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La OCU avisa sobre los garbanzos que comemos en España: pueden poner tu salud en peligro

La advertencia que nos hace la OCU a la hora de preparar los garbanzos

Si piensas en un plato tradicional, seguro que los hechos con garbanzos aparecen en la lista, teniendo en cuenta que entre las legumbres, es la más consumida de todas (según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación). Entre esos platos tenemos por ejemplo el cocido madrileño, el potaje con espinacas, o también las ensaladas veraniegas con garbanzos o el famoso hummus. Están por todas partes y nadie duda de que son sanos. Pero, ¿y si te dijera que, según la OCU, los garbanzos pueden no ser tan inofensivos si no los preparas bien?.

La Organización de Consumidores y Usuarios ha lanzado una advertencia: los garbanzos crudos no deberían comerse jamás. Y no es cuestión de manías, sino de ciencia. Estas legumbres contienen antinutrientes, unos compuestos que complican la absorción de minerales importantes como el hierro o el zinc. No pasa nada si los cueces como siempre, pero si intentas comerlos germinados o poco cocidos, la historia cambia. No se trata de alarmar, sino de entender qué comemos. De hecho, nuestras abuelas ya sabían que el remojo y la cocción no eran  un pérdida de tiempo, sino una forma de que estos granos tan duros se transformen en un alimento fácil de digerir y lleno de beneficios.

La OCU avisa sobre los garbanzos que comemos en España

La OCU ha querido recordar este aspecto porque cada vez más gente experimenta con recetas crudiveganas o con garbanzos germinados, que no siempre se preparan de la forma adecuada. En su estado crudo, los garbanzos tienen compuestos como el ácido fítico, que secuestra minerales e impide que nuestro cuerpo los absorba bien. También contienen inhibidores enzimáticos que hacen que la digestión de proteínas sea más lenta y pesada.

Todo esto desaparece con el calor y el tiempo de cocción. Es decir, no es que el garbanzo sea peligroso, sino que no es un alimento para comer crudo. Así que lo se ha hecho toda la vida, que es dejarlos en remojo toda la noche y darle horas de cocción, hoy tiene una explicación científica muy clara.

¿Quiénes deben prestar más atención?

Aunque para muchos comer garbanzos no implica riesgo alguno, la OCU subraya que las personas que basan su dieta casi por completo en las legumbres, como algunos vegetarianos o veganos, pueden ser más vulnerables a estas sustancias si no las eliminan correctamente. De este modo debemos saber que con el tiempo, es posible que aparezcan carencias de hierro o zinc, que se traducen en cansancio, defensas bajas o problemas de concentración.

No olvidemos además el riesgo de sufrir una condición genética llamada favismo. Algo ooco común pero importante, que hace que algunas personas reaccionen de forma negativa a ciertos compuestos de las legumbres. Aunque estos casos son raros, el recordatorio de la OCU sirve para entender que la preparación de los alimentos es tan importante como el alimento en sí.

Cómo eliminar los antinutrientes y no perder nutrientes

Las técnicas de siempre son las mejores. Un buen remojo (lo recomendado es entre 8 y 12 horas) ayuda a reducir el ácido fítico y a que el grano se ablande. Cambiar el agua una vez durante ese proceso también es recomendable, porque arrastra parte de esas sustancias.

Después viene la cocción, que debe hacerse a temperatura alta y el tiempo suficiente. En olla normal, hablamos de una hora o más, dependiendo de la dureza del agua. En olla rápida, con 20 o 25 minutos es suficiente. Lo importante es que el interior quede blando y bien cocido, no duro ni “al dente”, como ocurre con la pasta.

Algunos métodos menos comunes, como germinar o fermentar los garbanzos, también ayudan a reducir los antinutrientes, pero requieren más tiempo y experiencia. En cualquier caso, la base de todo es sencilla: remojar, cocer y no improvisar con los garbanzos crudos.

Beneficios reales de los garbanzos

Una vez bien cocidos, los garbanzos son una auténtica joya nutricional. Aportan una gran cantidad de proteínas vegetales, por lo que son perfectos para quienes reducen el consumo de carne. También son ricos en fibra, lo que mejora la digestión y ayuda a mantener estables los niveles de glucosa en sangre.

Otro punto fuerte es su aporte de minerales como el magnesio, el fósforo o el potasio, fundamentales para el buen funcionamiento del sistema nervioso y los músculos. Además, su combinación de proteínas y carbohidratos complejos proporciona una energía sostenida, ideal para deportistas o para esos días largos en los que necesitamos aguantar con fuerza.

Y, por si fuera poco, son muy versátiles en la cocina. Un simple bote de garbanzos cocidos puede convertirse en una ensalada mediterránea, una crema suave para untar o un plato de cuchara que nos alimente y nos caliente en pleno invierno.

El aviso de la OCU no busca asustarnos ya que los garbanzos son básicos en nuestra dieta. Sin embargo, debemos tener en cuenta la preparación ya que es la clave para aprovechar todo lo bueno que ofrecen.