`
Economía
Alquileres

Giro en los alquileres: el Gobierno confirma lo que va a pasar con tu contrato y es un palo contra tu casero

Alquilar un piso en España se ha convertido en una especie de lotería en la que uno se juega no sólo que tenga un precio que no esté disparado, sino que también está la incertidumbre de saber cuánto tiempo vas a poder quedarte. El mercado de la vivienda está desbordado. Demasiados inquilinos para la escasa oferta de vivienda o de alquileres que existe, por ello cuando por fin se consigue un piso, sólo se desea poder firmar un contrato de varios años, sin el medio a que no te renueven.

Y en este contexto, desde el Ministerio de Vivienda se ha preparado un cambio legal que puede aliviar esa incertidumbre que sufren tantos inquilinos. Hablamos de una reforma que afecta directamente a los contratos actuales. Para muchos, una buena noticia. Para otros, sobre todo los propietarios, un jarro de agua fría. ¿La idea? Que quien ya vive en un piso de alquiler no pueda ser expulsado sin una razón clara. Y que el casero no tenga vía libre para recuperar la vivienda cuando quiera sólo porque quiere ganar más dinero. El debate está servido, porque va más allá de ese contrato de alquiler. Tensiona más el mercado de la vivienda y de paso, el equilibrio, si existe, entre lo público y lo privado.

Giro en los alquileres: el Gobierno confirma lo que va a pasar

Aunque la medida parte de una base que ya existía, el Ejecutivo la quiere reforzar. Según lo establecido en la Ley de Arrendamientos Urbanos, los contratos firmados desde el 6 de marzo de 2019 tienen una prórroga obligatoria. Es decir, si el inquilino paga puntualmente y sigue viviendo en el piso, el propietario no puede negarse a renovar. Si es un particular, el plazo mínimo es de cinco años. Si es una empresa, se amplía hasta siete. Nada de echar al inquilino porque sí.

Esto cambia bastante las cosas. Hasta ahora, era relativamente fácil que un casero optara por no renovar cuando le convenía. A veces para subir la renta, otras para pasar el piso al mercado turístico. Con esta reforma, esa puerta se cierra. Si estás alquilaste antes de la fecha señalada, cumples y no hay razones legales para rescindir, puedes seguir en tu casa. Así de simple.

Este matiz es importante porque, hasta ahora, muchos contratos se daban por terminados al llegar a la fecha de vencimiento sin necesidad de justificación. Bastaba con decir que no se renovaba. Pero con la reforma, esa práctica se complica. Y el mensaje es claro: si vives en el piso y cumples con lo pactado, tienes derecho a quedarte.

El Gobierno justifica esta decisión como una forma de garantizar estabilidad en un mercado cada vez más volátil. Y aunque la medida no afecta a todos los casos, sí pone límites a una dinámica que, en los últimos años, ha dejado a muchos en la cuerda floja.

El alquiler turístico, en el centro del problema

No es casualidad que este giro llegue ahora. En muchas ciudades españolas, el auge del alquiler turístico ha sacudido por completo el equilibrio del mercado. En Barcelona y Madrid, más del 27 % de las viviendas están destinadas a este tipo de uso. En Baleares, el dato supera el 30 %. Esto significa que cada vez hay menos pisos para alquilar a largo plazo, y los precios se disparan.

El resultado es una escasez de oferta real para quienes buscan una vivienda habitual. Jóvenes, familias con ingresos ajustados, personas mayores… todos compiten por los mismos pisos, mientras el mercado se estrecha. Desde el Ministerio de Vivienda lo ven claro: hay que frenar esta dinámica. Y una forma de hacerlo es asegurando que quien ya vive en un piso no sea expulsado para convertirlo en alojamiento turístico.

Los caseros apuestan por alquileres de corta duración

Como era de esperar, la reacción por parte de muchos propietarios no ha sido precisamente positiva. Consideran que esta reforma recorta su libertad para decidir sobre su propia vivienda. Algunos incluso temen que, con estas nuevas reglas, se acabe generando un efecto indeseado: contratos más cortos, menos oferta de alquiler tradicional y un mercado aún más cerrado.

De hecho es algo que ya está pasando. Basta con entrar en portales como Idealista para comprobar que más de la mitad de las viviendas en ciudades como las mencionadas se publicitan con alquileres temporales, o de corta estancia, es decir aquellos que años atrás eran los destinados para estudiantes por ejemplo.

Además, también se habla de  subidas de precios iniciales más altas, cláusulas más estrictas, incluso de volver a acuerdos verbales o sin declarar. Todo para evitar lo que consideran una intromisión en su derecho de propiedad. Porque si bien la ley protege al inquilino, también les genera a ellos un nuevo escenario que no todos están dispuestos a aceptar y más cuando también es cierto que la vivienda que ponen de alquiler no deja de ser de su propiedad.