Economía
Las víctimas de la crisis del coronavirus

Los fisioterapeutas tampoco respiran: «Ingresamos un 40% menos y los gastos no dejan de crecer»

Muchos sectores se han visto fuertemente afectados por la incidencia de la crisis sanitaria del covid-19. El sector de la fisioterapia no escapa a este impacto, generando no sólo pérdidas económicas sino también importantes cambios en su forma de trabajo. Andrea Alberto es copropietaria de un centro de fisioterapia en Málaga capital y como autónoma se encuentra en una complicada situación como consecuencia del descenso en su actividad y su incremento en los gastos en material sanitario e higiénico.

Los centros de fisioterapia se engloban dentro del sector sanitario. Su actividad obliga a los profesionales del sector a mantener contactos prolongados -de más de 15 minutos- con sus pacientes. Esto obliga a los fisioterapeutas a aumentar la inversión en productos sanitarios e higiénicos que garanticen el cumplimiento de las medidas sanitarias para el control de la pandemia.

Nos encontramos en una situación muy delicada porque a la reducción de ingresos de más de un 40% se suma un incremento en los gastos y la totalidad de los pagos habituales para el mantenimiento del negocio.

En el caso de Andrea, su clínica de fisioterapia en el centro de Málaga ha reducido en más de un 40% sus ingresos. Sin embargo, los gastos no paran de crecer: la inversión en EPI, mascarillas FPP2, así como el aumento de los servicios de limpieza y desinfección de las salas entre paciente y paciente. A estos gastos extra su suman los pagos habituales de su negocio. Y es que a pesar de la reducción en sus ingresos, Andrea sigue pagando el 100% del alquiler del local, la cuota de autónomos, impuestos, luz, agua, teléfono…

Por este motivo, Andrea cruza los dedos para que no haya ningún imprevisto añadido, ya que una avería en una de sus máquinas o la baja de uno de los trabajadores así como las cuarentenas por estar en contacto por un positivo pueden suponer el cierre de su negocio.

En cuanto a las ayudas recibidas, como muchos otros autónomos, Andrea ha tenido que recurrir a los préstamos del Institutos de Crédito Oficial (ICO) que el Gobierno puso en marcha el pasado mes de marzo. Sin embargo, el parón de la actividad durante el confinamiento, la incertidumbre que esta generando la crisis sanitaria y las pocas perspectivas de recuperación en el corto plazo, hacen que la devolución de los créditos ICO sea cada vez más complicada.