Economía
Preconizan más subidas de tipos de interés

Los ‘halcones’ del BCE: hay que evitar errores y el riesgo de que los mercados infravaloren la inflación

El ala dura del Banco Central Europeo, los llamados ‘halcones’, siguen muy preocupados por la evolución de los precios en Europa, que en su opinión todavía no están reaccionando de manera consistente a las subidas reiteradas de los tipos de interés a pesar de la ligera moderación que reflejan. Los consejeros del BCE partidarios del rigor monetario a ultranza creen que hay que conjurar a toda costa el riesgo de que los mercados puedan estar infravalorando la inflación, cometer equivocaciones con operaciones arriesgadas y apalancarse -aumentar su endeudamiento- en exceso.

La tasa de inflación interanual de la Eurozona se situó en enero en el 8,6%, lo que implica una bajada de seis décimas frente al 9,2% de diciembre, según la oficina comunitaria de estadística, Eurostat, que ha corregido una décima al alza su estimación preliminar; pero este es un avance «muy modesto en relación con el que nos hemos marcado para conducir el indicador hasta el 2%, que es el motivo para el que estamos trabajando aquí», señalan fuentes próximas a los miembros más exigentes del BCE consultadas por OKDIARIO. En su apoyo esgrimen la evolución de la inflación subyacente -que descuenta el impacto de la energía y de los alimentos sin elaborar- y cuya resistencia a la baja parece granítica.

Al excluir del cálculo el impacto de la energía, la tasa de inflación interanual de la Eurozona se situó en enero en el 7,3%, una décima por encima de diciembre de 2022. Asimismo, al dejar fuera también el efecto de los precios de los alimentos frescos, el alcohol y el tabaco, la tasa de inflación subyacente de la zona euro subió una décima en enero, hasta el 5,3%, que es el nivel más alto de la serie histórica y no da señales de moderarse. La acumulación de datos «nada positivos» refuerza la posición de los halcones para presionar en favor de nuevas subidas de tipos de interés a medio plazo.

En su reunión de febrero pasado, el BCE subió el precio del dinero medio punto hasta situar la tasa de interés de referencia en el 3%, y anunció que en el próximo cónclave de marzo adoptaría la misma decisión. También apuntó que, a partir de entonces, las próximas iniciativas se adoptarían según los últimos datos disponibles, pero el ala dura del banco central es de la opinión de que habrá que seguir endureciendo la política monetaria durante más tiempo hasta haber conjurando definitivamente la amenaza.

El ala dura del BCE está encabezada, como suele ser habitual, por el presidente del BundesbankJoachim Nagel, que desde su nombramiento en enero de 2022 siempre se mostró horrorizado por los tipos de interés negativos en términos reales. Nagel ha sido sistemáticamente partidario de elevarlos lo que haga falta para cortar de raíz la inflación, que es una preocupación constante en la política alemana desde los tiempos de la fracasada República de Weimar (1918-1933), y no ha dejado de ser un motivo de inquietud entre los  propios ciudadanos que se ha ido transmitiendo de generación en generación dada la terrible experiencia de aquella época.

En favor de las tesis de Nagel está también la representante alemana en el consejo ejecutivo de la institución con sede en FráncfortIsabel Schnable, y otros miembros gobernadores de los bancos centrales de los países nórdicos y escandinavos, habitualmente críticos con la expansión del gasto de los estados del Sur de Europa, principalmente España e Italia, que en su opinión ha favorecido durante todo este tiempo la relajación monetaria del BCE, empujando al alza los déficit y los niveles generales de deuda pública.

De acuerdo con esta línea de pensamiento, que es ahora la dominante en el BCE, el segundo riesgo que afronta la institución es el conflicto abierto entre la política monetaria, dispuesta a usar toda su artillería para controlar la inflación, y la política fiscal de algunos estados de la Unión -España de manera singular- embarcados en un aumento del gasto público. Esta es la razón por la que algunas medidas adoptadas por el Ejecutivo de Pedro Sánchez han sido vistas con mucho recelo por la entidad con sede en Fráncfort, como es el caso de la revalorización de las pensiones según la inflación, los aumentos del salario mínimo -denunciados por el Banco de España, miembro del BCE-, así como la estrategia oficial de presionar a las empresas para subir los salarios.

A juicio de los ‘halcones’, cuanto menos se alineen las políticas presupuestarias de los gobiernos con la estrategia oficial del BCE para luchar contra la inflación, más intensas y prolongadas serán los aumentos de los tipos de interés.