Economía
ÍNDICE PMI

La guerra comercial tumba la actividad de la eurozona y la confianza se desploma como en 2020

Alemania y Francia, los protagonistas del rearme europeo, lastraron al sector de servicios en abril

Las réplicas del terremoto provocado por la guerra comercial ya se están materializando en la industria de la eurozona. La incertidumbre provocada por el diluvio de aranceles desde Washington ha estancado al sector privado europeo en el mes de abril, y ha hundido la confianza en el sector de servicios a mínimos de cinco años, según el índice PMI adelantado cada mes por S&P Global y Hamburg Commercial Bank (HCOB). Este indicador clave para medir la actividad en Europa apunta a que los fabricantes están reduciendo de forma veloz su actividad de compras para hacer frente a la volatilidad en el entorno global.

El índice PMI compuesto de la eurozona ha registrado en abril una ligera caída hasta los 50,1 puntos, frente a los 50,9 de marzo, situándose apenas por encima del umbral que separa el crecimiento de la contracción económica. La lectura ha sido más débil de lo esperado por los analistas, lo que apunta a un empeoramiento del panorama económico del bloque frente a las tensiones comerciales internacionales.

El PMI, que recoge mensualmente la percepción de miles de empresas en todo el continente, marca una contracción cuando se sitúa por debajo de los 50 puntos, y crecimiento cuando supera ese nivel. En este caso, el dato roza el límite inferior, reflejando un estancamiento de la actividad.

La reactivación del gasto en defensa no ha sido suficiente para impulsar a Alemania, que ha experimentado una caída de la actividad empresarial, a pesar de sus fuertes inversiones en el sector militar. El entusiasmo bursátil por compañías como Rheinmetall o Hensoldt no ha logrado contrarrestar el frenazo en el motor industrial europeo, afectado por la creciente volatilidad del comercio global.

El principal lastre continúa siendo el sector servicios, que permanece estancado. Aunque la actividad manufacturera ha repuntado ante el rearme europeo, no ha sido suficiente para compensar la debilidad de los servicios. Francia, la segunda mayor economía del bloque, también mostró señales de debilidad empresarial y se mantiene en zona de contracción. Pese a ello, los costes de los insumos se han moderado.

«En general, las empresas se mostraron reacias a aumentar la producción», señala un informe de S&P Global. «En abril se produjo una fuerte caída de la confianza empresarial en la zona euro, y este descenso fue generalizado, tanto a nivel sectorial como geográfico».

Cyrus de la Rubia, economista jefe del banco Hamburg Commercial Bank, mantiene una visión optimista y atribuye gran parte de la debilidad económica a la falta de dinamismo en los servicios. “A pesar de que Estados Unidos impuso a principios de abril aranceles generales del 10% y del 25% para los automóviles, la mayoría de los fabricantes europeos no se han visto especialmente afectados”, explica. “En lugar de reducir su producción, la han incrementado por segundo mes consecutivo, incluso con un mayor ritmo que en marzo”.