amenazan la producción y calidad de estos manjares.

En lo que respecta al famoso queso francés, el principal desafío que enfrentan es asegurar que las vacas puedan consumir suficiente hierba para mantener su estatus de Indicación Geográfica Protegida (IGP) y mantener los estándares de calidad. Las altas temperaturas están amenazando la producción de hierba, que deja de crecer al llegar a los 30 grados Celsius. En 2022, 28 variedades de queso tuvieron que modificar sus condiciones debido al calor. Además de la falta de pasto, las altas temperaturas también afectan a las vacas, generando estrés en condiciones superiores a 25 grados. En los últimos años, algunas vacas han estado produciendo hasta 3 litros menos de leche al día, lo que afecta la calidad y la producción de queso.

Y en lo que respecta al arroz de Camarga en el sur de Francia, la subida del nivel del mar en el Mediterráneo amenaza este gran humedal del país, con el riesgo de que el agua salada invada los arrozales. La salinidad resultante a partir de 2 gramos por litro de agua afecta negativamente el crecimiento del arroz. Persistiendo este camino, se crearía una marisma salina, eliminando la biodiversidad y poniendo en riesgo la vida natural. Además, el uso de pesticidas en el cultivo de arroz, que luego se vierten en el medio ambiente, agrava aún más la situación.

En busca de soluciones, los investigadores de la Tour du Valat están llevando a cabo un experimento para tratar las aguas, subrayando la urgencia de mejorar este proceso. La importancia de preservar estos tesoros culinarios no solo radica en el placer sensorial que brindan, sino en la conservación de la tradición y la identidad de las regiones que los producen. El cambio climático no es solo una amenaza para el entorno natural, sino también para la cultura y el patrimonio gastronómico de la humanidad.