Economía
Duras críticas al Gobierno y a Bruselas

La Fundación de Aznar dice que las pensiones tendrán más riesgo de quiebra y ataca a la Comisión Europea

La Fundación Faes, que preside el exjefe de Gobierno José María Aznar, considera que la reforma de las pensiones del ministro Escrivá «es un despropósito que finge solucionar el problema a treinta años vista pero que, realmente, elevará considerablemente el riesgo de quiebra del sistema en el futuro». Según el comentario sobre el plan elaborado por la institución, se ha elaborado una reforma en la más absoluta opacidad, se ha hurtado el debate, se ha orillado a la hora de hacerla al PP, el principal partido de la oposición (vulnerando el Pacto de Toledo)  y se va a imponer por decreto «bajo el argumento de las prisas impuestas por ese ente burocrático y pseudodemocrático que es la Comisión Europea», en lo que constituye un ataque directo contra el organismo con sede en Bruselas.

Según Faes, la reforma es manifiestamente insuficiente. «De lograrse el incremento de recaudación –15.000 millones de euros anuales– que incluye, éste no sería capaz de compensar el incremento de pensionistas, la cuantía de las jubilaciones, la indexación de las pensiones a la inflación y las nuevas de medidas de incremento de gasto que incorpora la reforma en relación con las pensiones no contributivas o las contributivas más bajas». De hecho, el incremento del 8,5% en este año para compensar la subida de precios durante 2022 ha supuesto un incremento de unos 14.000 millones que además se consolidan en la base del sistema para el cálculo de los próximos años.

Pero lo verdaderamente preocupante, a juicio de Faes, es el impacto de la reforma en el funcionamiento general de la economía. «La reforma se concentra de nuevo en un aumento de ingresos sin una sola mención al control del gasto que, más bien al contrario, incluso se incrementa notablemente. Una vez más, los nuevos ingresos recaen sobre las empresas y los autónomos, es decir, sobre las fuentes de creación de riqueza y empleo además del impacto sobre el conjunto de los asalariados». Según la Fundación, revestida de grandes palabras como “cuota de solidaridad” o “mecanismos de equidad intergeneracional”, la reforma de Escrivá impone nuevos impuestos al empleo en forma de subida de las cotizaciones sociales, que ya son las más altas de la OCDE -como reconoció cuando era presidente de la Airef, antes de ser ministro- lo que supone un desincentivo a la contratación y, por ende, añade muchas dudas sobre la capacidad que generan esos nuevos ingresos que, según el Gobierno, equilibrarán el sistema».

La Fundación reprocha al Gobierno que no existe ni una sola mención a la responsabilidad individual, «nada que sugiera que todos deberíamos ser  corresponsables de nuestro futuro, lo que debería generar esquemas de incentivos para el ahorro a largo plazo o el desarrollo de planes de pensiones privados. Justo al contrario, se vuelve a penalizar a los salarios más altos –siendo el Ejecutivo el que define quiénes son “los ricos”– como si esos salarios incorporaran un componente de injusticia social, como si detrás de esos salarios no existiera el esfuerzo de muchos años y un mayor valor añadido que los justifique».

Se trata de una «reforma simplista que podría haber sido diseñada por un estudiante de bachiller: si tenemos un problema de déficit pues aumentemos los ingresos más que los gastos», sin tener en cuenta los múltiples impactos directos e indirectos que eso comporta sobre nuestro sistema de bienestar, de lo que la Fundación también hace responsable a la Comisión Europea. A juicio de Faes, los ingresos del sistema y, por tanto, su sostenibilidad a largo plazo, están directamente relacionados con el empleo, con su cantidad y con el valor añadido del mismo. En consecuencia, la productividad de nuestras empresas y de la economía en general, hoy una de las más bajas de la Unión Europea, se convierten en una variable clave para alcanzar niveles de crecimiento a largo plazo que permitan garantizar pensiones suficientes.

Pero es preciso tener en cuenta las restricciones que afrontamos, sugiere el comentario. La primera es de carácter demográfico, tanto por la baja natalidad como por la mayor longevidad, que por pura matemática hace que cada vez sean menos los que sufragan el gasto por jubilación de cada vez más españoles. España cuenta hoy con uno de los sistemas de pensiones más generosos de nuestro entorno si tenemos en cuenta la cuantía de la pensión puesta en relación con el último salario recibido antes de la jubilación, la conocida como tasa de reemplazo.

El informe de Faes concluye con una mención al Pacto de Tolero, que precisamente se ideó como un instrumento que compensara la evidente tentación política de satisfacer las demandas a corto plazo de los actuales pensionistas a cambio de granjearse cuatro años “pisando moqueta institucional”. «La reforma que se plantea es un proyecto cargado de recortes a la competitividad empresarial, a las oportunidades de empleo y al futuro de los jóvenes».