Economía
INVERSIÓN

El FMI apoya a la Reserva Federal y advierte a los mercados de altas valoraciones y exceso de optimismo

Las Bolsas empiezan a corregir el alza inédita de las cotizaciones del primer trimestre

El Fondo Monetario Internacional (FMI) cree que los mercados están sobrevalorando en las Bolsas a muchas empresas, sobre todo a aquellas ligadas a la inteligencia artificial que cotizan en Estados Unidos, y ha advertido del exceso de optimismo de los inversores sobre un giro definitivo de la política monetaria y el inminente recorte de los tipos de interés. Esta es la conclusión que se desprende de las conversaciones privadas mantenidas durante esta semana entre los responsables de la institución internacional y los principales bancos de inversión con motivo de la reunión de primavera que organiza anualmente el organismo que preside Kristalina Georgieva.

La posición del FMI avala los mensajes precautorios que lleva días emitiendo la Reserva Federal presidida por Jerome Powell ante los signos evidentes de que la inflación se resiste a caer hasta el entorno del 2%, y mucho menos a instalarse en este nivel, el objetivo prioritario de la estrategia del banco central. Aunque el Producto Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos registró en el primer trimestre del año una expansión del 0,4%, la mitad del crecimiento del 0,8% del cuarto trimestre de 2023, la inflación continúa muy elevada y lejos del objetivo del 2%, echando tierra sobre las expectativas de que sea en junio cuando inicie un giro irreversible a la baja en el precio del dinero.

En concreto, el índice de precios de consumo (IPC) de Estados Unidos se situó en el 3,5% interanual en el mes de marzo, lo que implica una aceleración de tres décimas respecto al dato de febrero, mientras que el índice subyacente -sin alimentos y energía- cerró el tercer mes de 2024 con una lectura del 3,8%, idéntica cifra que en el mes previo. En cuanto al mercado laboral, la economía estadounidense generó 303.000 nuevos puestos de trabajo en marzo, una cifra superior a los 270.000 nuevos empleos creados en febrero, mientras que la tasa de paro bajó una décima, hasta el 3,8%.

«Es obvio que la situación de Estados Unidos es muy diferente a la que vivimos en Europa, donde la inflación ha reaccionado mucho más rápidamente al endurecimiento monetario, contrayéndose a mayor velocidad, debido a que la desaceleración de los precios está siendo bastante intensa», aseguran fuentes del Banco Central Europeo. Los mismos medios, que dan por hecho que habrá un descenso de los tipos en el Continente en junio, coinciden, sin embargo, en señalar la corrida al alza incluso de las Bolsas del Continente, contaminadas por el furor que se ha vivido en la otra parte del Atlántico.

En todo caso, parece evidente que los mercados han empezado a recoger velas apresuradamente, con correcciones en algunos casos importantes. El Nasdaq se ha dejado más de un 4% en las dos últimas semanas, el S&P un 3%, el Eurostoxx un 0,75% y el Nikkei japonés más de un 6%. En lo que respecta a Europa,  los índices de Alemania y de Francia están prácticamente estancados desde hace dos semanas, y sólo el Ibex 35 crece, aunque su relevancia es menor, dado el volumen de capitalización que acumula.

La conclusión es que el mercado alcista secular con el que muchos soñaban al finalizar marzo parece alejarse poco a poco, y que las certezas y el optimismo extremo que movían a los índices a marcar un máximo tras otro  han dado paso al finalizar marzo a la sensación de incertidumbre y a la subsiguiente cautela, lo que se traduce en varias semanas consecutivas de descensos en los índices europeos y americanos de las Bolsas más importantes y en seis sesiones consecutivas a la baja del Nasdaq y del S&P, una racha negativa que no se veía desde hace tiempo.

Según los analistas consultados, y aunque es seguro que el conflicto entre Irán e Israel -que ha envenenado la guerra hasta ahora limitada a Gaza- ha podido influir, posiblemente los motivos del retroceso de los índices bursátiles son otros. En opinión de Juan Carlos Ureta, presidente del banco de inversión Renta 4, la causa fundamental del cambio de sentimiento en los mercados es que «las Bolsas han iniciado una revisión a fondo del modelo dominante entre octubre y marzo, para adaptarse a la realidad de una inflación que se resiste a bajar y de unos tipos de interés que, según ahora nos dice la Fed, no van a descender ni tanto ni tan rápido como se pensaba». Se está empezando a revisar ese mundo perfecto de fuerte crecimiento y baja inflación, y eso es lo que está pasando factura a las Bolsas.

Christine Lagarde y Jerome Powell.

En este contexto, las declaraciones de Powell y de varios miembros de la Fed durante los últimos días, insistiendo de forma muy rotunda en que no hay prisa por bajar los tipos de interés, han hecho impacto en los mercados.  El último en pronunciarse ha sido Raphael Bostic, presidente de la Fed de Atlanta, afirmando estar muy cómodo con los tipos de interés actuales, dado que el empleo está muy alto, los salarios suben y la economía crece, por lo que vino a decir que no ve por qué bajarlos. Muchos analistas han empezado a pensar que es probable que los tipos de interés no empiecen a descender hasta finales año.

Eso conecta con las nuevas proyecciones sobre el crecimiento global dadas por el FMI en su reunión de primavera. El martes pasado el Fondo alertaba de que el empuje mundial será el más bajo en décadas y de que prevé un final de la década muy por debajo del promedio histórico, que es del 3,8%. El organismo con sede en Washington estima que, al final de la década, el crecimiento baje del 3% y mantiene la previsión de crecimiento para el 2024 y 2025 estancada en el 3,2%. Descarta, por tanto, una recesión, pero prevé un deterioro a medio y largo plazo, llegando a afirmar el director financiero del FMI, Tobias Adrian, que «la situación económica global es preocupante».

A juicio de los analistas, todo esto está moviendo a las Bolsas a hacer una reflexión y a buscar valoraciones más realistas, adaptadas al nuevo entorno. Y eso es lo que afecta especialmente a las compañías en las que las expectativas se habían disparado de forma muy excesiva, sobre la base de ese mundo feliz futuro.