Análisis

La recuperación económica de abril es fruto de un ‘accidente’ estadístico

Por Diego Barceló Larran, director de Barceló & asociados

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez

No se pueden entender los datos de afiliación a la Seguridad Social y paro registrado de abril si no se tiene en cuenta el efecto “base de comparación”. En abril de 2020, la economía estaba casi paralizada por el confinamiento domiciliario. Es evidente que, en la “media normalidad” de abril de 2021, los datos de empleo, producción y ventas serán mejores. Pero no porque la economía se haya fortalecido, sino porque se está comparando con un mes de parálisis económica.

El número de ocupados es de 19,05 millones de personas. Eso implica un aumento de 3,2% en comparación con abril del año pasado, o 596.600 empleos más. Es el primer aumento desde febrero de 2020. Pero cuidado: el número de empleados públicos subió un 7,1% interanual -182.400 empleados más, un 82% de los cuales contratados por las autonomías-. Además, el empleo privado, que aumentó 2,6% interanual, incluye 638.300 asalariados en ERTE. Solo con esto alcanza para darnos cuenta de que el incremento de 3,2% del empleo total es algo más estadístico que real.

Algo parecido ocurre con la firma de contratos, que ahora muestran aumentos enormes por el hundimiento que sufrieron en abril de 2020: los contratos fijos subieron un 178% interanual y los temporales, un 94%. Analizando la serie de datos histórica uno puede darse cuenta de que los 164.100 contratos fijos firmados en abril último, pese al gran incremento, son menos que los que se firmaron en el mismo mes de 2007. De modo similar, los 1,19 millones de contratos temporales que se firmaron en abril, apenas igualan los firmados en el mismo mes de 2005.

El número de parados registrados también moderó su avance debido al mismo efecto “base de comparación”: ahora suman 2,1% más que hace un año. Pese a ello, varios segmentos del mercado de trabajo presentan aumentos significativos del número de parados: +16,5% en el caso de los inmigrantes -el paro en ese colectivo sube por decimosexto mes consecutivo-, +31,4% entre quienes buscan su primer empleo y +11,6% entre los menores de 25 años.

Entonces, si bien hay una moderación estadística en la destrucción de empleo y en el aumento del paro, el mercado de trabajo está lejos de estar bien. Difícilmente podrá mejorar de manera sostenida mientras las empresas, que es donde trabajan 7 de cada 10 ocupados, no se recuperen.

La evolución del número de empresas también presenta en marzo un leve incremento, tras 15 meses seguidos de caídas. El aumento, de 1,4% interanual, también se explica por el efecto “base de comparación”: el número actual de empresas es un 9% más bajo que el de 2009.

Las encuestas de confianza muestran una mejoría tanto en la industria, como en el comercio y los servicios, así como entre los consumidores. Es difícil de justificar, pero tal vez tenga que ver con que en los últimos días se ha ido acelerando el proceso de vacunación que de todas formas va más lento de lo deseado.

La verdad es que pese al parón que supuso la aparición de problemas con la vacuna de AstraZeneca, España es el 7º país de Europa que mayor proporción de su población ha recibido al menos una dosis, con 36,4% (el primero es Reino Unido, con 75%, seguido por Malta, con 68%, y Hungría, con 63%). Sea por lo que fuere, siempre es bueno para la economía que la confianza mejore.

En todo caso, no se puede olvidar que la economía convive (y lo hará por mucho tiempo) con elevados riesgos macroeconómicos derivados de un desequilibrio fiscal elevadísimo y una deuda pública que, en el 120% del PIB, ya duplica el supuesto “tope” al que obliga el Pacto de Estabilidad.  Mientras esos riesgos macroeconómicos no sean atendidos -por ahora, para el gobierno, es como si no existieran-, cualquier recuperación de la actividad y el empleo estará prendida con alfileres. Mucho más cuando, como muestran los datos de abril, la recuperación es fruto de un accidente estadístico.

@diebarcelo

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