El peligroso atractivo de la Bolsa

MAB
Inversores en la Bolsa de Madrid (Foto: GETTY).

La Bolsa puede generar un especial atractivo. El hecho de tener la posibilidad de ganar dinero sin un esfuerzo importante, la emoción de invertir y estar atento a la evolución de las acciones, el estar pendiente de aquellas noticias que surgen y que pueden generar cambios en el mercado bursátil… Todo ello puede llevar a muchas personas a probar suerte y realizar determinadas inversiones.

Muchas veces estas se realizan a partir de la lectura de consejos que se leen en la prensa económica o generalista o de artículos que publican brókeres o inversores. En el peor de los casos, las inversiones se inician a partir de “corazonadas” o “presentimientos”. Además, el hecho de poder realizar la aportación de forma rápida desde casa delante de un ordenador puede facilitar comportamientos de este tipo.

Ahora bien, hay que tener en cuenta que toda inversión bursátil conlleva un riesgo, que es muy complicado conseguir beneficios y que se corre el peligro de perder importantes sumas de dinero.

¿Qué se recomienda antes de invertir en Bolsa?

Dados los riesgos antes expuestos, antes que una persona decida realizar una inversión en bolsa, se recomienda lo siguiente:

· Consultar fuentes fiables: Antes de poner el dinero en las acciones de una empresa, es importantísimo informarse y recabar el máximo de información posible sobre la empresa sobre la cual se va a invertir. Es complicado que una persona con una determinada actividad pueda tener conocimientos sobre finanzas o economía. Por lo tanto, es recomendable dejarse asesorar por expertos. Así no se consigue la total seguridad de la inversión, pero sí se reducen los riesgos de tomar una decisión errónea.

· Practicar antes de invertir: Existen distintos simuladores que replican el comportamiento de una determinada cartera adquirida. Puede servir para conocer los propios mecanismos del funcionamiento bursátil, comprobar cuáles son las fuentes de información más fiables y tener una primera idea de las rentabilidades que se podrían conseguir. Ahora bien, hay que tener muy claro que rentabilidades pasadas no suponen rentabilidades futuras.

· Tomar conciencia de los riesgos: En ningún caso existirá la total seguridad y certeza que la inversión será exitosa y se conseguirán beneficios de la inversión, ni tan siquiera si se consulta a un experto. El futuro es imposible de predecir con una seguridad del 100% y, además, en el contexto económico y empresarial pueden suceder diferentes hechos y cambios que provoquen cambios respecto aquello que se había estudiado y creído en un inicio.

· No invertir grandes cantidades en un inicio: Antes de jugarse grandes cantidades de dinero, se recomienda empezar por invertir poco dinero y, en caso que las inversiones funcionen a un buen ritmo, aportar más capital. Es una forma de disminuir unas posibles pérdidas causadas por la inexperiencia de la primera vez.

· Tener en cuenta el largo plazo: No hay que obsesionarse con estar cada día mirando la evolución de las acciones. Hay que pensar que este tipo de inversiones se acostumbran a pensar en un largo plazo, no para obtener grandes beneficios a corto plazo. Además, hay que tener en cuenta que hay diferentes gastos de mantenimiento y comisiones de entrada y salida que cobran las entidades gestoras. A cambio, se recibirán los dividendos (en caso que la empresa obtenga beneficios).

· No dejarse llevar por simples presentimientos: No hay que dejarse llevar por excesivas alegrías por el simple hecho de ver una determinada noticia que nos pueda llevar a pensar que la evolución de la empresa será especialmente buena.

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