Economía

Enfermedades que podrían garantizar una pensión por incapacidad: revisa la lista completa y actualizada

La pensión por incapacidad es un derecho vital para aquellos trabajadores que, debido a una enfermedad o lesión, se ven imposibilitados para continuar con su labor de manera permanente. Este tipo de pensión, gestionada por la Seguridad Social, ofrece un apoyo económico que resulta esencial para los afectados para poder tener una calidad de vida digna, pese a no poder desempeñar sus funciones laborales habituales. Pero este tipo de pensión es crucial no sólo por el alivio económico que ofrece, sino también por el reconocimiento de la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran quienes la reciben, reconociendo la seriedad de las condiciones de salud que les impiden trabajar.

Para acceder a una pensión por incapacidad, es fundamental que el trabajador haya sido previamente diagnosticado con una enfermedad o lesión que se considere incapacitante según los criterios médicos y legales establecidos. El proceso comienza generalmente con una baja por incapacidad temporal, que es la etapa inicial en la que un trabajador se encuentra impedido para trabajar por un tiempo determinado. Durante esta fase, se recibe atención médica especializada, y en muchos casos, se espera una mejoría que permita que la persona se pueda reincorporar al trabajo. Sin embargo, cuando la condición se prolonga o agrava, la baja temporal puede derivar en una incapacidad permanente, lo que abre la puerta a la solicitud de una pensión. Es importante mencionar que no existe un listado oficial de enfermedades que garantizan automáticamente la pensión  por incapacidad, pero sí hay algunas que, por su naturaleza, tienen una mayor probabilidad de ser reconocidas como causantes de la incapacidad.

Enfermedades que te garantizan una pensión por incapacidad

A continuación, exploraremos en detalle las enfermedades más comunes que, según los expertos, podrían dar derecho a una pensión por incapacidad permanente. Este listado, aunque no oficial, está basado en la experiencia de médicos y abogados especializados en el ámbito de la incapacidad laboral, y puede ser una guía para aquellos que buscan entender si su condición de salud podría calificarlos para recibir este importante beneficio.

¿Qué es la incapacidad permanente?

Debemos señalar antes de conocer el listado, que la incapacidad temporal es una situación en la que un trabajador se encuentra imposibilitado para realizar su labor habitual de manera temporal debido a una enfermedad o lesión. Durante este período, el trabajador recibe una prestación económica que le ayuda a compensar la pérdida de ingresos que supone no poder trabajar. Para ser elegible para esta prestación, es necesario cumplir con ciertos requisitos, como haber cotizado al menos 180 días en los cinco años anteriores a la fecha de la baja, en caso de enfermedad común. Si la incapacidad se debe a un accidente laboral o a una enfermedad profesional, no se requiere un periodo mínimo de cotización.

Es importante destacar que la incapacidad temporal tiene un carácter transitorio. Su duración puede variar según la evolución de la enfermedad o lesión, pero generalmente no puede exceder los dos años. Durante este tiempo, el trabajador tiene derecho a recibir atención médica y, al final del periodo, se espera que reciba el alta médica para reincorporarse a su trabajo. Sin embargo, si la recuperación no es posible y la incapacidad persiste, se puede considerar la transición a una incapacidad permanente, momento en el que se puede solicitar una pensión.

El reconocimiento de una pensión por incapacidad permanente no es automático ni sencillo, pero existen ciertas enfermedades que, debido a su severidad y su impacto en la capacidad para trabajar, suelen ser más propensas a ser reconocidas como causantes de incapacidad permanente. Aunque no existe un listado oficial, los expertos en derecho laboral y en medicina han identificado varias patologías que, con mayor frecuencia, resultan en la concesión de esta pensión.

Y entre las enfermedades que tienen más probabilidad de dar lugar a una pensión por incapacidad permanente, se encuentran las enfermedades degenerativas, que son aquellas que progresan de manera irreversible con el tiempo. Estas incluyen:

Por otro, lado, las enfermedades que afectan al corazón y al sistema circulatorio también son comúnmente reconocidas como causantes de incapacidad. Algunas de las más frecuentes son:

Los trastornos mentales también pueden ser motivo para el reconocimiento de una incapacidad permanente, especialmente si son severos y crónicos:

Las enfermedades autoinmunes y crónicas, que requieren tratamientos constantes y pueden causar un deterioro progresivo de la salud, también están en la lista:

Otras enfermedades que pueden hacer que te otorguen una incapacidad permanente son:

Cómo solicitar la pensión por incapacidad permanente

Solicitar una pensión por incapacidad permanente es un proceso que requiere varios pasos y una cuidadosa preparación. En primer lugar, es esencial contar con un informe médico detallado que describa la enfermedad y cómo afecta la capacidad para trabajar. Este informe debe ser emitido por un especialista y debe incluir un pronóstico claro que justifique la incapacidad permanente.

Una vez que se tiene el informe médico, el trabajador debe presentar una solicitud ante la Seguridad Social. Este trámite puede hacerse en persona o a través de la página web de la Seguridad Social. Es recomendable contar con la asistencia de un abogado especializado en incapacidades, ya que el proceso puede ser complejo y cualquier error podría retrasar o incluso impedir la concesión de la pensión.

La Seguridad Social evaluará la solicitud y, en la mayoría de los casos, requerirá que el trabajador pase por un tribunal médico. Este tribunal está compuesto por especialistas que revisarán el expediente médico y pueden realizar un examen físico al solicitante. Su objetivo es determinar si la enfermedad o lesión justifica una incapacidad permanente. Si el tribunal aprueba la solicitud, se concederá la pensión, que puede ser total o parcial, dependiendo del grado de incapacidad.