Economía
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Estrategia de inversión: cómo aprovechar las oportunidades del mercado

Comencemos por las divisas. Seguimos pensando que el dólar norteamericano seguirá estando relativamente fuerte, pero la economía de EEUU no puede permitirse subidas considerables de su divisa y la nueva administración ya ha actuado en varias ocasiones con declaraciones para debilitarlo. Solo cabe pensar en una apreciación sustancial si se materializa alguna incertidumbre sobre la sostenibilidad de la eurozona, si comienza una crisis en algunas economías emergentes como la China, o si aumenta la incertidumbre por la política anti comercio de EEUU, que será seguida por otras regiones.

El euro se mantendrá débil, pero en un rango entre la paridad con el dólar y 1,08. Si aumenta el riesgo de ruptura de la Eurozona puede caer por debajo de la paridad, si no se materializa ese riesgo y se va retrasando la aplicación de medidas liberalizadoras en EEUU, incluso debería superar el 1,08 con un objetivo hacia 1,12.

Por su parte, la libra esterlina se mantendrá débil por la incertidumbre que genera el Brexit en los próximos dos meses, pero ha está metido en precio en gran medida el peor escenario.

En Asia el yen seguirá en la dicotomía entre divisa refugio y la depreciación por la política monetaria del Banco de Japón. Debería seguir depreciándose paulatinamente, pero es casi impredecible a corto plazo.

En cuanto al yuan seguirá devaluándose por las perspectivas de desaceleración de la economía china y por el estrecho margen razonable que tienen las reservas en divisas para seguir cayendo. Las medidas contra la salida de capitales pueden tener un efecto temporal pero no podrán aguantar la presión mucho más allá de dos o tres trimestres a lo sumo.

Cómo afrontar la volatilidad

El efectivo o cash en las carteras amortiguará la volatilidad, pero es preferible buscar rentabilidad en estrategias alternativas descorrelacionadas o/y de baja volatilidad y en economía real (siguiendo patrones de tendencia a largo plazo). En este sentido nos siguen gustando mucho los Hedge Funds o sustitutos de los mismos (retorno absoluto, mixtos flexibles) como activos más líquidos.

Sin embargo, la mejor alternativa que vemos al efectivo para los próximos años es una buena combinación de deuda privada, Mezzanine, Private Equity y Venture Capital, e inversiones en Real Estate sobre temáticas concretas (envejecimiento de la población por ejemplo) o incluso inversiones agrícolas y/o ganaderas.

Con la situación actual de los mercados financieros, artificialmente inflados por la política monetaria sincronizada de los últimos años, se convierten además en una alternativa al efectivo muy valiosa siempre que se analicen caso por caso para minimizar errores.

Renta Fija

En los bonos soberanos no hay rentabilidad salvo los denominados en dólares y hay que tener mucha cautela, por lo que exige mantener duraciones cortas en la exposición a todo tipo de renta fija.

En cuanto a los bonos corporativos de alta calificación (Investment Grade) son los mas afectados por subidas de tasas de interés. Los bonos de alto rendimiento (High Yield) han estado menos afectados que los Investment Grade por las subidas de tasas, y si no hay una fuerte desestabilización financiera son la mejor alternativa, aunque habrá que mantener duraciones cortas y hacerlo preferiblemente a través de fondos de inversión o si tiene mucho capital como para diversificar, con una estrategia de comprar y mantener.

Lo mismo opino de la deuda emergente corporativa de corta duración en divisas fuertes, es un activo a mirar con mejores ojos pero requiere de buena selección para evitar aquellas compañías y países con peores perspectivas. El flujo sigue apoyando ambos tipos de activos en lo que va de año y habrá tensiones por delante con total seguridad, de ahí que el requisito sea duraciones muy cortas.

Además, los bonos convertibles han tenido un buen desempeño al estar totalmente vinculados a la evolución de las bolsas, pero seguirán muy correlacionados, por lo que, como en todo lo que tenga un componente de renta fija, requiere de mucho análisis y buena selección. •

Renta Variable

La renta variable en EEUU está cara, los múltiplos son caros, y los niveles de beneficios en general son difícilmente sostenibles a largo plazo. Los inversores institucionales en EEUU llevan neutrales desde finales de enero, dejando subir al mercado por el flujo de las manos débiles pero sin comprar más, veremos si cambian su posicionamiento en las próximas semanas o meses en uno u otro sentido.

Desde luego, si en EEUU bajan los impuestos y reducen regulación mejorarán los beneficios en general aunque ya está metido en precio parcialmente el escenario más optimista y el consenso espera mejoras de beneficios por acción superiores al 10% este año. Demasiado optimista en mi opinión porque el impacto de la bajada de impuestos que descuentan no será aplicable al año completo y el nivel de incertidumbre política y económica merece un descuento por prima de riesgo desde precios tan altos.

Marine Le Pen. (Foto: AFP)

La renta variable en Europa estará condicionada fuertemente por las negociaciones del Brexit y el resto de citas electorales, que mantendrán los flujos especulativos actuales, pero esta incertidumbre hace que no compre el inversor más institucional y de largo plazo hasta que se aclare la situación política.

Está más barata la bolsa europea que la de EEUU en términos relativos, pero tiene sentido un descuento si tenemos en cuenta los riesgos políticos. Recordemos que siempre ha estado muy correlacionada en las caídas de precios con la norteamericana. Y respecto de los beneficios ídem, el consenso espera subidas superiores al 10% y pienso que si todo va bien podrá ser de un 6% porque se mantienen riesgos a la baja para el segundo semestre.

La renta variable de Japón creo que solo es una opción con la divisa cubierta. Si siguen devaluando el yen, la renta variable compensará el efecto de la divisa, como en los últimos meses. La incertidumbre de la economía japonesa y el grado de impacto que tiene la situación en China sobre ella, no la hace especialmente atractiva, a pesar de que se prevean mejoras en los beneficios por acción también superiores al 10%.

Los mercados de renta variable emergentes más baratos que los desarrollados, en episodios de fuerte corrección de los precios son una buena apuesta estructural. En ellos si es posible obtener beneficios de doble dígito a largo plazo, con el permiso de China a corto y medio plazo. Es muy interesante analizar la aportación de beneficios por país y sector que vemos en el gráfico siguiente:

Finalmente, las inversiones sectoriales seguirán siendo las de mejor comportamiento (siempre que se acierte con el sector claro está), pero compaginando el posicionamiento cíclico con el defensivo para tener mejor rentabilidad/riesgo en los momentos de volatilidad.

De los que se espera mejor comportamiento de los beneficios son: el sector energético, el de materiales, tecnología, financiero y consumo discrecional.  Los que peor comportamiento tendrán son el sector eléctrico, telecomunicaciones, industria y consumo básico. De momento ha comenzado el año con una caída fuerte del sector energético, que tácticamente puede suponer una oportunidad muy buena de entrada.

El sector de minería y especialmente el de oro y plata, también tienen perspectivas sólidas de mejora tras el fortísimo ajuste de balances de los últimos años. De momento el dinero está entrando con fuerza en el sector financiero y materiales, aunque tecnología, energía, industriales y telecomunicaciones en EEUU, también han registrado entradas a tener en cuenta en los últimos meses.

Materias primas

Respecto de las materias primas, los precios del petróleo seguirán teniendo una fuerte base en torno a los 45 dólares por barril. El oro y el resto de los metales preciosos, tras corrección de los últimos meses, son una alternativa interesante para ir acumulando posiciones a la espera de aumentos de volatilidad a partir del segundo semestre de este año.

El resto de metales industriales parece que han formado un suelo en los precios durante los últimos años de cara al largo plazo, pero su tendencia es al estancamiento hasta que se aclaren las sombras que se ciernen sobre la economía china y sobre el comercio mundial, amenazado por una espiral proteccionista. El cobre puede ser una inversión a largo plazo estructural debido a la escasez de oferta y a las necesidades a largo plazo que hacen prever una demanda sostenible y al alza.